Ethan

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Las palomitas de maíz tenían demasiada mantequilla, aún así las comía sin parar. Son ese tipo de cosas que causa adiccion y no puedes parar de consumir hasta que se acaban.
La película era la adaptación de esas novelas rosas 99% cursis y 1% drama.
La verdad no me importaba, lo que me importaba era la compañía. La chica sentada a lado de mi era mi mejor amiga. Éramos uña y mugre, ella me contaba todo y yo le contaba todo a ella. No podría decir exactamente cuando fue que comencé a sentir algo por ella, solo se que esta allí.
La mire de reojo. Su cabello le llegaba a la cintura y era de un color entre cobrizo y chocolate. Estaba enrollando un mechón de pelo en su mano hacia eso cuando estaba nerviosa. Era de esperarse, los protagonistas estaban a punto de besarse.

Una vez terminada la función salimos del cine riéndonos.
- no se como soportas eso -comente en broma- después de cinco minutos ya me quería salir.
-¡ay! No estuvo tan mal- su risa me recordaba a una pequeña adora risueña.- que amargo eres. Necesitas ablandar ese corazón de piedra que llevas dentro.
Su sonrisa era preciosa, no por que fuera perfecta, si no mas bien por que era sincera. La iba a tomar de la mano pero pensé que eso sería demasiado precipitado así que me resigne a tenerla junto a mi.
- eso es una misión imposible- me reí.- pero enserio ¿cómo soportas eso? Me daba pena ajena.
-oy...- se quedo callada ante la interrupción de una chica.
-¡ay hola! ¿Que haces aquí?- la voz de la chica era graciosa. Chillona y con un toque divertido.
- hola - contestó Gina. sonrió con timidez.
- bueno pues nada más los saludo por que los vi y así. Te veo luego.- hizo una pausa para respirar.- adiós
La chica se fue caminando y fue cuando la vi de verdad. Era hermosa, como una modelo. Tenía piernas largas y esbeltas, era alta muy alta y tenía el cabello cortado a machetazo a la altura del hombro. Su piel parecía de porcelana y se veía lisa y tersa.
- ¿quién es ella?- pregunte con indiferencia fingida. Me pregunte que hacia en una Wcita con mi mejor amiga en vez de esa chica. Era hermosa, me robaba el aliento.
Vi como Gina se tensó. Pareciera que incluso contuvo el aliento antes de contestar.
- Daysi, una amiga mía. - su voz sino dura pero vi como su rostro se suavizó al verme a la cara.
- se ve buen plan.
- lo es, demasiado.
El resto del camino hacia el coche e incluso a su casa transcurrió en silencio. Pero por primera vez no me importó que estuviera molesta, solo no podía parar de pensar en aquella chica.
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El sol era aplastante. Anoche había sido una velada maravillosa excepto por una cosa, aparentemente Gina se había enojado conmigo.
Por otro lado estaba muy feliz, había bailado con Daysi y finalmente después de tanto tiempo, la bese. Fue como si finalmente encajaran las piezas de un rompecabezas. Me sentí en casa con ella en mis brazos.
Me levante y tome un vaso de agua para hidratarme la garganta que se encontraba reseca. Despeine mi cabello mientras bostezaba y finalmente cheque la hora.
Eran las once, ya era tarde y todos en casa se habían levantado menos yo. Mis padres eran divorciado y mi madre trabajaba desde casa así que seguramente se encontraba en su oficina sumergida en sus deberes matutinos.
Cheque mis redes sociales, justo cuando deje el celular este mismo comenzó a vibrar.
Era Gina.
No conteste. Ya me había cansado de sus jueguitos, siempre se molestaba por cualquier cosa. Pues ahora era mi turno de estar molesto. Baje a la cocina y me serví un vaso de jugo, el de naranja siempre fue mi favorito. Al igual que el de Gina.
Después de desayunar subí a mi cuarto y trate de echarme una siesta ya que aunque había dormido hasta tarde aún seguía cansado. Estaba a punto de quedarme dormido cuando mi madre entro como pólvora a mi cuarto.
Tenía lagrimas en los ojos y se notaba inestable.
- necesito hablar contigo.- su vos estaba temblorosa.
Me senté en la cama. Aun seguía un poco torpe por tantas horas de descanso.
-mmmm okay.
Mi madre se acercó y tomo mi mano. Después dijo algo que me dejo helado.
- Ethan, Gina trato de quitarse la vida esta mañana. Si hubieran llegado antes ella estaría bien pero...
- no, no esta muerta.- susurre perplejo.
- no cariño, pero lo mas posible es que no despierte del coma.
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No se como se supone que uno debería actuar. Me encontraba sentado frente el plato de comida que mi madre había servido. Pero no quería moverme, comer o incluso respirar.
Gina, mi querida Gina.
Si tan solo lo hubiera notado, si hubiera visto los signos posiblemente no estaría aquí sentado frente una pechuga de pollo seco y verduras sobrecosidas.
No podía soportar un segundo mas. Me levante y salí de casa. Corrí hacia el bosque que se extendía detrás de mi casa.
Corrí
Corrí
Y corrí...
Corrí hasta que mis pulmones ya no podían más.
Corrí hasta que sentí que mi corazón iba a explotar.
Hasta que caí de rodillas, mis piernas ya no me soportaban más. Cubrí mi cara con mis manos, no paso mucho tiempo hasta que quedaron completamente mojadas.
No había echo nada. Le había fallado.
Recuerdo haberle prometido que nunca seria una mas, que nunca la dejaría sola.
Ahora ella estaba sola. La imaginaba sola en su cuarto, llorando y sintiéndose desesperada. Cortando sus venas, tomando un puñado de pastillas. La imaginaba desvaneciéndose, cada vez mas lejos de mi. Hasta que ya no la puedo encontrar.
- ¡no!- grite con furia. Un grito que pronto se convirtió en sollozo.- ¿por qué dejaste que sucediera?
Nunca había sido muy religioso, pero ahora culpaba a quien sea que nos haya creado. Los culpaba por no darle paz, por no dejarla ser feliz.
Quería saber las razones ¿era por la escuela, por sus padres o simplemente por todo?
¿Cómo es que una persona que apoya a todo el mundo nunca reciba ayuda? Era injusto y yo había participado en todo eso. Esto no era tan fácil como para salir a buscarla en coche. La Gina feliz, alegre y divertida se había desvanecido frente a todos nosotros y nadie había echo nada.
Probablemente pude haber evitado todo tomando la llamada. Tal vez todo es mi culpa. Cerré los ojos tratando de detener las lagrimas.
Aun así siguieron resbalando por mis mejillas.
Me odiaba a mi mismo por nunca poder amar a Gina. La chica de piel pecosa y ojos sinceros.
Simplemente me quería morir.
Simplemente quería dejar de existir.
Desvanecerme junto a ella para que nunca estuviera sola.

Cuando decidió abandonarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora