FIRE

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Me quedé quieta, observándolo, tenía todo el cuerpo cubierto de escamas rojas...empezó a comerse aquellas rosas que Sergio había tirado al suelo, cuando ya no quedaban en el suelo, Sergio le arrojó más , y cuando estas habían terminado, posó su mirada en nosotros, Sergio, dio un pequeño paso hacia atrás, pero yo, en cambio me quedé quieta en mi sitio, entonces, el pequeño dragón empezó a acercarse un poco más, me miró a los ojos, me fijé en los suyos, eran de color amarillo, y empecé a sentir algo, no sabía bien lo que era, él pequeño dragón empezó a dar unos pasos hacia a mi, lo imito dirigiéndome hacia él, nada más nos separaba un paso, y sin saber el porque, fui acercando mi mano a su cabeza lentamente y él acercaba lentamente su cabeza, entonces, de repente, cuando mi mano hizo contacto con su cabeza escamosa, sentí algo parecido a una corriente, podía sentir como una extraña energía circulando entre nosotros, se sentía bien, y de la nada una voz desconocida apareció en mi cabeza:

-Fire...

Y lo pronuncié susurrando.

-¿Fire? - preguntó Sergio.

Me había olvidado de la presencia de Sergio.

-Fire...fuego...es un dragón de fuego...

-¿Cómo lo sabes?-preguntó.

Miércoles....¿ahora que le digo?

-Ehhh...he leído muchos libros de dragones. - era verdad, pero no del todo.

-Yo también he leído, pone que el poder de un dragón sólo se descubre cuando alguien...una persona que es elegida por el propio dragón entra en contacto con él, haciendo que los poderes del dragón y de su elegido se activen...un momento...Lía...

Genial...estos son los momentos en los que odio que el sepa mucho.

-Yo...¿nose?- no sabía que decir.

-Roaar- rugió el pequeño dragón mientras restregaba su cabeza contra la palma de mi mano.

Sergio me miro levantando una ceja.

-Dime...¿tienes poderes?¿ te sientes diferente?¿alguna cosa diferente?- empezó a preguntar rápidamente.

-Yo...no se...he sentido algo...era como una energía extraña...como una corriente eléctrica pero no es desagradable...

-Ya hablaremos de todo esto en otro momento. Ahora debemos de pensar donde llevar a este pequeñín...- dijo mientras se acercaba.

Y por eso me caía tan bien, él no es de los que se dedica a pedir mucha información, aunque suele ser algo muy curioso, pero él es para mí aquel hermano que nunca he tenido ni tendré.

-Ya se...conozco él lugar perfecto. - dije con una sonrisa de oreja a oreja.

-Hay madre...no será donde estoy pensando...¿no?

*ALEX*

-¿Hola?- dije dudoso, mientras pasaba la puerta del mago.

No se oía nada...ni a nadie...estaba todo oscuro, entonces cerré los ojos rápidamente y las abrí enseguida, ahora podía ver el lugar con claridad, sin necesidad de luz, empecé a observar a mi alrededor, era un sitio acogedor, entonces lo vi, tenía el pelo canoso, una pequeña barba, y unos ojos oscuros que me recuerdan a Lía, Lía...me pregunto que estará haciendo ahora...
El mago tenía la mirada puesta en mi, estaba sentado delante de una mesa, sobre esta había un cuenco que contenía un líquido en su interior, me señaló una silla para que me sentara al otro lado de la mesa.

-¿Sabes el motivo de tu presencia aquí? - me preguntó el mago sin mover sus labios.

-Nose...¿tiene algo que ver con aquel poder?- le dije.

-En efecto...observa...- dijo mientras con un dedo trataba pequeños círculos en aquel líquido del cuenco.

En el cuenco, apareció un rostro que me resultaba muy familiar.

-Ella es la portadora de uno de los cuatro poderes más poderosos.

-Lía...-susurré.

-Se llama así, pero su verdadero nombre es Adalia, este nombre fue elegido por la Madre Naturaleza, pero su madre le deba algo de temor ponerle ese nombre, así que sólo le puso Lía.

-¿Lo sabe ella? - temo el cómo se lo va a tomar.

-Por ello no te preocupes, cuando la elegida por el gran poder encuentre a su pequeño dragón, lo entenderá más, ya que este le dará confianza y mucha más fuerza.

-¿Un dragón, en estos tiempos?

-Sí - dijo mientra alado de la imagen de Lía empezó a aparecer un pequeño dragón con escamas rojas. - y tú...estarás a su lado.

Al oírle decir esas palabras me emocioné, pero entonces me acordé de que estaba...¿enfadada? Conmigo y mi sonrisa desapareció.

-Ella va a enfrentarse a grandes peligros, perderá a algunas personas queridas, pero lo más importante, es que ella, deberá de reunirse con sus hermanas de poder.

-¿Sus hermanas de poder?¿Como se reunirá con ellas?

-Tranquilo, te daré un libro, está escrita por los cuatro monjes protectores - dijo mientas me daba un libro con la tapa de color negro, me fijé que el mago tenía una pequeña mancha en la mano, era como un pequeño espiral- deberá de superar pruebas.- dijo.

-¿Pruebas?¿para que si es ella una de las portadoras del gran poder?

-Porque un poder tan poderoso puede llegar a cambiarte, puede intentar reinar a la fuerza, pasarse al bando de "ellos" o incluso cosas peores...mañana, al amanecer, deberás de irte tú sólo al bosque, la encontrarás ocultando algo, has de hablar con ella, y tendrán que adentrarse en lo más fondo del bosque, este libro les ayudará.

-¿Mañana? ¿Tan pronto?

-Se tienen que dar prisa, o sino "ellos" la atraparan y la llevarán delante de su gran jefe.-dijo con preocupación en la voz.

-Esta bien...-no puedo permitir que "ellos" la atrape.

Me levanté y agarré el libro para marcharme, cuando llegue a la puerta me dijo:

-Por favor...protégela...- y pude ver como una pequeña lágrima casí invisible caía de su ojo derecho.

-Lo haré. - dije asintiendo con la cabeza.

La verdad es que todo esto me preocupaba, aunque ella es la que me preocupa, no quiero que le suceda nada malo, ni lo permitiré.
No se si es una sensación mía o el mago oculta algo más.

Abrí la puerta de mi cabaña, me fui directamente a la cama, mañana he de madrugar.

Saga de Elementos  #1: FUEGO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora