Capítulo 6; Aurora

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Ir a correr nunca ha sido lo mío, pero no podía dejar de dar vueltas en la cama.

Correr me ayuda a liberar la mente de preocupaciones y centrarme en mi respiración, en mis zapatillas chocando contra el suelo y el ritmo incesante de mi corazón.

Me siento en paz y concentrada mientras el sol empieza a salir.

He visto fotos de Matthew con una chica. Ambos estaban paseando y sonriendo. ¿Quién es? ¿Por qué no me ha hablado de ella? ¿Ya no confía en mí?

Me arrepiento todos los días de haberme acostado con él. Lo hice porque quería, pero quizás debería haber pensado en las consecuencias. Él tampoco lo hizo, claro.

Los recuerdos de esa noche pasan por mi cabeza más a menudo de lo que deseo. Su gran cuerpo encima del mío y sus caderas chocando contra mí.

— ¡Eh, tú!

Frunzo el ceño y aminoro la velocidad para mirar a mi alrededor para ver si es a mí, que probablemente lo sea porque no hay mucha gente por aquí.

Me paro y me giro cuando veo que alguien me está señalando desde atrás.

Oh mierda, Diego West.

Me vuelvo a girar y corro como si el diablo me persiguiese. Miro hacia atrás y chillo cuando veo que él me sigue.

Esquivo a varias personas que van caminando por el paseo marítimo y sé que no tengo escapatoria. Tiene las piernas más largas que yo y, por ende, sus zancadas son más grandes, por lo que no va a tardar en alcanzarme.

Me meto en la playa, porque por la arena es más difícil correr y le costará más trabajo llegar a mí. Sé que es una mala idea en el momento en el que pongo un pie en ella, porque aparte de que no puedo correr bien yo tampoco, le doy a Diego la oportunidad que estaba esperanzo.

El imbécil me hace un placaje.

No voy a decir que no me lo merezco, pero maldigo y me quejo cuando su gran cuerpo pesado cae sobre el mío. Caer en la arena es doloroso y me hago daño.

Le doy un codazo y él se queja. Es imposible luchar con él. Es puro músculo pesado y estoy empezando a agobiarme.

Se pone encima de mí y aguanta mis muñecas por encima de mi cabeza.

—Diego West —sonrío—, cuanto tiempo.

—Me timaste.

—¿No fue bien la sesión de fotos? —Frunzo mi ceño.

—Me enviaste a un bar gay y nunca apareciste.

Hago una mueca intentando no sonreír porque está muy pero que muy enfadado. Nuestra cita para hablar de trabajo nunca sucedió porque yo decidí enviarlo a un bar gay y nunca aparecí.

Así que, sí, me he merecido el placaje.

—¿Viste los shows de drags queen? Son geniales.

Él aprieta su mandíbula y trago saliva duramente. Mi corazón sigue bombeando con fuerza contra mi pecho. Todo su cuerpo está encima del mío, aplastándome y me mira con odio.

—¿Va todo bien?

Ambos miramos al hombre mayor que se ha acercado a nosotros y miro a Diego. Podría decir que me está acosando o mil cosas más, pero no lo hago.

—Todo va bien, señor —le sonrío.

—Bien...

Mira con los ojos entrecerrados a Diego y este no tarda en soltarme, irguiéndose, pero aún encima de mí. Una vez que el hombre se ha alejado lo suficiente, lo miro.

[Saga West] INEFABLE #2 (ALBA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora