Capítulo 8

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-Duele-

El profesor Moore nos ha dejado la hora libre para que termináramos una investigación. La gran mayoría decidió que ir al gimnasio a ver el juego de baloncesto es mucho más importante que terminar la tarea. Thomas y yo estamos en la biblioteca buscando las respuestas a las preguntas en algunos libros. Nos hacen falta nueve, en total eran veinte, ya casi acabamos. Busco otro par de libros en los anaqueles y los coloco en la mesa, y me siento junto a él. Hay tres cosas que me preocupan; la primera es que; hoy Thomas llego con el labio roto al instituto, dijo que fue su padre. La segunda; es aquella persona misteriosa “A.S.” ayer, ni hoy me ha escrito. Creo que escribí algo que no debía. Y la tercera…

—Has estado muy pensativa en todo el día —Levanto la cabeza y lo miro.

—Pienso en la exposición del viernes.

—No tienes que preocuparte por eso. Todo saldrá bien—Toma mi mano, y entrelaza sus dedos con los míos. Un dolor punzante sube por el brazo. Alejo mi brazo de una forma brusca y los ojos se me aguan. Duele mucho, la sangre ha traspasado el abrigo. Ese corte lo hice demasiado profundo. Le había prometido a la abuela que dejaría de hacerlo, pero ayer tuve una recaída y rompí esa promesa.

—Perdón, no fue mi intención.

—Thomas, no fuiste tú—Intento enrollar el abrigo y me muerdo el labio. Duele, duele mucho. El me detiene.

—Debí no hacerte caso e ir a tu casa anoche… ¿No hay un baño por aquí cerca?

—No, pero…

—¿Pero?

—Sígueme.

Salimos por la puerta trasera de la biblioteca que da a un invernadero de vegetales. Lo cruzamos y al final hay algo parecido a un baño, pero que no lo es y está deteriorado. Las plantas crecen por todas partes, creo que al menos debe funcionar el conducto de agua aquí, sino entonces como harían para regar todo esto. Thomas abre uno de los grifos, y moja un pañuelo que saco de su maleta antes de venir aquí. Inicio a enrollar el abrigo de nuevo y el me detiene otra vez.

—Es mejor que te lo quites. Te va a doler más si te lo enrollas. Ven te ayudo—Dejo que desabroche los botones, y me lo quita con delicadeza. El vestido que cargo es de tiras, eso me hace sentir un poco incómoda. Thomas desvía la mirada lo más que puede. Está tratando de no verme demasiado y agradezco eso. Hace que me acerque al grifo, tuerce un poco el pañuelo y lo pasa por mi brazo. Las gotas de sangre caen a la tina. Ahogo algunos gemidos de dolor, hasta que la herida está limpia otra vez

—No es tan profunda, aun así, deberías ir a la enfermería.

—No. Llamarán a mi abuela y después ella le dirá a Susan, y no quiero eso. Además, no lo volveré a hacer.

—¿Desde cuándo te lastimas?—Pregunta con tono de preocupación.

Un silencio se forma a nuestro alrededor. Tartamudeo tratando de darle una respuesta.

—Desde los catorce, siento que soy la culpable de que eso pasará… Pero había dejado de hacerme daño y ayer él consiguió mi número, no paraba de llamarme y le contesté. Me amenazo y dijo cosas horribles…y no sé qué hacer. Tengo mucho miedo de que me haga daño otra vez. De que quiera...Yo no quiero, Thomas. No quiero, que me vuelva a tocar. No quiero…

Brilla como las estrellas [YA EN FÍSICO]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora