Esto ocurrió en viña Del Mar, a mediados de Marzo. Mediante una app una chica me contacto para juntarnos, eran las 2:00 am app. Coincidimos en fumar Mota y estar dispuestos a algo más. Quedamos en encontrarnos 3:00 am, pero ella no llegó hasta las 4:00. Casi al borde de irme, ya que estaba muerto de frío, me di la vuelta de donde estaba. Ella pequeña de cabello oscuro, un abrigo oscuro, unos pantalones apretados que dibujaban unos muslos fantásticos sobre unos adorables botines. La conversación al encontrarnos por extraño que pueda parecer, hoy en día es lo que menos me puedo acordar de semejante noche. Pero tras un pequeño y discreto saludo como dos amigos que se encontraron caminamos hasta una calle que queda cerca de la V Vergara, enrolo ella el primer cigarro de mota mientras nos conocíamos. Al cabo de conversar un poco y hablar de lo que nos gustaba, comenzamos a besarnos. Sus besos eran suaves pero respondía a mi intensidad con gemidos, tomaba su cuello y acariciaba su nuca para sostenerla contra mi, mis uñas rajuñaban su cuero cabelludo mientras poco a poco sus cabellos tomaban la forma de mi mano.
Sus gemidos me excitaban, tomó la mano con la que sostenía su nuca y me retiró de ella, pensé que había sido muy brusco o que ella se había aburrido de los besos, pero llevo mi mano a uno de sus senos y guió mis dedos hasta encontrar su pezon para apretarlo. Eso despertó algo profundo en mis fetiches, sentirla tomar la iniciativa me hacía sentir libre de las expectativas frustradas de otros momentos al juntarme con mujeres, asumo que mis intenciones se podían ver a leguas a través de mis ojos, asumo que mis ojos debían tener un fulgor casi demoniaco y si no lo tenía, vino a llegar tras una frase que me caló profundamente.
-Besas rico, mira cómo se me pusieron los pezones.
La calentura me tenía a punto caramelo y saqué la mano de su seno para llevar la suya hacia a mi pantalón, así podía sentir el fruto de su calentura en mi.
-Me encantó besarte así, mira cómo me dejaste a mi.
Ella comenzó a sobarme sobre el pantalón, sonriendo de una manera que perversamente rivalizaba mi mirada. No podía dejar de quitar mis ojos de los suyos, pero solté su mano ya adecuada a sentir mi pene para apoyarla en su rodilla, apretando con mi pulgar intensamente sobre lo que alcanzaba de su muslo, volví a verla en sus labios húmedos dejando fluir el vaho de mi exhalar en la oscura noche, así que me atreví a preguntar.
-¿Puedo?
Ella sin responderme se acercó a besarme y sin mover más allá mi mano de su posición inicial, comencé a amasarla el lugar que quedó, perdido en el suave masaje de su lengua contra la mía, me encontré con que había capturado mi labio inferior con sus dientes y me responde.
-Que rica se siente tu mano en mi, tócame.
Así comencé a enterrar suavemente mis uñas en el interior de su muslo, mientras lentamente avanzaba, me era imposible no perder entre sus gemidos y besos. Hasta que, juguetonamente encontré una agujero en su pantalón, su piel estaba helada, tersa y al parecer sin querer, dejó escapar un corto jadeo junto a una risa.
-Se me ocurren mil perversiones para ese agujero.-Dije mientras mi dedo medio, trataba de explorar lo que más se pudiera en ese espacio. Mientras más cerca estaba de su entrepierna, más sollozaba, mas tibio se sentía, más intensos eran sus besos. Hasta que me encontré con su ropa interior, suave y evidentemente húmeda dentro de su tibio tacto, se separó del beso y me comentó que se había puesto linda para mi. Apreté su muslo con mucha fuerza mientras mi excitación me tenía bramando deseoso de explorar su cuerpo.
-Me encanta que seas así de caliente- Le respondí.
Los ladridos de unos perros nos hicieron despertar del ensoñamiento, la calentura se volvió risas culposas pero juguetonas, así que nos desplazamos de donde nos ubicamos.
El temor que nos encontraran, la calentura de los primeros besos y la mota nos motivaba la imaginación. Sin embargo ambos decíamos que era muy pronto, primera cita y terminar tirando en la calle, hubiese sido mucho. Nos ubicamos poco más de una cuadra desde donde partimos inicialmente para fumar y el encendedor volvió a iluminar la noche, probablemente el tercer protagonista de la velada. Buscaba que no hubiese cámaras, por si acaso. Mal hábito, pero siempre buscando el punto ciego de ellas, me doy cuenta que no hay y me aproximo. Quería saber cuanto de lo anterior eran solo ganas o de verdad se podía palpar su gusto a esta reunión tan esporádica. Le pido respirar la marihuana en mi boca, lo que terminó resultando en un beso intenso, apoyaba mi cadera sobre ella y ella sobre el cenicero buscando el beso. Daba igual el resultado de la noche, ella estaba disfrutando mis besos y me sentía halagado ¿que mejor en el universo esta noche?, nada. Como para agradecer el caos de todos los problemas de mi vida que me hicieron estar ahí, en ese mismo momento ante ella. Cuando respiro en tu boca, la canción de Lucybell, no puede haber mejor forma de describir lo que era deshacerse en sus labios "Me precipito hacia el cielo, cuando respiro en tu boca".
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Narraciones Nocturnas Inquietas
RomanceUna pequeña retrospectiva a momentos que han provocado pasiones intensas, radicalmente eroticas.