XVIII

34 2 0
                                    


Habían pasado cuatro días desde el entierro de Jakob, habíamos mejorado en estado de ánimo pero habíamos tenido algunas recaídas, Luke últimamente no se pasaba por la casa, decía que tenia problemas familiares y que prefería solucionarlos a que le castigaran. A pesar de que era mayor de edad y un asesino, sus padres son buenos y tiene que fingir que es un chico normal para que no se enteren de lo que es.

Estábamos a miércoles y Adler preparó la sala de tiros para que Hanne y yo practicáramos, ella no había disparado nunca a personas pero tenía que hacerlo a muñecos, era muy importante la puntería y saber cargar una pistola. Cogimos cada una un revolver y lo cargamos, yo tardé menos que ella por tema de que muchas veces en mi habitación me ponía a cargar mi revolver, pero nunca hacía nada, solo eso. Ambas fuimos rápidas pero yo más, no quería presumir de ello porque no me importaba, pero cuando Adler lo hizo a una velocidad más rápida que la mía lo miré mal. Apenas era por la mañana, pero habíamos dormido tanto que por inconsciencia nos despertamos sin alarma.

Me puse en posición y Hanne también, su hermano no le dijo nada a ella ya que tiempo atrás habían practicado también, solo que cuando yo no estaba con ellos. A mi me coloco una pierna bien y el torso, cada vez mejoraba la posición pero había algo que se me olvidaba, quería por fin hacerlo bien y no fallar más, pero eso dependía de la enseñanza de Adler y mi aprendizaje.

Todavía me ponía nerviosa cuando me tocaba o se acercaba mucho, pero por la compañía de mi mejor amiga intentaba controlarme, y él también. Ya posicionadas comenzamos a pegar tiros. El primero le dio al muñeco en el hombro, él segundo en el pecho, en la garganta y finalmente en una mejilla. Mi puntería había sido casi perfecta, ya me acostumbraba al retroceso del revólver por lo que me mantenía firme y atenta.

Los disparos de Hanne habían sido un poco más inexpertos, le había dado a un costado, otro disparo quedó fuera pasando por la oreja, otro le dio en un lado de la frente y para terminar en un hombro. Adler estaba enseñándole a apuntar en el entrecejo, era el momento de darle ahí pero ella falló a pesar de que con la ayuda de su hermano apuntó bien, hasta que ella no le dio bien en el entrecejo, este no se quitó de su lado. Llegó mi turno y Adler se puso detrás de mi para que apuntara bien, no fue difícil así que me acomode y sostuve bien la pistola.

— Bien, pero no aprietes tanto la pistola que no quiero que te hagas daño, estar tan tensa puede hacer que pierdas el control.

Ese susurro en mi oído me relajo, disparé pero falle por haberme distraído con la presencia de Adler, me ponía muy nerviosa, tenía el corazón un poco a mil y sentía su sonrisa divertida detrás de mi. Hanne tosió e hizo que volviéramos a la realidad, apunte de nuevo y disparé acertando, sonreí orgullosa por eso y miré a Adler.

— ¿Quien es tu mejor alumna?

— Tú.

Decirlo sin rodeos me sonrojó, trague saliva con fuerza tratando de controlarme pero de nuevo la intervención de Hanne me sacó de mis pensamientos.

— ¡Oye! ¿Y yo que?

— Tú practica hasta que puedas disparar bien y sin tantas oportunidades.

Su hermana bufó y se dedicó a disparar de nuevo. Yo hice lo mismo así que me olvidé por completo de Adler, a veces nos daba indicaciones de algo, otras nos reñía, hablaba de estrategias o de movimientos con la pistola. Pusimos el seguro a las pistolas y practicamos movimientos con esta, Adler nos enseño lugares donde esconder la pistola, se escondía bien pero se agarraba difícil cuando tenías que hacerlo rápido, y fácil cuando era lento, practicamos muchísimas veces con el agarre de pistolas, tuvimos que esconder éstas en partes de nuestros cuerpos, solas, sin que Adler nos dijera nada. No era tan fácil como parecía pero no era imposible.

ShirleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora