𝑌 𝑂 𝑈 𝑅 𝐴 𝑀 𝑁 𝐸 𝑆 𝐼 𝐴 || "En las noches conmigo recordarás todo, pero durante el día seguirás teniendo amnesia"
Desde que conoció aquella mujer, todo comenzo a cambiar realmente para el, sus animos inestables junto un revoltijo de emoci...
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Estaba postrado sobre la cama dura, teniendo ciertas partes del cuerpo escapándose de las sabanas, apenas su cabeza se movió solo mirando hacia el techo lleno de confusión. En ese momento solo un pensamiento había pasado en esos segundos o minutos que llevaba despierto.
¿Qué había pasado ayer?
Solo podría recordar una sensación tan vergonzosa y cálida cuando aquella chica había tomado su mano, pero después todo se había vuelto borroso y negro.
Era una incógnita que tuvo desde que despertó, preguntándose si aquello había sido totalmente un sueño lo que había ocurrido.
Seven reconocía que no era de pensar mucho y solía ir directamente a la acción, es alguien más práctico a la hora de hacer rápido las cosas, pero también solía detenerse un momento para reflexionar acerca de sus actos, o pensar lo que había ocurrido al final de sus días tanto como así mismo pero no lo hacia durar mucho tiempo antes de caerse dormido. Sin embargo algo lo estaba atormentando y ese era, aquello que ocurrió al final de ese día.
No podía sentir mas que la sensación de que todo fue un sueño. Y seguidamente lo recapitulo de manera resumida; Una chica que lo invito a salir y luego hablara sobre el que es alguien tan guapo e dando todo un verso sobre sus ojos... ¿Cómo iba a ser real aquello?.
Lo más cercano y la conclusión más obvia para el fue que: Todo fue un sueño.
Tuvo que mover sus brazos y seguidamente sus extremidades para refregar sus ojos con sus manos para estar más despierto, lleno de una amargura inexplicable creciente dentro suyo.
Esa teoría era la única explicación lógica de eso; fue un sueño. Y se lo tuvo que mentalizar e suspirar con decepción.
Y su verdadero día comenzaría ahora que estaba despierto, por primera vez, por su propia voluntad, a pleno amanecer, pero no quería estar levantado, le daba cierta pereza.
Esta vez no podía culpar a Dai Bo de haber arruinado su sueño mágico e fantasioso, el mismo se lo arruinó despertándose y solo quedarse con la curiosidad del momento, tanto como la decepción.
Comenzaría primero su día con ir al baño, aunque tenía muchas ganas de seguir durmiendo y esperar una continuación de lo anterior, su cuerpo no lo había obedecido para nada. Las crecientes ganas de hacer sus necesidades con rapidez, el de dormir casi totalmente destapado, tendría que pagar el precio de ello.
El girar de la perilla de la puerta y además de haberse escuchado sonidos de gotas cristalinas constantemente, e los pasos rápidos del único humano de la vivienda, provocó que su compañero, –que seguía aun dormido– se despertara brevemente a esa hora, donde el sol aún no había aparecido en su totalidad y solo viera de reojo, cargando con una gran somnolencia, hacia donde venía el sonido, enderezándose con lentitud para girar su cabeza y ver la puerta que estaba cerca y la única iluminada del hogar.
