O36. Mando || Pedro Pascal

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El set de The Mandalorian era un caos

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El set de The Mandalorian era un caos. El personal corría de un lado a otro, y es que los efectos especiales debían salir a la perfección. La serie, estaba cobrando popularidad y todos sabíamos que en este momento, lo cobraría aún más. Pedro Pascal haría su primera aparición tras sacarse el casco que lo caracterizaba como el Mandaloriano.

Esperé a Pedro sentada en una de las sillas que me dieron mientras él rodaba la escena. Su traje era bastante pesado y a él, le costaba dar marcha ante el sinfín de texturas de su vestuario. A lo lejos, él me miraba cuando se tomaban un descaso; yo esbozaba una sonrisa tímida y él, reía encantado. Era primera vez que lo acompañaba al set y era todo realmente mágico.

Cuando se rodó la escena en donde su rostro fue descubierto, Pedro se lució. Todos aplaudieron y dieron por terminada el acto para luego, salir a celebrar con algunos de los actores, entre ellas quien daba vida a Boka-tan.

—Esa escena, será inolvidable para los fans de Star wars. —Comentó la actriz. Asentí en aprobación. Besé el mentón de Pedro a modo de felicitación. Él posó su brazo alrededor de mi hombro, acercándome a él.

Nadie se imaginaba la sensación que causaría Pedro en su aparición y menos, la ternura que provocaría ante la presencia de Grogu. Cuando vimos aquella escena, internet explotó y Pedro, comenzó a tener más fama de lo que él imaginó.

Aquel día del estreno del capítulo, Oscar Isaac nos visitó a nuestro hogar.

—Y el idiota no quería aceptar el papel. —Dijo Oscar, mirando a Pedro con una sonrisa burlona. —Yo te dije que sería buena idea.

—Me bastaba con el papel de Oberyn. —Le dijo Pedro. Le miré y negué.

—Creo que no habría otro Din Djarin mejor que tú. —Elogié. —¿Cómo están los niños, Oscar?

—Bastante bien, _____________. Me preguntaban si irán este fin de semana a vernos. Están muy emocionados con que vayan. —Rio divertido Oscar.

La familia de Oscar y Pedro eran muy cercanas, tanto como la amistad que ambos actores tenían.

—Uf, Sarah también quiere que vaya a su casa. —Rio Pedro, recordando la petición de su mejor amiga.

Todo había cambiado en nuestras vidas. Cuando comencé a salir con Pedro los medios no lo perseguían tanto como ahora. La vida de Pascal comenzaba a tomar mayor importancia y aquello, en ocasiones sobrepasaba al actor. Luego de la visita de Oscar, Pedro se sentó sobre el diván con una copa de vino y observó el canal de televisión. Aquel canal comenzó a anunciar las plataformas donde se podía ver The Mandalorian. Entonces, a lo lejos, pude notar el rostro de Pedro. Estaba agotado y cierto temor pude sentir en él.

Me acerqué a él y me senté a su lado, apagando la TV. Pedro me miró confundido.

—Cariño, ya no veas tu trabajo. —Sonreí. Pedro esbozó una sonrisa débil. De los años que llevábamos juntos, podía percibir el malestar que le ocasionaba pensar demasiado sobre lo bien que estaba haciendo su trabajo. —Ya está hecho. Ahora sólo debes disfrutar tu vida, lo que tienes y lo que has conseguido...

—¿Habrá sido buena idea aceptar el papel de Mando? —Preguntó, casi para sí mismo.

—¿A qué te refieres? —Inquirí, sin dejar de mirarlo. Pedro, de pronto se perdió en la nada. —Pedro...

—No lo sé, me refiero a que, mi vida... Nuestras vidas van a cambiar. No estoy acostumbrado a verme tan seguido en internet. —Carcajeó con desgano.

—Bueno, no tengo la respuesta correcta a tu pregunta, pero sí sé algo. —Tomé su rostro y besé sus labios. —No estás solo. Estamos juntos en esto y, tu familia también. Además, no puedes negar que has hecho una buena actuación, deseo, de verdad deseo que algún día entres a nuestra habitación con ese traje...

—¿___________, es enserio? —Carcajeó divertido. —Es tedioso.

—Te ves atractivo. —Me encogí de hombros. —Creo que, es una de mis nuevas fantasías. Ya sabes, me divertiría mucho tratando de sacarte ese traje, Din Djarin...

—Estás loca. —Rio. Tomó un sorbo de su vino. —Bastante loca.

—Te creo. Bastante como para quedarme contigo, a pesar de todo el cambio que signifique esto en tu vida. Habrá nuevas oportunidades, Pedro. ¿Eso lo sabes, no?

El actor suspiró. Me miró y luego volvió a tomar otro sorbo de su vino. Algo ocultaba; algo lo mantenía preocupado.

—¿De verdad quieres verme con ese traje entrando a nuestra habitación? —Me preguntó luego de un momento. Asentí entusiasmada.

—¿De verdad vas a entrar con ese traje? —Me tapé la boca, casi sin creerlo.

—Puedo intentarlo. —Me guiñó un ojo, coqueto.

—¿Te puedo decir, Mando?

—¡No, claro que no! —Carcajeó nuevamente, esta vez levantándose del diván, dirigiéndose a nuestra habitación.

—Que aburrido eres.

—Mataría el momento, ______________. —Argumentó. —Por cierto, debo comentarte

Me senté en nuestra cama, atenta a su anuncio. Él estaba frente a mí, de pie, un poco nervioso. Pasó su lengua entre sus labios, remojándolos.

—¿Y? —Arqueé una ceja, intranquila. —¿Qué sucedió?

—Yo me pregunto si... Bueno, es una idea. —Farfulló. Reí divertida.

—¡Pedro! —Exclamé. —¡Me tienes nerviosa! ¡Dilo ya!

—Me pregunto si... ¿_______________, te quieres casar conmigo?

Sus palabras cayeron como un balde de agua helada, recorriendo toda mi espina dorsal. Mi anatomía se paralizó incluso mi corazón. Sentí aquel dolor en mi pecho cuando comencé a sentir que volvía a la realidad. Los ojos de Pedro me miraban atento. Quise hablar, pero las palabras se habían atorado en mi garganta.

—Creo que no fue un buen momento. —Dijo Pedro. Negué rápidamente. —Sabía que no era un buen momento. —Volvió a reafirmar. Me levanté rápidamente y lo abracé, comenzando a llorar. Fue lo único que hice mientras trataba de recomponer mi cuerpo después de tal sorpresa.

—Claro que sí, idiota. —Le dije entre lágrimas. Pedro sonrió alegre, y noté que sus ojos comenzaban a brillar. Se arrodilló y sacó una cajita del bolsillo de su pantalón, mostrando una sortija que en el medio, tenía un diamante color celeste.

—Creo que debí arrodillarme primero, antes de proponerte matrimonio.

—Da lo mismo, porque yo si quiero casarme contigo, Pedro. —Besé sus labios. —Con Pedro, Oberyn...Con Mando. Con todos tus personajes.

Aquella noche, Pedro puso la sortija en mi dedo anular y yo, en la de él. Dimos sello a nuestro compromiso con un largo y tierno beso, sellando nuestro amor en un acto por tenernos y amarnos de manera... Infinita. 








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Algo más tierno jeje. Buenas buenas mi bellas lectoras, las invito a leer  el libro FIRE, en honor al OS FIRE, valga de redundancia jeje. Está en mi muro <3. 

Espero les haya gustado el OS. 

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Pedro Pascal - Joel Miller || One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora