Capítulo 4

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Harper trató de detenerlo, con un toque sutil, pasivo, suave y cariñoso, no queriendo despertar a la bestia ahora dormida en el interior del hombre.

—Espera, cariño un momentito, estás embarrando la mesa y vas a hacer caer los platos, déjame intentar…

— ¡Yo decidiré qué jodidamente hacer y cuándo! ¡Tú no me mandas!—La intensidad de su voz la sobresaltó a tal
punto que trastabilló con sus propios pies y casi cayó de culo, solo que en el último momento pudo enderezarse, evitando la caída que empeoraría las heridas de su espalda—. ¡No sabía que ahora la perfección en persona fuera mi novia! ¡Y tampoco sabía que fue criada por la mismísima REINA ISABEL DE INGLATERRA! ¡Ahora lo sabe todo sobre modales y etiquetas de la alta sociedad y de la alta alcurnia!

Harper palideció con alarma y su corazón empezó a palpitar violentamente.

—Cariño, no es así, yo solo…

—¿Has pensado alguna vez en alguien o en algo que no fueses tú misma siempre todo el tiempo? —La ira le había
tensado a Mark el cuello y la cara, volviéndolo de un color casi escarlata—. Siempre se trata de lo que tú quieres hacer, de lo que tú crees conveniente para todos, maldita egoísta, pero ¿qué hay de lo que yo quiero? ¿Alguna vez me lo has preguntado? ¿Hmmm? ¿Alguna vez te interesó mi opinión?

De hecho sí, todo el tiempo Harper estaba preguntando a su novio si le gustaba A o B ropa para ella, si le gustaba A o B almuerzo, cena, si prefería esto o aquello en la casa, siempre preguntándole sobre su día a día en el trabajo, sobre sus camisas, pantalones, zapatos del trabajo…

Sí, Harper siempre preguntaba y siempre escuchaba la respuesta, por muy larga o aburrida que sea, siempre fingía entender sobre sus asuntos legales o de economía, cuando él venía a desahogarse con ella sobre su pésimo día de trabajo.

El hombre robusto, se inclinó sobre ella, imponente y furioso, Harper instintivamente se encogió hasta pegar la espalda por la silla que sin querer cogió con la mano y la sacó de debajo de la mesa cuando casi se cayó de culo.

—Cariño, espera, yo sólo... —Tenía la boca tan seca que apenas podía articular las palabras—. Tampoco te estoy diciendo como debes o tienes que comportarte. Sólo quiero que... me gustaría... que dejes que yo lo limpie correctamente, ya que soy yo la que lavo las ropas a mano y es difícil quitar una mancha de esa magnitud sin un lavarropas o sin un jabón que….

Eso hizo que Harper se ganara la clase de mirada de desprecio que sientes en el alma.

—No sé…—escupió en el piso—. Quizá no merezca la pena hablar de esta estupidez. Empiezo a sospechar que toda esta relación no vale una mierda. ¿Creías que me estabas haciendo el favor del siglo al estar conmigo? Fui yo el que te hizo un favor a ti. ¿O es que piensas que otro hombre aguantaría tantas mierdas? ¿Piensas que otro hombre aguantaría a una mujer fea, descuidada, tonta y encima con una hija que se la pasa en silencio todo el día? ¿Como una jodida retardada? ¿Piensas que alguien te aceptaría ya con una hija como yo te acepté sin hacer preguntas? Eres una estúpida.

Harper retrocedió como si le hubiera dado una bofetada con una espátula.

—Mark…

—Me largo, no puedo verte la maldita cara fea que traes, me has quitado el apetito.

Nerviosa y aterrorizada, vio a Mark encaminarse hacia el dormitorio.

Quizás si es que lo pone a dormir como en los otros días…dio un paso para ir tras él pero se detuvo abruptamente.

No, no podía ir ahora mismo, si lo hacía, probablemente lo enfureciera sin motivo aparente. Solo su presencia sería el detonante de los golpes esta vez.

Esposa por alquiler//BUENOVELA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora