Ride the note (2)

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Toque varias veces la puerta del baño pero no hubo una respuesta o al menos eso había creído, la música estaba demasiado fuerte como para que aquella voz se escuchara del otro lado.
Sabía que algo más me pasaría esta noche, luego de aquel chico morocho y del rubio que se le había perdido de vista, faltaba el castaño para su colección... oh no... ¿Por qué pensaba justo en eso en este momento? ¿Acaso todos tenían razón y era un rompe corazones?

El de cabello castaño se encontraba hecho una bolita en el suelo, temblaba y balbuceaba algo que no llegaba a entender con claridad pero hice lo único que podía hacer a mi alcancé.
Cerré la puerta detrás de mí con seguro para que nadie se atreviera a entrar en esta situación y abrí el grifo, busqué algo de papel y lo mojé. Aquel chico temblaba como si su cuerpo estuviese en un terremoto, incluso su temperatura corporal estaba subiendo de repente. No podía ver su cara pero con el simple recuerdo de como mi hermana menor se ponía cada vez que un ataque de pánico llegaba, lo primero que podía hacer era ayudarle. Odiaba ver como las personas podían sufrir tanto en estos caso. Lo ayudaría, estaba claro.

Poniéndome de cuclillas frente al castaño, lleve aquél papel mojado a su nuca. Este se estremeció. Claramente no se había dado cuenta que había alguien más en el cuarto del baño.
Dos pequeños y redondos ojos brillosos por las lágrimas me miraron detrás de sus dedos, espiandome mientras seguía hiperventilandose.

— Respira. Necesitas calmarte.

Aquél castaño se oculto nuevamente e incluso se hizo más pequeño al intentar hacerse más bolita presionando sus rodillas contra su pecho, de aquella forma solo lograba que el aire no llegara bien a sus pulmones. El presionar era malo.
Me acomode a su lado y con cuidado, dándole pequeñas caricias en su espalda; acomode su cabeza sobre mis piernas, sabía que tenía muslos anchos. Aunque el contacto físico no era lo mío, esto lo ameritaba.

— Necesito que respires.

Volví a repetir con un tono más dulce mientras las caricias iban cada vez más lento. Llegué a sus cabellos e incluso los peine con cuidado.
Aquél chico comenzaba a calmarse poco a poco, hasta que su cuerpo se empezó a tranquilizar. Pasó de ser una bolita de nervios a un chico intentando recuperar el aire desenroscandose en el suelo.
Así fue como habremos estado unos 15 minutos más o menos, yo sentado con la espalda recargada en la pared y con mi zurda acariciando su espalda... y aquél chico de cabellos castaños, recostando su cabeza en mi pierna mientras su respiración se normalizaba.

— Eso es, lo estás haciendo muy bien.

— Gra-gracias...

Para mi sorpresa, pude escuchar un hilo de voz provenir de aquel chico que con cuidado se reincorporaba en el suelo, tomando asiento a mi lado.
Sus cabellos cafés caían sobre sus ojos y ocultaban bastante todo, incluso podía notarse como pequeñas gotas de sudor aún quedaban por la fiebre repentina.
Por una inercia que ni yo supe como explicar, mi zurda viajo a su muslo y lo acaricio dulcemente. Cosa que al ajeno hizo asustarlo.

— Perdona, perdona, perdona.

— N-no, no me toques.

— Lo siento, discúlpame. No quería asustarte. Quería saber si estabas mejor.

Este asintió aún atónito pero su expresión fue calmandose poco a poco hasta que pude observar como inflaba sus mejillas cual niño pequeño luego de sentirse apenado, incluso había bajado su cabeza.

— L-lo siento.

— No tienes por qué decir eso, no me conoces y esta bien.

— No, por que tuviste que cuidarme.

— Oh, sobre eso... No te preocupes. Mi hermana solía tener muchos ataques de pánico, en estos casos necesitas una compañía y alejarte del mundo, parar todo y concentrarte. Se que es difícil.

