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El contador acabo, el reloj marco en cero y los gritos de alegría y adrenalina se escucharon de los grupos contrarios. El corazón de Rubius latía desenfrenado, nervioso y asustado.

Su mirada se deslizó entre su equipo y la tabla de marcadores, sus labios temblaron al soltar el aire contenido en sus pulmones. Sus ojos fijos en la línea roja marcando el equipo perdedor del juego.

Equipo azul ELIMINADO

Escuchaba los sollozos y las palabras de su equipo cansados y agotados, habían visto el resultado. Habían perdido por pocos puntos contra el equipo amarillo, el resto de personas fueron retirados menos ellos.

Los guardias se acercaron y dentro de su impresión, Rubius no se dios cuenta de que a su lado. Quackity se mantenía postrado, su mano se estiró hasta la del castaño apretando el agarre logrando sacar de los pensamientos al mayor.

El alto correspondió al gesto volteando se a ver al pequeño azabache, observando sus melancólicos ojos y el rastro de lágrimas silenciosas en sus mejillas.

—Rubius—

—Estaremos bien pato, no te alejes de mi— el mayor le sonrió con forzada calma.

Los guardias los empujaron hasta los forzaron para arrinconar los, escuchaban las quejas, súplicas y llantos del equipo. Rubius mantenía con firmeza el agarre de su mano con quackity, manteniéndolo cerca de él.

El primer disparo se escuchó dejando sus nervios y adrenalina recorrer su cuerpo.

El segundo cayó y las súplicas no se detenían.

El tercero cayó casi cerca de ellos seguido de otro, y otro.

Solo faltaban cinco...

—En las buenas o en las malas, en cualquier mundo siempre volveremos a coincidir— murmuró el alto para el menor, quackity lo miraba sin intención de despegar sus orbes de él.— te quería patito

—Yo también te quiero...— susurró.

Rubius sonrió y otro disparo se escucho, quackity miro el cuerpo del mayor caer a sus pies. Callo de rodillas mirando en shock el cuerpo sin vida y la mancha se sangre extenderse bajo de él.

El guardia se detuvo frente a él apuntando lo con el arma, sus manos se llenaron al aferrarse al cuerpo de su amado.

—Dejame morir junto a él, por favor...— su cabeza baja y mirada fija en la expresión serena del otro. La sirve sonrisa en los labios ajenos fue lo último que vio antes de que todo se oscureciera.

°•°


Quackity despertó perdido desorientado y asustado, mirando a su alrededor de dio cuenta que estaba en una habitación.

¿Qué mierda había pasado?

Llevo sus manos tocando todo su cuerpo buscando una herida o venda, no había nada. Se sentía confundió y mareado.

Se supone que él... El había muerto. ¿Por qué seguía vivo? ¿¡Por qué mierda estaba vivo?!

Su pecho dolió, pidió morir al lado de él, lo había pedido y lo que hicieron fue hacerlo sufrir dejándolo ver como rubius moría y hacerle creer que el también murió.

Esto no podía estar pasando, esto... No...

Se levanto de la cama mirando la habitación con algo de detalle, no era una habitación de uso comú. La decoración lujosa y elegante lo dejaba claro. ¿Donde estaba?, Pensó; llevo su vista a una de las puertas, tenía que salir de ahí. Antes de poder dar un paso hacia ella, está se abrió y una figura se hizo presencia, vestido de un elegante traje oscuro y una mascara de oso cubierta en lo que parecía ser oro.

—Despertaste patito— una sonrisa se alargó en los labios descubiertos antes de avanzar y adentrarse por completo en la habitación.

Quackity lo miro en shock con su corazón latiendo acelerado aún no creyendo que él esté vivo, que verdaderamente aún este vivo. Rubius quito su máscara y la lanzó a la cama para acercarse y tomar entre sus manos el rostro del chico. Acariciando sus mejillas sonriéndole con suavidad

—Aun no termina pato— rub miro las lágrimas desbordar de sus ojos y el chico se aferró a su cuerpo, llorando.— Estoy bien, ambos lo estamos.—

—¿Cómo? Y-yo te vi... Est-tabas muerto frente a mi—Hablo algo entrecortado por el llanto, rubius sonrió enternecido alejándose un poco para secar sus lágrimas y besar sus labios para calmarlo, beso que quackity correspondió con necesidad, apretando su agarre en el traje del mayor. El azabache se separó respirando algo agitado, mirando a los ojos del castaño con muchas preguntas en su cabeza.— ¿Que paso? Nosotros morimos, ¿Que es esto?—

—Morimos, si. De este juego no se sale a menos de que estés muerto o sea uno de los privados— explicó con calma el castaño, acariciando uno de los mechones del menor.

—¿Privados?— Quackity lo miro sin entender, pero la sonrisa en los labios ajenos le causó escalofríos y nervios, pero lejos de asustarlo muy en el fondo, el ver esa expresión en su novio le encantaba.

—Soy uno de los dueños pato, no me iría de mi propio show sin antes disfrutar de las finales— los orbes esmeralda del mayor se pintaron en rojo brillante.

Esto aún no termina”




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Mini historia de los juegos de Calamardo hdjabdjaksb

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⏰ Última actualización: Oct 14, 2023 ⏰

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