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Hoy me libraba del último parcial qué era el que más me retaba: Matemáticas. Gracias al querido chico de apuntes qué tengo no estaba tan mal para enfrentarme a esa batalla pero tenía mis dudas. Al salir de ahí fui directo a mí escalera a analizar con mi libreta todas las respuestas y para mi suerte no vi ningún error. Solo que una cosa es lo qué yo veo y otra cosa lo que ellos ven. Un dolor de cabeza de verdad

—¿Cómo le fue a mi licenciada de matemáticas? —dijo Damián regalandome una manzana

Reí ante su comentario

—Pues, ante los ojos de mi libreta me fue bastante bien. Pero no se como me habrá ido ante los ojos del profesor —hice una mueca

—Ey, te fue bien. Tranquila —dijo riendo.

—¿Cómo te fue a ti?

—Bien, supongo —dijo mordiendo su hamburguesa

—Me alegro —reí

—Oye, para de reír. Extraño tu sarcasmo

—¿Y que quieres que diga? —dije confundida— Aún no lo pierdo pero no se me ocurre una buena broma en estos momentos.

—¿Qué harás en navidad? —soltó derrepente

—Pues ir a una tienda, comprar un arbolito y autoregalarme unos calcetines con chuches —ironicé— No haré nada. Nunca hacemos algo

—Puedes venir a la fiesta que harán los del insti

—Prefiero el arbolito —reí

—No seas aburrida Jia. Solo será una noche divertida.

—No me gustan las fiestas. Además tú vas a ligar chicas pero yo ¿qué voy a hacer allí?

—Puedo arriesgarme una noche por mi mejor amiga.

Negué riendo. Ni loca. Ya sabía yo lo que me pasaba en las fiestas

—Por favor —alargó la palabra favor todo lo que pudo

—Me rindo. Iré. ¿Cuando es?

—Mañana viernes qué se termina la escuela y nos dan las vacaciones por navidad y fin de año

—Pasa por mí media hora antes.

—Hecho gatita

Reí porque me iba a arrepentir mucho de esto.

.....

—¡Apurate! —me gritaba Damián desde el otro lado de la puerta

—¡Qué ya voy, pesado!

Decía mientras me apresuraba en arreglar mi cabello, con el cual hice una trenza y ya. La verdad iba vestida con un vestido negro ahorcado y unos zapatos bajos muy majos. Maquillaje sencillo y una simple trenza con una cinta azul oscura. Al salir noté al rubio qué estaba esperando en mí puerta. Estaba con una playera y unos pantalones azules qué le quedaban bien. Su cabello normalmente despeinado y su sonrisa burlona de siempre adornando su bello rostro.

—Por fin —noté como me escaneo— ¿No hace frío?

—Eso diría yo. No soy la que va con una playera —dije bajando las escaleras

—Tengo una chaqueta en el auto, pero tú no

Le hice un ademán con la mano de que le perdiera importancia a eso y salimos de casa. Menudo auto, era negro y hermoso. La marca no me la sabia, soy algo mala para eso de diferenciar autos, pero solo deseaba qué manejará como una persona normal. Él me abrió la puerta de copiloto y noté a las personas que estaban detrás con nosotros en el auto.

Número 8Donde viven las historias. Descúbrelo ahora