Capítulo I Rivalidad

348 42 11
                                    

—¿Cómo fue la historia en la unificaste los siete anillos del infierno?

Los ojos dorados de la reina Charlotte Morningstar se posaron sobre los de su heredero y su pequeña hermana de solo dos años menor. Los dos niños se habían aproximado a su estudio sin ser notados, y estaban al borde de su escritorio con sus adorables seños fruncidos a la espera de una respuesta que ella había dicho en pocas oportunidades, no porque fuera difícil (que sí lo era), sino porque era bastante larga y no había contado con el tiempo para dedicarse a ello.

Sin embargo, recordando aquellas atenciones especiales y extremadamente atentas que su padre alguna vez le había provisto cuando aún era joven, la reina les sonrió suavemente a sus dos hijos, viéndoles con una encantadora sonrisa.

—Bueno, es una larga, larga historia ¿tienen lo que se necesita para escucharla completa? —les pregunto a ambos niños quienes, en señal de compromiso, levantaron sus manos sobre su frente, aceptando el desafío. Ella se rio, procediendo a tomar las manos de ambos.

Un portal rosa se apareció ante ellos dejando entrever una habitación a la que los tres ingresaron, los niños corriendo hasta el suave acolchado donde luego su madre les acompaño, acurrándose con ellos.

—Bueno, esta es historia con un inicio un poco triste, algo que paso hace ya tanto pero que siento el dolor como si hubiera sido ayer.

El rey Lucifer ha muerto.

Esa fue la noticia se corrió como pólvora en todos los rincones del infierno. No había demonio, noble o pecador en los siete círculos del infierno que no supiera esa noticia.

El rey lucifer había muerto a manos de los arcángeles del cielo quienes vinieron en búsqueda de su hija, aquella que fue el fruto de un arcángel y una humana pecadora, aquella que se convertiría en el anticristo pero que se había revelado contra su papel y termino enviando almas inmundas de pecadores al cielo, almas que lograron cambiar aun en lo peor del infierno y alcanzaron la paz, logrando ingresar al paraíso.

Y en la búsqueda de entregar un sacrificio, el rey del infierno se entregó en lugar de su hija.

Muchos se burlaron, muchos perdieron el respeto que tenían, pero quizás tantos siglos en el infierno les hicieron olvidar que, a pesar de las heridas, de la traición y el inmensurable dolor que le había provisto el cielo, el amor nunca se fue de su corazón y fue el amor hacia su hija el que le hizo entregar el último acto de bondad que tenía que dar.

Fue tremendamente doloroso, pero fue muchísimo más duro ver para la princesa Charlotte como aquellos que por eones habían dicho ser los aliados de su padre, fueron los primeros en traicionarle en búsqueda de más poder.

Sin siquiera poder dar una despedida digna de su monarca, aprovechándose de la oportunidad, miles de demonios de casta noble intentaron usurpar su trono en una inclemente noche de tormenta. Parecía como si el gran pentagrama en el cielo llorara lágrimas de sangre por la pérdida de su rey, o quizás significo el presagio de una nueva tragedia. Para ese momento, Charlotte no podía precisarlo, solo había trazos borrosos de esas emociones, en donde el dolor lacerante era lo que más resaltaba.

Porque esa misma noche, a pocos días de haber perdido a su padre, también le fue arrebatada su madre.

La reina Lilith, de un poder infinito y similar al de su eterno compañero, no estaba dispuesta a dejar que tomaran por la fuerza lo que era legítimo de su hija. El legado que había sido construido por su esposo y ella, estaba dispuesto a protegerlo aun a costa de su vida, y así lo hizo. Fue una inclemente masacre que superaban con creces los exterminios anuales, llevados a cabo por miles de ángeles que bajaban del cielo, solo que esta vez realizados por la mano de un solo demonio.

The demon QueenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora