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Ya llegaba a casa y era la primera vez que tenía ganas de llegar a esta. La verdad saber que en una hora Damián estaría aquí me ahorraría muchos problemas. ¿Por qué llego tan tarde a casa? Pues simplemente porque no quiero aguantar un sermón de 2000 horas de Elisabeth, lo odiaba.
Estaba llegando a la cocina hasta que oí a Elisabeth terriblemente irritada mientras hablaba por teléfono

—¡Es que no sé que demonios quieres de ella, maldita sea! —suspiró— ¿No soy suficiente para ti?

Me reí un poco de su estúpida situación y de veras iba a irme cuando escuché que lo llamó por su nombre

—¡No me digas eso, Damián! ¿Qué le ves a ella?

Miles de pensamientos cruzaban por mi cabeza en estos momentos y les aseguro que ninguno era bueno. Damián y Elisabeth hablando, mi supuesto amigo y mi hermana que me odia hablando. No creo tener nada bueno que pensar de esto.

—Escuchame bien Walker. Arruinaste mi vida en el instituto sacándola a la luz. ¿Crees que todo está bien? Si quieres jugar con ella no me perjudiques maldita sea.

Yo no pude oír más y me retiré a mí habitación. Rápidamente agarré mi celular y le mandé un mensaje diciéndole qué no viniera, no sé si estaba psicologicamente preparada para enfrentarlo. No sé que quería pero en serio no pensaba nada bueno de él, y también tenía millones de dudas. Oí mi celular sonar, señal de que me había llegado una notificación. Fue un mensaje de él pero ni quería verlo, simplemente me acosté y me quedé dormida.

.....

Había despertado hace unos 15 minutos, no había dormido ni media hora, así que prendí mi portátil y me dispuse a ver películas hasta que me interrumpieron.

—Jianna, tienes visita. Baja —dijo la voz de mi hermano cuando por poco tumba mi puerta.

—Voy, maldito animal

Cerré mi portátil de un fuerrazo y bajé corriendo. Al llegar al salón, juro que por poco pierdo mis pobres ojos de lo abiertos qué los tenía

—Pensé que te había dicho que no vinieras hoy —dije encarnando mi ceja

—Pensé que te había dicho que iba a venir de todos modos —dijo con media sonrisa

Cerré los ojos de frustración porque eso era lo que decía el mensaje que no me moleste en abrir.

—No tengo cabeza para estudiar

Él encarnó una ceja y me observó totalmente serio

—Tenemos que hablar

Joder, odiaba esas palabras. Le hice una seña para que me siguiera y fuimos a mí habitación. Al entrar cerro la puerta y se recostó a ella mientras yo me sentaba en mí preciosa cama.

—Prometimos tener comunicación y nada de mentiras. —recordó— ¿Qué te-

—¿Por qué te acercaste a mí?

Dije enmarcada en mí portátil y totalmente seria.

Que directa chica

—Y nada de mentiras

Lo miré a los ojos. Por primera vez parecía no saber que decir y eso me irritó, mucho. Hasta pensé que mis absurdas sospechas eran ciertas.

—¿A qué viene eso Jia? —dijo algo nervioso

Joder. En serio quería que fuera mentira. Mis ojos no pudieron evitar picarme de la irritación. Me sentía tan traicionada. Solo fueron dos meses, lo vi como mi amigo de verdad

—Te oí hablando con Elisabeth

Sus ojos mostraron total frustración y no lo negó.

—Nos conocemos hace unos años, me odia por lo que hice hoy.

—¿Solo eso? —fruncí mi ceño

Él cerró los ojos con frustración y puso sus labios en una línea fina soltando una bonita maldición por lo bajo.

—Fue mi ex y no me supera —dijo irritado— ¿Contenta?

Y en verdad lo siento pero una parte de mi no podía creerle pero sus ojos lo decían todo, mi hermana le irritaba. Al principio me reí como una psiquiátrica en su cara pero después comprendí todo, y me dolió el doble.

—Por eso te acercaste a mí —sus ojos me observaban distraídamente— Para que ella pensara qué la superaste y darle celos

—No dije eso —dijo riendo y tratando de acercarse a mí

—¿Y por qué lo hiciste? —dije encarnando una ceja

—¿Piensas que planeaba chocar contigo? Ni siquiera sabía que Elisabeth tenía una hermana

—Se esforzó para que todos lo creyeran

—Escucha Jia —dijo riendo— No sé que esta pasando por esa cabecita pero eres mi mejor amiga. Y no me acerqué a ti por Elisabeth

—¿Lo juras? —hice un pucherito

—Lo juro —puso su mano dramáticamente en su pecho

—Te creo —suspire— Ahora estudiemos o voy a desaprobar toda esa mierda.

Él rió y sacó sus apuntes de la mochila. Nos pusimos a estudiar y no nos dimos cuenta de lo rápido qué pasó el bendito tiempo.

—Eres un fastidio —dijo riendo por enésima vez— Eres muy distraída, revisate eso.

Reí junto a él y después me puse un poco cabizbaja al notar qué tenía razón.

—Soy un desastre —dije frustrada— No voy a lograr nada

—Ey —dijo levantando mi mentón— Eres un bendito desastre y lo vas a lograr todo, porque eres una chica genial qué todo lo que se propone lo puede hacer.

Sonreí y creo que me sonrojé un poco. La verdad siempre sabía como levantarme el ánimo, era mi bendito mejor amigo y lo amaba por eso.

—Nos vemos mañana Señorita desastre —dijo recogiendo sus cosas

—Nos vemos Señorito apuntes

Lo acompañé abajo y vi la mirada que se hecharon él y Elisabeth, era de total fastidio, más de parte de él. Cuando se fue noté la mirada de mi hermano sobre mí. Odiaba eso un poco

—¿Y cuando lo presentas formalmente? —dijo burlón

—Nunca tonto. Es mi amigo, no mi novio —dije haciendo una mueca

—No sabes cuanto querría qué ese guapo se fijará en ella —escupió Elisabeth

—¿Guerra de hermanas por un chico? No me lo perdería

Yo solo puse los ojos en blanco y fui a prepararme algo de cenar. Papá y mamá casi nunca estaban en casa por lo que la supervivencia aquí dependía de mí. Al terminar, cené y me fui a mí habitación. Al prender mi celular por fin pude observar los mensajes de Damián

Chico de los apuntes
3:28pm: Iré igual. Ya me dirás que carajos te pasa
6:46pm: Llegué sano y salvo a casa
9:37pm: Descansa pequeño monstruo

Reí al terminar de leerlos todos. Era un tarado.

Y el tarado te gusta

Negué riendo por lo que me decía mi otra parte estúpida. Fui y me di una ducha y al salir me puse a ver una película. Era tarde y mañana tenía escuela pero una pequeña porción de cine no me haría daño.

Número 8Donde viven las historias. Descúbrelo ahora