— Si... lo es...

— ¿Te sucede hace mucho tiempo?

Asintió.

— ¿Estas medicado?

Volvió a asentir.

— ¿Sabes como controlarlo?

— No siempre.

— ¿Sabes que lo desató esta vez?

— La... gente.

— Oh... ansiedad social.

— Yo más que ansiedad social, diría fobia.

— No es fobia, si no, no hubieses llegado al evento desde un principio o incluso haber querido salir de tu casa. Solo son momentos. Hay veces que las personas abruman de más.

— ¿A tu hermana le pasaba lo mismo?

— No tan así pero si, el de la ansiedad social era yo. No es que tenia ansiedad en si pero suelo evadir estas cosas o incluso suelo ser una persona muy solitaria, digamos que no es lo mío.

Aquello le arranco una sonrisa cálida.
Al fin podía verle nuevamente el rostro.
Ojos grandes como si estuviese viendo a la luna doble, nariz pequeña, labios finos y unas mejillas regordetas. Me recordaba a una ardilla, algo adorable.

— Suelo ponerme muy nervioso o ansioso seguido, algo capcioso para alguien que rapea frente a tantas personas.

— ¿Eres artista?

Asintió.

— ¿Rapearas esta noche?

— Fui la apertura de hecho. Todo iba bien hasta que tantas fotos y el tumulto de personas se hizo presente, parecía que todos se hacían más grandes y yo pequeño, como si cada vez más todo me consumía. Me sentía en un agujero negro.

— Así que uiste.

Asintió nuevamente.
Me extendió la mano esperando una respuesta mientras continuaba.

— Mi nombre es Han Jisung, pero puedes decirme H.One. Rapero, compositor, letrista y amante de las carreras clandestinas.

— Han Jisung... interesante. Es un placer.

Finalmente estreche su mano con calidez.

— Mi nombre es Lee Minho, trabajo en el negocio familiar aunque siempre se olvidan de mi existencia. Coleccionista de motos y amante de las estrellas.

— ¿Estrellas? ¿Las que salen de noche?

— Claro, las del cielo. Pero graciosamente hoy están en tus ojos.

— Oh, de seguro es por haber llorado. Aun tengo mis ojos brillosos de seguro.

Le regale una sonrisa tierna, si que era bonito de todas las formas. Era la persona más interesante que había conocido en toda la noche, sin lugar a duda.

— Minho, ¿Viniste solo?

Negué.

— Vine con un chico alto y rubio, ni siquiera me gustan estos tipos de eventos. Ni siquiera me junto con personas pero el es un chico que conozco por ser el mesero de la cafetería "Taste" y me pidió que lo trajera hasta aquí.

— ¿Taste? ¿La que esta en la carretera 8?

— Esa misma.

— Es la cafetería de mi padre, entonces debes hablar de Hwang Hyunjin.

Era asombroso como el mundo era tan grande pero a la vez tan pequeño.
Asintiendo con entusiasmo, este se levantó del suelo y con confianza me ayudó a levantarme también.

— Usted es una muy buena persona, siempre anda ayudando a todos. Es extraño que nunca nos hayamos visto.

— Suelo ir de tarde-noche o cuando encuentro un hueco libre, por la mañana hasta la tarde trabajo en el taller familiar.

— ¿Como se llama su taller?

— Es un nombre bastante patético, "Lee  Know". Mi padre es Lee Minwoo y mi madre es Lee Minji, incluso mi hermana menor se llama Lee MinHa. Así que por ser algo chistoso, tenemos el refrán de "I know, We know, Lee know". Haciendo referencia a que todos sus problemas, los conocemos y sabemos arreglarlo.

— Vaya, si que son espontáneos señor Lee Know. Ahora ese será su apodo.

— Pero...

— Sin peros.

— Esta bien.

ROAD MAN (Minsung Hyunlix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora