" A veces la vida te pone a personas en tu camino solo porque sabe que te hacen falta."
- AA.
Ambas niñas se encontraban jugando con la arena artificial que el abuelo le había regalado a ambas hace unos días, sus mejillas, manos y ropas estaban cubiertas de arena de colores, a ninguna le importaba en realidad.
El parque a esa hora de una mañana del domingo se encontraba totalmente solo, solo ellas estaban ahí, al final del parque, justo de bajo del tobogan infantil.
El día estaba nublado como normalmente lo era en aquella cuidad llamada Cromaffo.
— ¡Hola! —Saludaron a lo lejos, la chica rulosa rodó sus ojos sin prestar atención alguna, no le gustaban los niños de afuera, sentía cierto rechazo, siempre fue ella y más tarde la chica a su lado, pero nunca le habían gustado los niños de afuera.
En cambio, la chica castaña a su lado ladeó su cabeza en busca de la voz que había irrumpido su tranquilidad, a ella no es que le gustarán mucho los niños o socializar, pero siempre era amable con todos, tímida pero amable.
Al pie del tobogan infantil se encontraban dos niños, un moreno de rulos espesos y un niño con el cabello negro hasta los hombros y mirada fría, rara para su edad.
Ambos estaban mirandola con la intención de preguntarle si podrían acercarse, pero ninguno formuló la pregunta ni tampoco se acercaron.
— Sarah —Llamó a su amiga quién sin pensarlo respondió.
— No. —Rotundo y sin lugar a reproches.
La niña suspiró mientras pensaba en una manera de convencerla. Ella ya conocía a los chicos, muchas veces los había visto en el instituto, también en el parque, siempre juntos, pero jamás habían cruzado palabras y ella quería creer que eran buenas personas.
— Puede ser divertido. —Insistió.
Sarah levantó su mirada de la arena y miró a su amiga, su cabello moviéndose con el viento.
— ¿Y sí son malos? —Preguntó con duda.
La castaña sabía que ella no era mala, ni tampoco era así porque quería, era así porque no confiaba en nadie, así le habían criado y así Mía la conoció. Por eso le preguntaban siempre antes de acercar a otra persona a su selecto grupo, porque a Mía no le gustaba hacer sentir mal a su mejor amiga.
— Los he visto antes, siempre están juntos, son hermanos y estudian con nosotros en IMS.—Comentó segura.— El pelinegro se llama Jhon, estamos juntos en clase de música, y no es malo.
Sarah asintió y sonrió divertida en su dirección, luego bajó la mirada y siguió jugando con la arena, poco a poco se fue moviendo hasta quedó al lado de Mía, medio escondida y al bajar su cara el cabello negro lleno de risos cubrió parte de ella.
— Está bien. —Susurró bajito.
Podría ser una niña muy extrovertida cuando se lo proponía, pero siempre y cuando estuviera rodeaba de personas en quiénes confiaba, sino era así, se volvía una niña tímida e introvertida, difícil de roer.
Mía sonrió y le hizo una seña a los chicos, quienes se acercaron mirando con duda en dirección a Sarah.
— Soy Mía y ella es mi mejor amiga Sarah. —Se presentó neutral, le era muy difícil mostrar sus emociones a desconocidos.— ¿Y ustedes?
El chico pelinegro sonrió amable y se acercó hasta estar sentados frente a las niñas.
Su hermano haciendo lo mismo sin dejar de mover sus manos preso de los nervios. Era un chico tímido .
— A mí ya me conoces, soy Jhon —Comentó el chico pelinegro y señaló a su hermano. — Él es mi hermano, James.
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¿Y sí reescribimos las estrellas?
Sonstiges"Existe un hilo rojo invisible, que conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar el tiempo, lugar o circunstancias. Un hilo que se puede estirar, contraer o enredar, pero que nunca será capaz de romperse." Ahora sé qué hay cos...