• Lenguaje explícito, se recomienda discreción.•Parte única.
• Lucerys x oc.
≫ ──── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ──── ≪
"Estar contigo, eso es todo lo que quiero."
Lucerys acomodaba sus lentes Gucci arriba de su cabeza con lentitud mientras que en la otra mano llevaba su café de Starbucks. Sus guardaespaldas lo seguían con las miles de bolsas de sus compras de ese día, resaltaban marcas de lujo de joyería, ropa, y sobre todo ropa interior. Sus zapatos de tacón resonaban un poco mientras llegaba a la entrada principal de su hogar luego de bajarse de su auto. Una casa enorme y lujosa rodeada por seguridad y zonas verdes en un barrio lo suficiente bueno al norte de la cuidad. Una casa de ensueño que cualquier persona desearía, la más grande de su conjunto privado, casi un palacio.
Las mucamas lo esperan afuera como el siempre solicita cuando va de compras, en especial porque aveces se pasa un poquito con la cantidad de bolsas. No se consideraba un adicto a las compras, realmente solo compraba cuando lo veía necesario y esa vez necesitaba con urgencia un par de cosas, aunque las compras necesarias también tuvieron algo de lugar. Las muchachas del servicio miraban todas las bolsas con asombro poco oculto, algunas eran nuevas y aún no se acostumbraban a ver tantas bolsas de lujo juntas.
Los alfas de traje negro están más que acostumbrados, probablemente porque Lucerys utiliza dos camionetas solo para llevar las compras, y ni hablar cuando es una fecha especial, tendrían que utilizar un avión o quizás dos. Aún así tampoco podían comentar nada, el señor de la casa era muy amable y su jefe quizas aún más que él, era un trabajo bastante tranquilo apesar de ser los de seguridad.
—Buenas tardes.— Las saluda Lucerys al verlas en la entrada, apesar de verse como la típica villana de película, Lucerys era dulce y atento.
No era un chico que se creía mejor que los demás por tener dinero, ni trataba a las personas del servicio como basura. De hecho era tan amigable que aveces, cuando estaba aburrido, solía ir a conversar con las señoras de la cocina. Si algo había aprendido Lucerys desde que vivía en esa casa era que esas señoras tenían chismes muy buenos.
Se ganó el cariño rápido de todos en esa casa, era inevitable. Todos entendían porque su esposo se había casado con él, ambas personalidades eran dulces y cariñosas, eran el uno para el otro y su amor se notaba a la distancia. No evitaban verlos con dulzura, no era muy común ver alfas mostrándose tan enamorados como su jefe, quién sin importar si sus mismos socios estuvieran presentes él iba a besarlo, abrazarlo y murmurarle palabras bonitas. No era un bruto que se creía mejor y mas fuerte por ser alfa, era un hombre maravilloso y Lucerys no podía estar mas enamorado de él.
— Mi señor, ¿quiere que acomodemos todas sus compras en su armario?— Pregunta una de las muchachas.
Su armario estaba a reventar, definitivamente debía usar otra habitación de armario. Su esposo siempre se reía sobre como su habitación quedaba un desastre de bolsas mientras su omega iba feliz a mostrarle lo que había comprado. El dinero no era problema, su esposo era dueño de cuatro empresas exitosas y heredero de tres más, cortesía de su padre. Era el único de sus hermanos que manejaba los negocios familiares ya que los demás habían hecho su vida totalmente aparte de los negocios de los hoteles y esas cosas.
Sus cuñados iban a menudo, dos omegas y dos betas, su alfa por supuesto les daba su parte de la herencia y no le molestaba, se podían pudrir en dinero si querían. Sobre todo porque Lucerys también era heredero de una compañía de cruceros, aunque en ese instante su abuelo seguía vivo, así que solo recibía una maravillosa cantidad cada mes. El dinero y el amor no era algo que le faltará a Lucerys, sobre todo la felicidad, él era feliz junto a su esposo.
ESTÁS LEYENDO
𝙍𝙞𝙘𝙝 𝙗𝙤𝙮 | 𝘓𝘶𝘤𝘦𝘳𝘺𝘴 𝘝𝘦𝘭𝘢𝘳𝘺𝘰𝘯
FanfictionLucerys Velaryon tiene una vida de ensueño, joyas, lujos, autos; pero sobre todo el amor de su esposo, su más grande riqueza. Una vida que cualquiera desearía, un esposo que cualquiera mataría por tener; su vida era tan perfecta como él, como la bel...