El sonido que provenía de los cielos era lo que había estado esperando desde el momento en que fui enviada a este mundo. Podía escuchar llantos, gritos, incluso los susurros, llenándolo todo. Sin embargo, a pesar de que iniciaría una batalla por conquistar un mundo más, lo único que tenía mi completa atención era Vencre. Solamente él iluminaba la oscuridad que había traído.
La primera vez que lo vi sabía que sería una experiencia única; no conocía su existencia, ni siquiera reconocía su mundo como algo real; tampoco existía la probabilidad de que pudiera verme y aun así estaba ahí mirándome fijamente. Tenía certeza de que el destino no era más que la línea que trazabas con tus acciones, pero fue ese el momento en el que comencé a creer que quizás el destino era algo que ya estaba escrito.
¿Cómo podía negar la existencia de una anomalía cuando estaba frente a mí? ¿Cómo iba a declarar que no me afectaba el que pudiera verme? Sí, al conocerte, por primera vez en mucho tiempo, comencé a sentir mi corazón latir. Era como fuego en mis manos, que en algún punto se encendió sin siquiera percatarme, una ilusión de la que me hubiera gustado no saber, un sueño que quizás habría tenido si tan solo lo pudiera desear. Su mundo y mi mundo eran tan distintos que ninguno de los dos conocía lo mínimo para conversar. Tal vez aquello ya era una señal, un presagio de que si nuestros destinos se cruzaban habría represalias.
Pese al alboroto que mi gente estaba haciendo en tu mundo, yo solamente deseaba protegerte. Temía apagar el fuego que te mantenía vivo; no encontraba palabras para decirte la verdad. Verte desesperado era como si clavaran un igul en mi corazón. Sabía lo que pensabas en ese momento; aunque nunca habías tomado un arma en tu vida, estabas dispuesto a luchar contra algo que ni siquiera conocías.
Desde el momento en que me percate que no quería dejarte ir, comprendí que no deseaba que mi mundo conquistara el tuyo.
ㅡNo puedes solamente ir a Scruns y creer que podrás salvar a la gente de esa ciudad, ¿Acaso estás pensando de manera coherente?
ㅡSi voy o no voy para ti no hace ninguna diferencia ㅡsuspiraste como si aquellas palabras fueran algo que ya habías pronunciado con anterioridadㅡ. No te comprendo Idiaria, tienes el poder de cambiar todo a tu alrededor pero te quedas detrás de una pared sin hacer nada, cuando nos conocimos no esperaba esto de ti.
ㅡLo dices como si fuera fácil. Si hubiera sabido que todo sería así, no habría hablado contigo, Vencre -dije con pesadez, apesar de que mi tono de voz no cambiaba.
Sé que el conocerte hizo que experimentara una adrenalina que logró cautivarme para tomar la iniciativa de estar a tu lado. En aquel entonces sabía que si lo pensaba con detenimiento no hubiera cometido este error, pero haber pasado toda mi vida sin sentir algo que realmente provocara alguna emoción en mí me hacía sentir tan vacía como un enorme agujero sin fondo. Decidí no perder la oportunidad de cambiar el cómo vivía, aún si eso destruía el mundo que conocía.
ㅡ¿Todavía no lo entiendes, Idiaria? Eres invisible porque así lo decidiste. Te he dejado conocer a mis amigos, a mi familia, pero te niegas a ver la realidad; yo simplemente ya no sé qué hacer contigo.
Observaba cómo tomabas tu mochila. Intenté tomar tu brazo para detenerte. Pero por primera vez en el tiempo que te conozco, no fui capaz de tocarte.
ㅡSi te atreves a decir tal blasfemia, no te lo perdonaré. ¿Crees que me gusta que solo tú puedas verme? Esta guerra inició porque tú me ves, Velcre. Si continúas así no podré protegerte; eres lo único que me queda y puedo asegurarte que no deseo perderte.
Estaba consternada con no poder tomar tu mano. ¿Por qué pasaba esto?, ¿Cómo podías observar que ya no era capaz de tocarte y no decir nada? En el fondo de mí empezaba a querer hablar de algo que tú no habrías comprendido.
ㅡIdiaria, siempre has sido egoísta y ya no puedo solamente observarte destruir mi mundo. Si vas o no a mi lado, es tu decisión. Nunca he creído que me proteges. Solamente te he visto esconderte en la invisibilidad que tú creaste.
Tomaste mis manos sin ninguna dificultad; a pesar de que momentos atrás yo no fui capaz de tocarte, ese hecho hizo que quisiera alejarme de ti. Me observaste directamente al rostro, pero no parecías verme a los ojos, ¿por qué evitabas mi mirada?, ¿acaso ocultabas algo?, ¿por qué no eras sincero?
ㅡIdiaria, el conocerte ha sido un milagro para mí. Conocí cosas que no creía que existieran. Soy mejor persona solamente porque tú estuviste a mi lado, pero creo que es momento de alejarnos. Tú misma lo dijiste: que sea el único que pueda verte me hace dudar de mi propia realidad; yo ni siquiera sé qué siento por ti y en este momento no eres tan importante. El mundo está siendo un completo caos, ¿cómo es posible que quieras que me fije en ti?
Cuando pronunciaste esas palabras, pude sentir mi rostro empapado con lágrimas. Era algo nuevo a lo que no sabía cómo llamar una emoción que no había experimentado. Tu voz no era gruesa ni agresiva; era suave, como si temieras que te escuchara. Por eso no comprendía qué era lo que me afectaba de escucharte pronunciar esas palabras. Todavía no era capaz de entender cómo mi existencia era vista por ti, como si tus ojos fueran especiales, aunque realmente no eras más que otro humano del montón.
ㅡAunque llores no harás que cambie de opinión, Idiaria -dijiste con la misma voz suave con la cuál pronunciaste aquellas infames palabras.
Cada vez que pronunciabas mi nombre sentía un temblor recorrer todo mi cuerpo, uno que aún no era capaz de entender. Lo odiaba; soltaste mis manos y por alguna razón sentí que no querías hacerlo, pero aún así no fui capaz de intentar volver a tocarte, de retenerte. Temía a la idea de que nuevamente atravesara tu cuerpo incapaz de tocarte.
Solo pude contemplar tu espalda cuando te marchaste; estaba indecisa si debía seguirte o no. Tú mismo lo habías dicho; mi existencia no era nada para ti, estuviera a tu lado o no, yo no era nada. Pensé por tan solo un microsegundo que el verme tanto te afectó; dañó tu cerebro de tal manera que ya no eres capaz de comprender lo que sucede a tu alrededor, y aún así deseaba disculparme por la manera en que creías que te había hablado; ni siquiera yo era capaz de entenderme.
Mi mundo ni siquiera existía en el tuyo y tu mundo era algo que no debía conocer porque sabía que, en el momento en que mi mundo se hiciera presente en el tuyo, tú desearías matarme. ¿Cómo iba a explicar a mi gente la razón por la cuál no deben tocarte ni un solo cabello? Cuando ni siquiera yo sabía realmente la respuesta.
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Amarte no fue amarme
RandomQuizás observarme a través de dos mundos fue lo que destruyó tu ser, o tal vez solo fue el error de comenzar a verte lo que confundió tu sentir. Fuiste la primera persona que me observo por quién era, fuiste la primera persona que me habló con inte...