Estaba sentado afuera de la escuela esperando a que mis padres llegaran por mi cuando la vi. Era perfecta con su cabello largó y cobrizo hasta la cintura, piel blanca con pecas y ojos grises. Yo amo los ojos claros pero ella superaba cualquier estándar de belleza. Desde donde estaba sentado podía ver sus ojos, tan claros que si estuviera más lejos parecerían completamente blancos. La observe por un lago rato hasta que ella notó mi mirada. Inmediatamente me sonroje y desvíe la mirada. Pude ver de reojo como caminaba hacia mi, me ofusque por los nervios.
O Dios se esta acercando, no te pongas nervioso, no te pongas nervioso.
- Hola, he notado que me estabas mirando y pues se me hizo raro. ¿Pasa algo?- dijo con su voz tan melodiosa. Podría escucharla por horas y no me cansaría.
- Em no, es que te pareces a una conocida - le invente un poco nervioso.- por cierto, me llamo José, pero me puedes decir Pepe
-Gina- dijo mientras apretaba mi mano.
Gina, que hermosos nombre, es perfecto , como ella. Era ese tipo de nombre que no se escuchaba normalmente y por eso quedaba con ella. Una chica así no se ve todos los días. En ese momento sonó el claxon de un coche sacándome de mis pensamientos.
- Este bueno, fue un gusto conocerte pero ya me tengo que ir.- dijo mientras señalaba a el auto de atrás.
- si sí sí adiós
Entonces se volteó y se fue corriendo para subirse en el coche de un hombre. Esperen .... un ¡hombre!
No importa de seguro es su hermano, no saques conclusiones.
Desde ese momento no he podido sacar a Gina de mi cabeza, literalmente.Llegué a mi casa y yo seguía pensando en Gina. Es que era simplemente perfecta tiene todo lo que un chico desearía: es guapa y muy simpática.
Como no podía sacarla de mi cabeza decidí hacer un dibujo de ella para así poder recordarla siempre.
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Estaba sentado en mi habitual lugar de atrás en la clase de español esperando para que Gina apareciera. Ella siempre ocupa el lugar de la esquina de atrás (una de las razones por las que decidí sentarme aquí). Pero no aparecía, Gina era muy puntual, nunca llegaba tarde a ningún lugar y cuando lo hacía era porque algo malo había pasado. ¿Le habrá pasado algo? ¿Habrá chocado de camino? Ya Pepe no te martirices de seguro solo se le hizo tarde.
No podía faltar. Hoy sería un día diferente, le entregaría el dibujo que hice el primer día que la conocí. Hoy le declararía mi amor. Ya no lo tendría que esconder.
Estaba repasando el discurso que prepare para Gina cuando mi celular sonó, sacándome de mis pensamientos.
Número desconocido.
Tome el celular y conteste.
-¿bueno?
- ¿me podría comunicar con José?
Consternado conteste:
- soy yo.
Un suspiro derrotado sonó del otro lado de la línea.
-soy Montse, la hermana de Gina- hizo una pausa- Se que a ella le gustaría que te enterarás de lo que ha pasado
La interrumpí
-¿Qué pasó? - pregunte consternado.
Montse rompió en llanto.
-Gina está muriendo en el hospital-
Me quedé en shock y sentí que ya no podía respirar. Colgué el teléfono y salí corriendo de la escuela. Escuche como Raquel, mi hermana, me llamaba pero no me importo yo quería estar solo. Me metí en mi coche tan rápido como pude. Comencé a llorar, no había nada que me podría parar. No quería parar. Las lágrimas manaron como una cascada.
¿Por qué siempre se tiene que ir la gente que amo?
Primero mi madre y ahora Gina
Gina, mi hermosa Gina.
¿Por qué ella? Ella no lo merece, no se cuales son las razones por las que esta en el hospital y la verdad no me importan sólo quiero que Gina venga y me diga que todo va a estar bien como hizo la ves que mi madre murió.
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Estaba devastado, no quería hacer nada. Mi madre se había muerto por un accidente que yo causé. Todos dicen que no fue mi culpa pero yo se que sí lo fue. Todo fue mi culpa, yo deje el cargador conectado, yo inicié el incendio, yo maté a mi madre. Cuando el doctor nos dijo que mi madre había muerto lo único que yo pude hacer fue salir corriendo y llamar a Gina. Sentí que sólo ella me podría consolar.
Llego más rápido de lo que pensé y me abrazó, yo sólo pude llorar en sus brazos y culparme por su muerte.
-José, ya deja de decir que fue tu culpa, no fue tu culpa ¿entendiste?- dijo mientras me abrazaba fuertemente
- Pero el incendio se inició en mi cuarto, debí de haber salvado a mi mamá, yo podía hacerlo-
Tan sólo dije eso rompí en llanto. Cada vez que cerraba los ojos veía esa terrible escena donde mi madre estaba atrapada en el fuego y la casa en llamas.
Quería enterrarme en las cobijas de mi cama, bloquear el mundo exterior y dormir por décadas. Pero esto era la realidad. Tenía que enfrentar a un montón de personas extrañas y conocidas mientras me daban el pésame. Algunos me veían con ojos acusadores y otros simplemente con lastima.
No quería ver a mi madre dentro de una caja de madera y pálida. No quería despedirme, no quería dejarla ir. Siempre que pensaba en que se sentiría perder un familiar imaginaba dolor, pero no uno como este. Me desgarraba de adentro hacia fuera, partiendo mis órganos y mis huesos y la única manera en la que podía transmitirlo era a través de insignificantes lagrimas saladas que rodaban perezosamente por mis mejillas.
Sentía como si estuviera en el fondo de una piscina, rodeado de agua y oscuridad. Hasta que Gina llego, fue como si ella hubiera sido la luz que me mostró el camino hacia la superficie.
Estábamos sentados en el frío concreto de las escaleras de mi casa. Nuestros cuerpos se separaba por unos pocos milímetros y no pude recordar alguna vez en la que hayamos estado tan cerca.
Había pasado ya un año desde que conocí a Gina y pude notar que en ese poco tiempo los dos habíamos cambiado.
Ahora Gina era mas delgada que antes y yo le sacaba unos diez centímetros de altura.
Ese seria el momento perfecto si yo no estuviera lloriqueando sin parar. Gina paso su brazo por mis hombros y me susurro palabras tranquilizadoras hasta que el llanto cesó.
La vi directamente a los ojos agradeciéndole en silencio.
Paso muy rápido.
Ahora ya nada nos separaba.
Ahora el llanto no existía.
Nuestras bocas se juntaron suavemente por pocos segundos, segundos que desee que fueran horas. Envolví a Gina en mis brazos y una ves terminado el beso hundí mi cara e su cuello.
Una hora después Gina se marcho y yo me quede sentado en la oscuridad. Confundido y perdido. Optimista y encontrado.
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Ahora ya no estaba Gina para consolarme. tendría que buscar otra forma de poder dejar de llorar, pero la verdad no quería. sin Gina mi vida ya no tenía sentido.
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Cuando decidió abandonarnos
Teen FictionNuestra vida es corta, frágil y difícil de soportar. Al menos eso es lo que piensa Gina. Ha sufrido durante tanto tiempo que solamente se quiere dejar ir. Lo único que la mantiene entre nosotros es su amor hacia los que la rodean. Un día Gina va a...