One Shot.

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   Parte única.


La lluvia comenzó a caer con vigor, mojando todo a su paso. Él no fue la excepción, maldijo entre dientes y se colocó la mochila sobre la cabeza intentando cubrirse inútilmente,ñ de la lluvia, pues ya se le había mojado hasta el alma.

Corrió por la avenida hasta un pequeño local y se refugió debajo de su tejado, aprovechando que estaba cerrado y nadie se quejaría por verlo ahí. La tormenta era fuerte y no mostraba señales de ser pasajera o corta. Reo se abrazó a su mochila empapada y escupió otra maldición.

Miró a sus costados, no había ni una sola alma que pudiera ayudarlo.

El cielo se quejó en un fuerte estruendo y la brisa intensa y fría congeló su cuerpo entero haciéndolo temblar.

Ya podía imaginarse enfermo y eso lo abatía, porque al día siguiente tenía una importante audición con el equipo de fútbol de la escuela, al cual quería inscribirse. Si no lograba entrar, tenía que darle la razón a su padre, sobre que el fútbol era algo irrelevante para su futura vida como heredero de la fortuna Mikage.

Pensó en llamar a un Uber, pero la batería de su celular se había agotado.

Estaba a la deriva.

Nadie lo salvaría.

Reo estaba por entrar en pánico cuando un chico de su edad se detuvo frente a él. Había llegado en una bicicleta vieja, traía su capucha puesta por lo que no pudo verle el rostro de inmediato.

—¿Necesitas un aventón?

—¡Dios sí!

No se lo pensó y se subió a la bicicleta con el desconocido. En otras circunstancias habría pedido hasta ID pero ahora se conformaba con confíar. Más tarde vería las consecuencias.

—¿Por dónde? —preguntó el chico. Su voz le resultó conocida.

—Sigue derecho —señaló con su dedo hacia delante.

El chico asintió y emprendió el viaje.

Reo se agarró de su cintura y se aferró a él. Su manejar era rápido y comprendía por qué.

Las gotas de lluvia lo golpeaban con fuerza, dolía y el frío tampoco ayudaba mucho. Pero Reo no podía quejarse, apenas y pudo conseguir quien le trajera hasta su casa y reprochar las maneras no era un acto muy respetuoso para el que lo llevaba y para el universo que había escuchado sus lamentos.

Indicó el camino al desconocido y llegaron hasta su casa en poco tiempo y sin muchos obstáculos, a excepción de algunas piedras y charcos que terminaron de ensuciar sus carísimos zapatos.

—¡Muchas gracias! —dijo una vez se bajó de la bicicleta.

El chico finalmente se quitó la capucha y Reo por fin vió su rostro.

Lo reconoció enseguida: era Nagi Seishiro. Su compañero de clase. ¿Cómo podría olvidarse de él? Solía llamar mucho la atención por ser un flojo que se dormía en las clases.

Increíble.

Habla sido salvado por un chico descuidado.

—No fue nada.

—¡Espera! —le dijo—. No te vayas, deberías entrar conmigo. La lluvia cada vez se pone peor, te puedes enfermar.

Nagi no dijo nada y simplemente asintió. Reo pensó que se negaría por pena, pero no fue así y de cierta forma lo agradecía. No le gustaba rogar...

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⏰ Última actualización: Apr 28, 2023 ⏰

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