Capitulo 19

3.5K 184 8
                                    

Alexander

Entro en la cocina y ahí está Khristeen, metiendo una bandeja en el horno. Su cabello cae suavemente sobre sus hombros, y el aroma de la comida que está preparando llena la habitación.

Camino silenciosamente hacia ella, envolviendo mis brazos alrededor de ella desde atrás. Ella se sobresalta un poco, sorprendida, pero luego se relaja en mis brazos. Le doy un beso en el cuello y ella se ríe suavemente.

—Se ve delicioso. ¿Qué es? —pregunto, mirando la bandeja que Khristeen acaba de meter en el horno.

—Es lasagna —en los últimos días, ella ha sido quien cocina. Lionetta está en reposo debido a su enfermedad, y Khristeen ha asumido la responsabilidad de preparar las comidas—. Espero que esté rica

No puedo evitar reírme. Khristeen siempre es modesta con sus habilidades culinarias, pero la verdad es que es una cocinera increíble. Cada plato que prepara es una delicia y siempre me sorprende gratamente con su talento en la cocina.

—Estoy seguro de que estará delicioso, como siempre.

Agarro sus caderas y la giro hacia mí, mirándola a los ojos. Hay algo en su mirada que siempre me calma, una especie de tranquilidad que parece emanar de ella. Me inclino y la beso suavemente al principio, pero luego con más intensidad.

En los últimos días, siento la necesidad de estar cerca de ella, quizás por todo lo que está sucediendo o simplemente porque anhelo su compañía más que nunca.

De repente, Anthony aparece en la entrada de la cocina con una sonrisa burlona en su rostro.

—Está prohibido cualquier tipo de escena de intimidad en los espacios públicos de la mansión —dice, provocando a Khristeen.

Ella se sobresalta y retrocede, sus mejillas se sonrojan y sus pecas se destacan aún más. Me encanta cómo se ve sin maquillaje, mostrando sus pecas en su rostro.

—Solo fue un beso —respondo, tratando de minimizar el asunto.

—Un beso que parece que podría llevar a algo más, ¿no? —comenta Anthony, con una sonrisa traviesa en su rostro.

—Cállate, idiota —gruño, aunque no puedo evitar sonreír un poco. Anthony siempre tiene la habilidad de sacarme de quicio, pero también de hacerme reír.

Anthony se ríe entre dientes, agarra una manzana del frutero y le da un mordisco.

—¿Y Andrey? —le pregunto. Sé que ha estado de viaje, pero se supone que ya ha regresado.

—Fue a buscar a Alice —responde Anthony, masticando su manzana.

—¿Tardarán mucho? Esto ya estará listo —dice Khristeen, mirando el horno.

—Ya deberían estar llegando —responde Anthony—. Pero si Alice tiene ganas de recorrer todas las tiendas de la ciudad, Andrey la llevará. Esa niña se vuelve cada vez más manipuladora.

Suspiro, sabiendo que Alice puede ser un poco difícil de manejar a veces.

—Andrey y tú no le ponen límites —digo, frunciendo el ceño, y él pone los ojos en blanco.

—Eres su padre, tú deberías ser quien le ponga límites, no nosotros —responde Anthony, con una sonrisa burlona en su rostro.

Sacudo la cabeza. Pero antes de que pueda articular una palabra, el teléfono de Khristeen interrumpe el silencio con su estridente timbre. Ella lo toma apresuradamente, y en cuestión de segundos, su expresión pasa de sorpresa a profunda preocupación.

—¿Qué ha pasado? —pregunta, su voz temblando ligeramente.

No logro escuchar la respuesta del otro lado de la línea, pero puedo ver claramente cómo Khristeen frunce el ceño, su rostro palideciendo con cada palabra que escucha.

—Luca, ¿qué ha sucedido? —insiste, su voz quebrándose en un hilo de angustia—. Pero... no, Luca, hablé con él esta mañana. Él me aseguró que estaba bien... no... no puede ser. Estaba bien.

Con un gesto de desesperación, Khristeen cuelga la llamada y se deja caer al suelo, su rostro reflejando una mezcla de shock y desolación. Sin pensarlo dos veces, me apresuro hacia ella, arrodillándome a su lado.

—Khristeen, ¿qué está pasando? ¿Qué te ha dicho Luca? —pregunto con urgencia, tratando de comprender la magnitud de la situación.

—Nada —responde rápidamente, su voz temblorosa y entrecortada. Contiene el aliento, y sus hermosos ojos azules se llenan de lágrimas, reflejando una profunda tristeza y confusión.

—Khristeen, por favor, respira —le suplico, tomando su rostro entre mis manos y obligándola a encontrarse con mi mirada—. Respira. Estoy aquí contigo.

Fear to love [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora