Ahí fue cuando entendí la frase de "si no es para ti, déjalo ir"
Y yo en el fondo lo tenía claro, pero prefería soñar con los ojos abiertos, queriendo autoconvencerme de que todo cambiaría, porque era más fácil vivir un agosto frío a tu lado que un agosto tranquilo sola.
Eras como el cigarro para un fumador, adicta a ti aún sabiendo todo lo que sufría contigo, y tu sabías que daba igual lo que pasara, que yo estaría... Estaría.Desde aquel adiós en abril el resto fueron análisis constantes inconscientes hacia tu persona.
El verano lo pasé lento, sola, porque quise, porque desaparecí de todo y de todos, menos de ti, pero era más fácil entenderte sin sentimientos que hacer la vista gorda, me era más fácil llorar y viéndote como otro que pensando (como decía siempre) que tú un día volverías; que no estabas siendo racional como aquellas otras veces, entendí que ya no habría otras veces, y no porque tu lo eligieses, sino porque yo me cansé de idolatrarte por absolutamente nada.Me acostumbré a sentirte y no tenerte, y es mucho mejor que tenerte cerca y no sentirte.
He borrado todos los recuerdos contigo que tenía agarrados, casi cosidos en el pecho, y fue sin querer, porque cuando dejaste de ser aquel cuento que me vendiste, aquello que decías ser, cuando ya no tenías metas más allá de una noche de adrenalina, desapareció aquel chico que para mí era el sol.