La señal

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La respuesta que tanto pedía estaba ahí frente a ella. Se señaló en el espejo, regañándose nuevamente por lo que estaba a punto de hacer, no queriéndose topar con esos ojos asustados, y con sus labios temblorosos, le dio un trago rápido a la botella que cargaba y empezó a pintarse nuevamente los labios.

El "Don't do it" que estaba en el espejo se tornaba borroso y se alejaba de su vista lentamente, mientras salía por la puerta. Se acomodo el cabello, dejando ver parte de su cuello.

Colocó media sonrisa sentándose frente a su pareja de esa noche, llevaban saliendo tres semanas, no había novedad en esa relación, era lo mismo que en las otras, taciturna, rutinaria, con sexo demasiado soso para lo que él presumía; Sarada sabía que era un trofeo para él, que le gustaba alardear de ella, de su cuerpo, del rostro con maquillaje que le daba un toque distinto y más sofisticado.

—Nena, podemos ir a coger en el baño si quieres—Dijo, tocándole innecesariamente la pierna mientras su mano se deslizaba debajo de su falda

Lo miro, cansada, olvidando que debía fingir agrado por lo que decía.

—No he bebido lo suficiente para hacer eso—Se excuso, con un tono exagerado, y de niña mimada, era buena imitando, actuando, arremedando. No usaba su tonó apagado y aburrido, no quería que nadie supiera su verdadera voz, cada que salía con un chico nuevo solía cambiar la tonalidad, el acento, las frases, sus muletillas.

—Ya decía yo—Dijo triunfante—Otro mojito para mi preciosa nalguita—Soltó una risa insoportable

Sarada nuevamente se miró en el espejo, esperaba que esta vez no la hiciera correr al baño a replantearse por qué hacía esto, este chico era el peor, insoportable, machista, creído y privilegiado.

—No entiendo porque no estás disfrutando tanto como yo, deberías retorcerte del placer con esto—Le acariciaba las piernas como si estuviese despeinando o mimando a un perro; Se acercó a su oreja y se la mordió

—Ey—Dijo, fingiendo una sonrisa

—¡¿Cómo porque está pasando esto?!—Mencionó sorprendida, enojada, viendo como Sarada le devolvía una mirada nerviosa

—¿La conoces?—Le preguntó a su pareja confundida, por supuesto que Sarada la conocía, le habían pagado por conocerla, por saber de su relación y bajarle al novio

—¿Me estás engañando?—La voz de ella se rompió, su cuerpo temblaba, Sarada tuvo que evitar la mirada que ella le daba, pidiéndole una explicación miro a las chicas que la habían contratado, burlándose de la situación, chocando palmas a escondidas, celebrando el triunfo

—Yo no te conozco

—Es obvio que la conoces—Dijo Sarada, intentando irse de ahí mientras él la tomaba de la mano, intentando que se quedara—No, no, déjame—Decía Sarada, mientras la otra chica entraba en un llanto desesperanzador, arrojo los vasos que estaban en la mesa y empezó a empujar al tipo contra el sillón, pidiéndole que le diera una explicación, este no soltaba a Sarada a pesar de eso

—Idiota—Le dijo Sarada, también pegándole como ella—¿Cómo te atreves a jugar así con mis sentimientos?

—Vamos, podemos llegar a un acuerdo, una relación de tres ¿No les parece?

Él fue soltando el agarre poco a poco, Sarada intentó salir de ahí rápido y entrar nuevamente al baño, se jalaba el vestido hacia abajo intentando correr y que no se le levantara, en cualquier minuto la chica la seguiría pidiéndole una explicación.

Se encerró en el baño, tratando de cambiarse lo más rápido que pudo, quitándose la peluca y el maquillaje con toallitas húmedas, la puerta se escuchó y luego los gritos.

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