Jimin, descubre que su nuevo jefe es aquella persona con la que tuvo una noche de pasión... y un hijo.
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Jimin estaba de camino hacía la habitación de su madre. Quién estaba ultimando sus preparativos para la boda que pronto celebraría.
Una vez frente a la puerta tocó dos veces, su madre supo que era su querido hijo así que sin pensarlo abrió.
-Mi precioso Jiminnie-dijo la señora mientras abrazaba al rubio y lo llevaba adentro.
Jimin estaba contento, su madre no era una mala persona y merecía ser feliz después de todo lo que pasó. Por fin había encontrado a un hombre que le hacía bien, que la apoyaba y sobre todo que la amaba, respetaba y acompañaba en todas las locuras que ella tenía.
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Por su parte, Jungkook estaba recibiendo instrucciones de una beta, quién era encargada del hotel.
-Tendrás que tener el uniforme todos los días, no debe de tener ni una arruga. Debes ser amable con los clientes, también debes ser servicial. Tendrás que intercambiar turnos con tus compañeros para limpiar las instalaciones y sobre todo trabajar seriamente, no porque seas el hijo del jefe significa que tendrás privilegios.-dijo aquella señora
Jungkook solo asintió de mala gana, iba a responderle pero aquella señora le advirtió que los castigos por responder eran fuertes incluso podía tocar su sueldo y eso al pelinegro no le gustó. Así que se trago todo lo que tenía que decir y solo se dedicó a seguir las órdenes.
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El anochecer había llegado y Jungkook estaba agradecido. Estaba tan cansado que con la poca energía que le quedaba agarró su celular y abrió el chat grupal que tenía con sus amigos, debía ser escuchado por alguien o explotaría
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Luego de leer lo último, simplemente suspiró.
¿Destinado?, definitivamente no, él no creía en eso y no lo haría.
Dejó su celular y luego de darse una ducha se tiró en la cama para poder descansar, sabía que el día siguiente se celebraría una boda y tenía que estar todo el día en aquel trabajo que tanto aborrecía.
