Somos unos malditos genios

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Marco nos llevó a la casa, después de clases el viernes. Sí, hoy es viernes, mañana vuelven mis padres adorados.

-¿Que quieren hoy para comer?-preguntó Marco, sin apartar la vista del camino

Cristina bufó

-Querrás decir que quieren que Cristina haga mientras yo solo estorbo en la cocina y grito como niñita cada vez que Cristina casi se quema las cejas

-Sí-respondió Marco llevando sus ojos al retrovisor-Exactamente a eso me refería

-¡No discutas con Marco ahora!-grité-¡Si lo distraes va a chocar de nuevo!

Tomás y Cristina rieron

-¡Solo pasó una vez!-protestó Marco

-¡Marcado!-exclamó Tomás-¡Marco está marcado para siempre!

-Ya enserio-Dijo Tami entrando a la conversación-Con tantos gritos el pobre va a creer que estamos en los carros chocones

-¡Solo choqué una vez!-reclamó Marco

-Hasta donde sabemos-señaló Tomás

Seguimos molestando a Marco hasta que llegamos a casa. Ahí fue donde todo empezó a complicarse.

Llegamos, salimos del auto y quisimos entrar en nuestro adorado hogar. Marco sacó sus llaves y las puso en la cerradura. Pero no entraron.

-¿No puedes abrir una puerta?-se burló Tami-Dame eso-le arrancó las llaves de las manos y trató de abrirla. No pudo. Volvió a intentar. Era inútil.

Cristina trató, Tomás trató, Marco volvió a tratar. Y yo no me atreví a pedir la llave, y nadie quiso dármela.

Tami tomó en sus manos las llaves, examinándolas.

-Estas no son las llaves de la casa.-dijo Tami-Marco, ¿Las cambiaste en algún momento?

-¡No! No se han movido de mi bolsillo desde que salí de la casa.

-¿Seguro?-preguntó Cristina-Piensa bien...

-¡Carajo, que no!-insistió Marco un poco molesto

Tami alzó las manos a modo de defensa-Tranquilo, alguien llame a... oigan, ¿a quién llamamos?

-¿Bruno?-pregunté

Cristina sacó su celular y se puso a marcar.... ¡oh!, ya entendí el chiste, ¡Marco marcado!

-Tiene el celular apagado-dijo Cristina guardando su teléfono.

-¿Las ventanas?-propuso Tomás.

Marco negó con la cabeza.-Siempre las cierro de noche y no las abro hasta después de almorzar.

-¿Las de arriba también?-pregunté.

-Las de mi cuarto sí.

-Las mías también-dijo Tami

-No-dijo Cristina.-Ayer me tocaba a mi y me olvidé

Todos miramos mi ventana. Mi casa tiene un diseño exterior muy particular. Hay un escalón de cemento que atraviesa horizontalmente la parte posterior de la casa. Está abajo de las ventanas del piso superior. Y para nuestra buena suerte (y tal vez para la de algún ladrón) hay un árbol que es tan solo treinta centímetros más bajo que dicho escalón. Es bastante obvio cual es el plan.

-Voto por Martina.-dijo Tami inmediatamente

-Igual yo-votó Cristina

-Sí, por Martina-dijo Tomás

La guía del buen vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora