✨ Vivir felices.

29 3 0
                                    

—¿Hasta cuándo vas a dejar que te toquen así?— Jungkook preguntó con molestia.

—Siempre tomo mi distancia, tú lo has visto.— Jimin soltó un leve suspiro . —Tu te quejas demasiado, y tú eres uno de los primeros que toca a los demás.

Ambos se miraron unos cortos instantes, sabían perfectamente que los tocamientos jamás se irían, ya que eran parte de su día a día.

—Jimin...— Jungkook lo llamó.

—¿Qué?— Contestó el mencionado.

—Debemos parar ya.— Jungkook mustio con cierta molestia.

—Sabes que no podemos.— Jimin se encogió levemente de hombros. —Vivimos de ese modo, lo sabes.

—No lo tolero.— Jungkook susurró con molestia, mientras miraba a su derecha.

Aunque ambos sabían que eso no acabaría pronto, tenían que ser fuertes y aguantar. A nadie le gustaría que se revelará lo evidente.

—Jungkook, tú tocas el cuerpo de todos.— Jimin sacudió su mano derecha, tratando de restarle importancia. —¿Crees que a mí no me molesta?

Jimin sabía a la perfección que su compañero era celoso, aunque no fueran nada todavía tenían un estrecho lazo que todo mundo podía ver desde lejos. Ellos se querían y no como familia. Jungkook entendía que no podía tocar más allá a Jimin, por el simple hecho de que eran hombres para nada homosexuales. Aunque se lo plantean miles de veces debía dejar de lado todo sentimiento de atracción.

Pero ¿Cómo hacerlo? Si en el fondo ambos se gustaban demasiado.

Separar los sentimientos no era algo fácil, convivían todo el tiempo e incluso dormían juntos y el abrazarse por las noches era lo único que los mantenía a salvo de no caer en la locura.

—El tiempo es un cruel enemigo.— Comentó Jimin, mientras se levantaba de su asiento.

—Lo se.— Jungkook no tenía de otra y muy en el fondo se lamentaba no poder darle lo que Jimin se merecía.

Porque sí, querían estar juntos de todas las maneras posibles, pero no sé podía. Tener la vida de un ídol no era para nada fácil, tener compañeros en la misma situación causaba mucha tristeza así no lo mencionaran nunca.

—Es hora de irnos.— Jimin miró a Jungkook, con una pequeña y muy triste sonrisa. —Nos están esperando.

Jungkook asintió dándose por vencido. Toda esa situación no se podría cambiar y ambos estaban más que tristes por eso así que se levantó también de aquel asiento, para seguir a Jimin. Pronto tendrían una presentación y tenían que estar al cien. Aunque su situación no fuera muy buena, siempre tenían que salir con una sonrisa.

—Jimin...— Jungkook le llamó.

El nombrado paró sus pasos para poder voltear, su mayor se veía mal y aunque no le gustará no podía ayudarlo como realmente quisiera. Así que lo miro esperando a qué hablara.

Jungkook se acercó a Jimin con lentitud, con cada paso que daba, más se daba cuenta que debían estar bien y respetar las circunstancias actuales. Así fueran otras personas en el escenario, ellos en secreto sabían lo que realmente eran y sentían.

Al estar frente a Jimin, Jungkook sonrió un poco, levantó sus manos y las colocó en las mejillas ajenas, notando así el calor que desprendían. Se acercó más y al final colocó un suave y tierno beso en la frente de Jimin.

Quería que supiera lo mucho que lo adoraba, intentando transmitir eso que no podía decirle libremente.

Jimin por su parte cerró los ojos mientras disfrutaba de ese leve contacto, sabía que Jungkook era de pocas palabras, le costaba expresarse y más cuando eran temas sensibles. Desde que se conocieron existió ese algo inexplicable, ambos sintieron esa pequeña chispa que hasta el día de hoy, no se ha apagado con nada. Por más de que fueran diferentes con los demás, siempre iban a regresar a dónde se sentían mejor.

Para Jimin, era su protección y calidez.

Mientras que para Jungkook, era su hogar y tranquilidad.

