Dulce venganza

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Habías días en que notaba que Delta se contradecía en algunas historias, cosa que le hizo poner atención en los discursos que daba o en las conversaciones telefónicas que tenía, se burlaba de las situaciones pasadas, alardeando de sentir lastima por aquellas personas. Para Sarada dejaba de ser gracioso, se cuestionaba a sí misma sobre su posición y a donde la llevarían las actividades que estaba realizando, sabía que eran dinámicas que le causaban ruido, no estaba del todo contenta con ellas.

Boruto se había metido en la tranquilidad que de alguna manera le brindaba el juego y dudaba de cuáles eran sus razones.

—Háblame de Mr. J—Eso sobresalto a Delta, la tomó desprevenida—Te siguen llegando rosas de él ¿No es así?

—Mmm realmente es un fastidió, ¿Cien rosas? ¿Cree que valgo solo eso? —Dijo acompañada de una risa burlona—Pensé que todos nuestros años significaban más, ¿Sabes? Estuve para él, ayudándolo, apoyándolo en su carrera gamer, crecí junto con él hasta que alcanzo la gloria, cuando hacia sus transmisiones estaba ahí, apoyándole, desvelándome junto a él, aguante los comentarios de las fanáticas, aguante sus putas salidas de patrocinadores, le conseguí seguidores, yo hice su carrera ¿Y dónde estaba mi reconocimiento? En ser la puta novia de alguien

—¿Y dónde quedó eso de la violencia?—Le preguntó

—Se llama violencia simbólica reina, remitirme a un espacio estereotipado y prejuicioso donde solo soy el rostro de la novia de alguien famoso—Mencionó, tomando la otra mano de Sarada—¡De verdad en otra maldita vida pude ser esa gran emprendedora, Delta Nails! ¡Mira este trabajo! D-i-v-i-n-o-

—Tal vez deberías serlo

—No tengo la necesidad de hacerlo, ¿Mis padres? ¿Crees lo que tolerarían? Bueno, realmente no esperan mucho de mí

—¿No?

—¡No! Cuando entre a la universidad me dijeron ¿Cómo por? Tipo, reina, tu no ocupas ser lista, ocupas ser famosa, el rostro de alguna reconocida marca

Sarada soltó una risita que incomodo a Delta—¿De verdad? ¿Solo te veían como un rostro lindo?

—no sabes cuanta presión hay en eso—Mencionó Delta—Toda mi infancia estuvo llena de atenciones entorno al cuidado de la piel, si iban a reconocer a mis grandes padres artistas sería por la belleza de su hija—Le señaló la gran foto de una muñeca—Soy yo

—¿¡Que!? No te pases, pensé que era una de esas muñecas—Delta negó—pero—Nuevamente negó

—Pase con esos vestidos horrendos la peor infancia, concursos, tratamientos, faciales, depilaciones dolorosas y al principio lo veía como oh wow, sí, quiero todo eso, porque todo eso es lo que las niñas quieren a lo máximo que podemos aspirar, a la perfección, una depilación completa, una piel perfecta, uñas estilizadas, el cabello largo, los pómulos altos, el cuerpo trabajado, una liposucción, todo, wow, pero es una mi-er-da, quien, como tú, que aún puedes decidir depilarte o no

—Es una mier/da—Dijo, observando sus uñas, ella ya había atravesado por toda la mie-rda de la pubertad y las inseguridades todavía quedaban, se preguntaba entonces ¿Qué inseguridades tendría Delta?—Debiste tener cero complejos

Soltó una carcajada—Tanta perfección te vuelve crazy, para mí never enough. Me volví la cara de un maquillaje conocido, y ahora tengo todos esos productos echándose a perder porque no son para mi tipo de piel, pero mi contrato me impide utilizar otros, me volví el cuerpo de otra marca de ropa y odio como se me ve. Estar en ese mundo, es para personas que sobreviven, un mundo hostil en el que no querrás estar pequeña saltamontes—Le mencionó dejando finalmente sus uñas—Tienes todo y a la vez nada, el vacío, aunque este medio lleno con nada se cubre

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