Apariencias PT.1

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Un baño de agua caliente, seguido de una buena sesión de agua fría me refrescó muchísimo. Incluso hasta me sentía más descansado, así que planeaba esperar a que Samantha regresara del trabajo para hablar con ella antes de dormir un poco.
Acabé de secarme el cabello con la toalla, me lo peiné y me hice una pequeña coleta. Me sequé bien el cuerpo y me puse una camiseta sin mangas y unos pantalones cortos de jeans. No encontraba mis sandalias, de modo que no tuve más que ponerme mis Converse negras.
Cuando estaba terminando de ordenar mi maleta, oí el timbre de la puerta de entrada sonar. Dudé que fuera mi hermana, puesto que se suponía que ella tenía la llave de su propia casa.
Salí del cuarto y me dirigí hacia el pequeño hall, la cocina estaba a un lado, así que no me costó encontrarla.

- ¡Build! -llamó mi hermana. Entonces sí era ella quien había llegado recientemente a casa. Crucé a grandes zancadas lo que nos quedaba de distancia y ella me abrazó-. ¡Build, me alegro tanto que estés aquí! ¿Tuviste problemas con el vuelo?
-No, todo en orden. Solo tuve un percance cuando llegué a la casa -dije desviando mi vista a Bible que estaba apoyado sobre el umbral de la puerta-. Pero ya está solucionado.
-Oye, solo cuidaba la casa -se quejó él-. No puedes dejar entrar a cualquiera cuando Hani está durmiendo. Mira si resultabas ser un roba bebés.

Fruncí el ceño. Samantha me abrazó más fuerte y luego de separarse de mí, me sonrió.
Nos dirigimos a la cocina.

-Lo que dijiste hoy, ¿lo decías por Hani? -pregunté algo atontado mientras lo seguía.

Bible se giró y me lanzó una mirada penetrante que combinaba perfectamente con su sonrisa engreída. Eso había resultado bastante vergonzoso, porque estaba seguro que él sabía lo que yo había pensado.
El brillo de sus ojos se podía captar a varios metros. Él estaba ahora con su cadera apoyado en la mesada, tal vez recordando y riéndose de mí el muy bastardo.

-Sí -se encogió de hombros-. ¿Por qué iba a decirlo sino?
-No, por nada -dije y me senté a la mesa. Apoyé los codos sobre la madera.

Samantha sacó unas tazas y unos saquitos de té.

- ¿Quieres té?
-Claro, ya sacaste las tazas.
- ¿Y tú, Bible? -dijo girándose hacia él.
-Seguro, cuñada. Una bebida caliente para un día caliente -dijo y me miró de reojo. No sé de qué colores me puse en ese momento, pero por suerte nadie lo vio. O por lo menos nadie lo hizo hasta que me atraganté con mi maldita saliva.
-Bueno, entonces toma un vaso de leche -lo regañó mi hermana.
-Oye, era solo una broma. Claro que quiero un buen té. Después de que enciendas el aire acondicionado.

Samantha tomó un pequeño control blanco que estaba sobre la mesa y apretó una serie de botones que produjeron algunos pitidos, luego el aire comenzó a enfriarse. Qué linda sensación.
Miré a mi hermana por unos segundos. Se parecía muy poco a mí. Mientras que mi cabello era negro, el de ella era de un castaño claro. Mientras que mis ojos eran negros, los de ella eran verde esmeralda. Había sacado los rasgos de mi madre, mientras que a mí me habían tocado los de mi padre. Y ni siquiera nos asemejábamos en la estatura porque Samantha medía lo normal, cerca del metro 60, y yo casi un metro 70.

-Te ves distinta, Samantha. Bueno, tal vez es porque no te veo hace como tres años. Y la última vez fue vía Skype.
-Tú también cambiaste completamente. Estás hermoso. Vas a tener cientos de pretendientes corriendo detrás de ti en la universidad. Quién nos dice, tal vez encuentres un buen muchacho y te quedes en Londres.