Ambos se sentían como en casa, cada que estaban juntos. Sabían que esa chispa se incrementaba con el paso de las horas, días, meses y años. Era la mejor sensación del mundo, solo que a la vista de aquellos que los apoyaban solo eran un fanservice que debían mantener por el bien de toda su popularidad.

Si tan solo supieran que todo eso era real, aquellas sonrisas no eran planeadas, ni los celos que Jungkook sentía cada que uno de los miembros tocaba a su Jimin. Ellos realmente sentían cosas increíbles , pero como todo debía mantenerse en secreto y era muy triste, porque el amor entre dos hombres en Corea, no era bien visto.

Y sí, la industria por completo los tenía bajo un régimen increíble, dónde solo se permitía y era bien vista la heterosexual. Un mundo cruel para personas del mismo sexo que se querían con locura.

—Debemos irnos.— entre murmullos y sin alejarse de esa frente que tantas veces deseó besar, le dijo.

—Solo un poco más.— Jimin, no quería que ese momento se terminará, estaban solos en el lugar mientras que los demás chicos estaban afuera esperándolos. —Necesito esto.— casi suplicó cuando Jungkook hizo ademán de moverse. —Quisiera que fuéramos otras personas.— dejó salir aquellos sentimientos que temía expresar.

Sabía que Jungkook jamás lo juzgaría, por el simple hecho de que sentía lo mismo, solo que era tan difícil aparentar no ser nada frente a su público, cuando en realidad y en la oscuridad de su habitación, lo eran absolutamente todo.

—Si fuéramos diferentes, quizá nuestros caminos jamás se hubieran cruzado.— alejo sus labios de aquella frente para luego mirar toda esa carita que tanto le gustaba. —El destino es cruel con quienes se aman de verdad.— sonrió con tristeza.

No había querido decirle esas palabras en ese lugar, porque sabía que Jimin se merecía mucho más que todo eso, sin embargo, ahora que estaban abriendo su corazón de esa manera, le pareció buena idea. Ya que no soportaba ver cómo todos aparentaban ser felices en el amor cuando no lo eran.

—Mi destino te ama y habría puesto de su parte para encontrarte en cualquier lugar del mundo.— Jimin abrió los ojos después de haber elegido sus palabras con mucho cuidado.

Y Jungkook sonrió feliz por aquello, aunque la situación en ese momento fuera estresante, no pudo evitar sentir que ya tenía el mundo en sus manos, pero como todo, debían continuar.

—Esta noche, hay que fugarnos.— lo invito y a sabiendas que no podrían en realidad.

Jimin asintió con la más bonita sonrisa, querer ser más que unos ídolos le daba la fuerza necesaria para correr en contra de los estándares que mantenía Corea, claro que se escaparía con su Jungkook. Quería darle más sentido a su vida, así que con alegría levantó sus brazos y se colgó del cuello contrario, escuchando el quejido por su peso.

Ya nada más importaba, en ese preciso momento solo eran ellos dos contra todo el mundo.

—Chicos.— llamó Jin.

Pero como todo, tenía su fin. Y el suyo era aquella presentación que les darían a sus fans, les regalarían muchas sonrisas, recuerdos y sobre todo la verdad de que se amaban y que iban a retirarse para ser felices muy lejos.

Podía sonar egoísta, pero a ellos no les importaba, solo esperaban que sus amigos los apoyarán como siempre, que levantarán la voz junto con ellos para que todos sean felices con quién más querían.

BTS, jamás desaparecería, porque siempre estarían en cada corazón de todos esos fans que siempre los apoyaron y amaron con todo su corazón. Jungkook y Jimin lo sabían, así que con una sonrisa dirigida hacia Jin decidieron que era el final de todo después de varios años juntos como una familia.

Tan delicado como fuerte, así era el amor entre Jungkook y Jimin, sin embargo, el destino siempre tenía un plan para que todos vivieran ese felices por siempre, que buscaron, desde el momento en que supieron que se querían con locura.

Y sí, puede que los corazones de sus fans se dividan, pero ahora debían afrontar la decisión que tomaron o mejor dicho, su nueva realidad. No todo en la vida era color de rosa, pero Jungkook y Jimin decidieron optar por buscar un nuevo color para su próxima y próspera buena vida, que tanto habían esperado con muchas ansias.

El nuevo color del amor | KookMin [OS]✓ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora