Historia de Historias

Capítulo 1

Hay mañanas soleadas, mismas que representan el inicio de una nueva vida, de una nueva etapa, de un nuevo corazón que se abre a las calles de la ciudad, del campo y hasta del universo, sin embargo, aquel alba no regalaba sonrisas ni dulces rayos de sol que alumbraran algún rostro posado en la ventana de su casa o apartamento, puesto que la mañana en que ocurrió, era fría cual invierno y oscura cual prisión... posiblemente ella se sentía así, probablemente ella no era libre, tal vez, solo tal vez, ella no era feliz.
—Si la perfección en el mundo existiera... la vida tendría algún sentido— expresó Paola.

Es curioso el paso de la vida, el ser humano en busca de la perfección sabiendo que esta es imposible de conseguir, los adultos le llaman "cotidianidad", sin embargo, para una alumna de preparatoria, ilusa y estúpida, eso era una "idiotez".
—24 horas serán suficientes para dejar atrás algo que nunca ocupó sentido en mi existencia, la cual, he dejado de merecer.

En el mundo en el que aquella joven trataba de cesar su realidad, ella era de mente brillante, aunque claro, no podía ser de otra manera. Después de años enteros admirando solo lo que tenía frente a su cuerpo y alma, poco a poco se volvió maestra en solo una disciplina; lo que, para ella, en el mundo que tanto deseaba abandonar, tenía sentido; dejando todo lo importante del alma en el olvido. Con ignorancia dentro de sí misma y una mentira que
pasaba como lógica, aquella joven pensaba repetidamente, desde el balcón de su apartamento.

"Nada importa ahora, mire a donde mire no existe ni queda nadie a quien observar, en el exterior, en donde el frío es rey, la gente ríe sin saber de mi existencia, sin importar que pronto moriré junto con la tristeza que llevo dentro. Lo intenté todo, traté de ser diferente, de ser la mejor, de reír, de ser querida... de convertirme en algo, sin embargo, fracasé".

Es curiosa la mente del ser humano, todos saben que van a morir, que dejarán este plano vacío; que lo que hayan hecho en vida, después no tendrá importancia en el mundo. Es cruel la mente al pensar que, al morir, dejará a muchos atrás... es cruel y egoísta al pensar en lo que se pondrá para morir.

Paola se vistió con lentitud y tranquilidad puesto que la ropa que llevaría en el último día de su vida tenía que representar su dignidad, por la forma en la que se vistió, hubiera podido describir mejor su orgullo.
Vestidura de una marca sin nombre, colores que arrancaban la vida de los ojos de cualquiera, partes de piel desnuda que incendiaban pasiones donde no existía chimenea, lápiz labial con una textura plástica y por supuesto, las piernas desnudas para hacer que la figura se notara más. ¿Para quién? Tal vez para aquella que viene cada vez que el hombre se viste de negro y llora frente a las cajas de madera.
La puerta sonó de repente, sin mucha importancia y a la vez ansiedad, Paola corrió para abrirla con un sentimiento de esperanza, posiblemente se sentía sola, probablemente esperaba a alguien o simplemente se trataba de una acción sin voluntad alguna. Una vez abierta la puerta, Paola buscó al sujeto que llamaba, miró a un lado y al otro del pasillo buscando señales de vida, pero no había nadie.

Antes de cerrar la puerta y volver a sus asuntos, divisó un pequeño sobre en el piso, la chica lo levantó y llevó adentro, lo abrió y comenzó a leer su contenido:
"Vendrá cantando cuando menos lo esperes. Aquella figura ideal vestida de negro acechará tus últimos minutos de aliento mortal, solo para despojarlos en un beso eterno, lleno de paz y un olor que se asemejará al fin del mundo. Cuando estés en medio de aquel frágil puente, después de haber decidido morir, te darás cuenta de que la sabiduría no sirve para nada. Que la vida cambia contantemente y que aquello que pensabas que te hacía especial, desaparece contigo. Cuando finalmente abras los ojos, será porque los has cerrado para siempre. 29/02"

Tras leer la carta, Paola permaneció fría, totalmente inmóvil y atemporal, era como si la muerte le hubiera tocado sus finos labios, de alguna manera sentía una sensación familiar con aquel texto, los números escritos le causaban intriga, curiosidad, sensaciones extrañas para alguien que esperaba la muerte; de cualquier forma, decidió resolver la gran incógnita: ¿de quién y por qué?