Por un momento me removí en mi asiento y evité contestar. No iba a hablar de eso con mi hermana frente a ese sujeto. Aunque no tenía nada en su contra, tampoco lo conocía suficiente como para que esté allí sentado oyendo la conversación que iba a tener con Samantha.

-Bueno, eso lo veremos- dije restándole importancia al tema-. Solo espero que aquí la carrera de historia sea igual o mejor que la de Bangkok.
-Las universidades inglesas son las mejores -dijo Bible.
- ¿Tú vas a la universidad?-le pregunté.
-No, pero podría volver. Puedo ir contigo si quieres. Como no tienes amigos.

Lo miré arqueando una ceja. Conocía a mi hermana y no me sorprendería saber que le hubiese pedido a alguien que cuidase de mí en la universidad. Ni que fuera un irresponsable que no podía hacer las cosas con juicio.

-No necesito niñeras, gracias. Y tampoco necesito amigos. Voy a la universidad a estudiar, no sé si conoces el término.
-Bible iba a la universidad, era bueno. Muy bueno, de hecho.

Lo miré y él abrió más sus ojos como diciendo «Oye, no es mi culpa ser listo»

- ¿Y por qué lo dejaste?

Estuvo a punto de decir algo, pero luego al parecer lo pensó bien y dijo que serviría el té.
Lo miré extrañado, ¿había dicho algo para ofenderlo? No lo recordaba.

- ¿Dije algo malo? -le pregunté a Samantha.

Ella se giró por unos momentos a mirarlo y luego me sonrió.

-Nada, solo que no está pasando la mejor etapa de su vida.
- ¿A qué te refieres?
-Ya te enterarás.

Bible sirvió las tazas de té y yo decidí que me llevaría la mía al cuarto. El cansancio me cayó en los hombros, así que expliqué a mi hermana que iría a dormir. Me dijo que estaba bien, que descansara porque Venice llegaba de la escuela a las cinco y seguramente querría verme.

-Claro, estaré despierto a esa hora -dije levantándome de la mesa-. Los veo más tarde.

Dormí unas cuantas horas, pero me desperté cuando oí que alguien hablaba bastante alto en la habitación contigua a la mía.
Me levanté despacio y salí del cuarto intentando hacer el menor ruido posible. La que hablaba era mi hermana, y la segunda persona era Bible. Podía distinguir claramente sus voces.

-Sí, lo sé. No acercarme a él con ninguna intención -dijo él con un tono cansado en su voz-. Lo dices como si fuera un acosador, Samantha- acabó diciendo enojado.
-Bible, lo hago por ambos. Por ti..., bueno, tú sabes. Y por él.

Silencio.

-Claro.

Más silencio.

-Bible, sabes que eres un muchacho apuesto. Y ese es el peor peligro que hay en tu vida. No quiero que mi hermano sufra por enamorarse de ti.
-Entiendo -dijo él-. Sé que incluso si llegase a convertirse en mi amigo romperé su corazón. Como siempre rompo el de todos.

¿De qué rayos estaban hablando? ¿Y por qué hablaban de mí así? Yo no tenía intención alguna de enamorarme de él ni de ser su amigo, por más amable que pudiera resultar.

-No es eso, Bible. Es lo mejor que podemos hacer.
-Lo mejor que puedo hacer es volver a mi apartamento.
-Jon no quiere y debes obedecerle.
- ¡Aquí y allí es el mismo infierno, Sammy! A fin de cuentas... -suspiró sonoramente-. A fin de cuentas nunca he tenido tanto miedo de tener amigos. De hecho, hace demasiado tiempo que no voy a Calle Inter.
-Así es mejor. Ese lugar no era para ti.
-Ese lugar era mi mundo, lo único que tenía -gritó a medias voces.
-Pero ya no. Has cambiado, Bible. Eres un buen muchacho.
-Lo sé, y honestamente, eso es lo que más odio de mí.

Se quedaron en silencio un instante y cuando oí el ruido del picaporte girando, me metí rápidamente en mi habitación y me quedé allí pensando de qué rayos estaban hablando.

MI DULCE DESTRUCCIÓN [BibleBuild]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora