| 𝐔𝐧𝐢𝐪𝐮𝐞 |

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"Disfruta los buenos momentos porque la vida es cruel no espera  ni tiene compasión por nadie y a veces lo que más atesoras te puede ser arrebatado por la mano de quien menos esperas"

El joven de apenas veinticinco años veía los árboles pasar y las lágrimas se desbordaban de sus ojos miel mientras el fuerte aire acondicionado le helaba los huesos pero no lo sentía mal porque su corazón estaba helado desde hace mucho, su calor y color se le fueron arrebatados de forma cruel e injusta en un abrir y cerrar los ojos perdió todo. 

Siempre trato de huir de su propia vida hasta llego a sentir algo de resentimiento por el camino que escogieron sus padres a pesar de que siempre  dieron lo mejor de ellos para cuidarlo  y resolverle la vida. Fue hasta después de la tragedia que reaccionó y pudo ver con claridad el mundo de muerte y escorias en el que vivía, fue hasta ahí que tuvo que recurrir a lo siempre repudio y convertirse en lo que juro jamás convertirse.

La mafia y el bajo mundo siempre son sucios y traicioneros, es donde el interés y la ambición prevalecen sobre el amor y la familia. No debes confiar en nadie y hasta tu propia sombra puede traicionarte porque la lealtad cae cuando hay intereses y ambiciones de por medio. Un día puedes dar tu vida por alguien y al siguiente día esa persona pone una pistola en tu frente y te vuela cabeza.

 Es lo peor en lo que podrías caer porque una vez que entras no hay salida a menos que mueras pero ¿Qué pasa cuando no tienes elección?  Cuando naces en la cuna de la mafia aquella cuna bañada en dinero y en muerte llena de avaricia y secretos bajo la mesa. Pensó que desde pequeño pudo ver la verdad detrás de ese mundo por eso siempre trato de huir pero su gran huida no funcionó y ahora está a punto de enfrentar al hombre aquella escoria que le arrebato todo por lo que sonrió alguna vez, aquello que lo hizo pensar que este oscuro mundo no era tan malo que no siempre es blanco o negro que siempre puede esperar un gris reconfortante.

Los lamentables llantos silenciosos del actual jefe de la mafia más grande y poderosa de Corea se vieron interrumpidos por el sonido del walkie talkie que apretaba en sus manos.

—Ya está aquí. Ese maldito está riéndose como un loco.—La voz del joven al otro lado sonaba algo lamentable y llena de rabia.

—Estoy llegando dile a los guardias que lo calmen.

—Esta bien...¿Cuantos vienen contigo?

—Diez personas- El jefe se sorprendió por la pregunta de su cómplice pero aun así respondió.

—Haz que se queden fuera. Tengo a veinte dentro—La voz del joven sonó decidida casi como una orden—No me contradigas, Hyunjin. Entre más vigilantes tengamos mucho mejor.

—Uh  está bien. Ya estoy afuera.—Hyunjin acato la orden y paso una mano por su cabello tirando de el con algo de frustración. Bajo del Dartz Kombat T-98 dando un portazo mientras su guardia personal le pasaba un pañuelo, acción que confundió a Hyunjin pero aun así seco las pocas lagrimas que quedaban en su rostro y guardo el pañuelo en el bolsillo de su saco.

Antes de dar las ordenes se aseguró de que su arma estuviera en su lugar —Vigilen, por muy sola que sea la zona apenas noten algún movimiento me avisan.— los hombres a su al redor dieron una reverencia y cumplieron la orden.

Hyunjin acomodo las hebras rubias que caían desordenadas por su frente y entro a la pestilente bodega escuchando unas carcajadas muy fuertes que provenían de un hombre que estaba atado a  una silla en medio del lugar, frente al hombre había un escritorio sobre el que estaban tres carpetas. Torció los labios en una tenebrosa sonrisa y se acercó de forma calmada parándose frente al hombre sentado sacándole la bolsa negra que le cubría la cara.

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⏰ Última actualización: Nov 12, 2023 ⏰

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𝐒𝐢𝐧 𝐂𝐨𝐫𝐚𝐳𝐨́𝐧 || ʜʟᵒˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora