Todavía me acuerdo de los días en que mis libros eran reconocidos y en realidad se leían. Tengo 32 años, soy soltero, me llamo Luca Gaitán y tengo un severo problema de alcoholismo. Extraño los días en cuando la gente me miraba y admiraba a un gran escritor, realmente espero que ese sentimiento algún día se me valla. Mi mente constantemente me regresa todos estos sentimientos y pensamientos y me hacen sentir mal, ver como yo mismo me fui arruinando a medida que pasaba el tiempo me deprime, algún día espero lograr olvidar todo eso y dejar el pasado atrás.
Mientras me servía un delicioso whisky doble, escuche que alguien golpeaba mi puerta, en ese momento juré estar loco. Yo vivo una vida muy solitaria, la última vez que alguien me visito fue hace dos años cuando mi último libro se dejó de vender. Tomé un trago del whisky y mientras sentía el ardor en mi garganta, escuche otro golpe en la puerta. No lo negaré, estaba emocionado, no podía creer que alguien estaba en la puerta esperando a que le abra para tener una conversación conmigo. Me paré del sillón y caminé hacia la puerta, escuche una voz que decía mi nombre y que por favor los dejara pasar, por el sonido de las voces supuse que eran dos hombres.
Al abrir la puerta inmediatamente supe que algo estaba mal, los hombres venían vestidos todos de negro y tenían guantes. Estaba mareado, escuchaba un eco a mi alrededor como si estuviera en un ascensor, no sabia que estaba pasando, escuchaba el ring que indicaba los pisos que estábamos bajando. Cuando logré abrir los ojos, vi una camioneta blanca, en el costado decía Harb, ahí fue cuando me di cuenta que los hombres de negro no venían a hablar sobre mis libros si no que venían a llevarme a un manicomio. Luego de eso me sentí cansado y decidí dormir.
Cuando desperté me encontraba en una cama, había una cobija en la punta, la tomé y leí: Manicomio Harb. No podía creerlo, escuche un sonido como si una puerta se abría, entró un señor vestido todo de azul y me dijo que un señor me quería hablar. Salí de las cuatro paredes a las que ellos tenían la decencia de llamar un cuarto y pase a un salón grande, en ese salón habían muchos locos, me miraban raro y me asusté. Al pasar este salón llegamos a una oficina, en la puerta decía: Gustavo Harb. Jefe y dueño. Cuando entre a la oficina olía a cigarro viejo y alcohol podrido. Inmediatamente me dieron unas ganas repulsivas de vomitar pero me contuve para escuchar que era lo que este señor me tenía que decir. "Hoy en la mañana recibimos una llamada de una vecina suya, estaba muy preocupada porque según ella usted nunca sale de su hogar, nos dijo que de las pocas veces que lo ha visto siempre ha pensado que esta loco y que debería de recibir ayuda. Por eso esta usted aquí hoy" dijo Harb. Intente decirle que soy un pobre alcohólico sin futuro que nada mas se queda en su casa por deprimido pero me comento que eso era un comentario que solo un loco haría, supongo que me quedare un largo tiempo aquí.
El hombre que me trajo a la oficina me dijo que estaba libro por el día y que si quería podía llevarme a mi cuarto otra vez o que podía quedarme en el salón de juegos. Decidí quedarme en dicho salón ya que sonaba mas divertido que quedarme en mi "cuarto" mirando a la pared y volviéndome loco. Pedí que por favor me dieran un cuaderno y una pluma para que pudiera quedarme con historias y para impedir volverme realmente loco. Unos cinco minutos después llego el señor y me dio lo que le había pedido. Estaba sentado escribiendo las primeras historias que había vivido en este lugar hasta ahora, cuando una niña de unos 30 años se sentó al lado mío, se llamaba Fernanda Martinez ella era muy bonita, me empezó a hablar y me pregunto porque estaba yo aquí. Le conté toda la historia y se rió, tenia la sonrisa mas hermosa que algún día había visto. Le pregunte a ella porque estaba aquí y me dijo que cuando ella tenia catorce años, vivía una vida muy complicada y que se drogaba, una de las tardes que estaba drogada la mamá entro a su cuarto y la vio hablando con el aire como si hubiera una persona ahí, desde ese día esta internada aquí. Me sentí muy mal por ella, literalmente lleva aquí 16 años de su vida.
Me contó varias historias que había vivido ella en el manicomio y me hablo sobre las personas que habían llegado y se habían ido. Cuando me dijo que se habían ido, se refería a que se terminaron matando o muriendo. Nos quedamos hablando unas cuatro horas hasta que era la hora del almuerzo. Nos llevaron a todos a otro salón aun mas grande. Mientras comía la asquerosa comida que nos dieron, me di cuenta que Fernanda estaba sentada con un niño de tal vez 25 años, no lo había visto ni en el salón de juegos ni en el corredor de los "cuartos". Creo que ella noto que la estaba mirando porque me señalo un lugar al lado suyo y me grito que me sentara ahí. Me senté al lado de ella y me dijo que el niño se llamaba Sebastian Gomez, que tenia 27 años y que hacia horas voluntarias en el manicomio. El me contó que eran prácticamente como mejores amigos ya que era la única que estaba dispuesta a hablar con el.
Las siguientes semanas en ese lugar fueron como un infierno, no podía dormir y varias veces sentía que me estaba ahogando, creo que me estaban dando ataques de ansiedad. Todos los días hacia lo mismo y ya me estaba hartando de la misma rutina. A los tres meses de estar internado sentí que realmente me estaba volviendo loco, lo único que me mantenía vivo era mi cuaderno lleno de historias aburridas pero que me mostraban la realidad. Pase los peores días de mi vida esos meses porque me entere que Fer se había suicidado. Aunque sabia que ese día llegaría, no pensé que ella fuera tan egocéntrica que me dejaría a mi y a Sebas en este lugar. Ella era la mas divertida, entendía las razones de porque ella y Sebas eran mejores amigos, realmente ella me alegraba los días y al enterarme de su muerte, sentí que debería matarme yo a ver si algo mejoraba.
Realmente lo único que me mantenía vivo era Sebas, el después de largos meses de tristeza se volvió mi mejor amigo y de eso estaba agradecido. Le conté sobre las historias que escribía y me dijo que el consideraba esa una idea increíble. Me dijo que si algún día salía de este lugar que debería publicar un libro de dichas historias, eso me pareció a mi una idea espectacular. Pasaron cinco años mas y yo ya tenia 37 años, seguía siendo joven pero para un escritor ya era demasiado viejo. Mi mejor amigo falleció hace tres días, sufrió de cáncer en los pulmones.
Volví a mi vida anterior, mi libro: El laberinto de mis pensamientos se publico en el verano del 2013. Aunque volví a ser reconocido nadie nunca pudo quitar todo el dolor que alguna vez sentí, nade pudo hacerme olvidar a las dos personas que realmente quise y nadie pudo quitar los recuerdos que tengo de el horrible lugar en el que estuve. Vlvi a vivir en mi casa y volví a ser amigo de las personas que antes conocía pero mi vida nunca volvió a ser igual. A veces siento que debería de estar arrepentido por mis acciones de antes, pero si fuera así nunca hubiera conocido a los dos mejores amigos que tuve, y creo que sin ellos mi vida hubiera terminado siendo una verdadera porquería.
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El Laberinto de Mis Pensamientos
Mystery / ThrillerUn joven escritor de 32 años vive en un pueblo muy pequeño, las personas lo quieren y vive muy feliz. Todo esto cambia cuando un día sus exitosos libros se dejan de vender, en este momento Luca, decide aislarse de las personas y al hacer esto se vue...