Capítulo 3: Mi psicóloga

12 5 0
                                    

La verdad la noche fue tranquila, vimos películas —No nos concentramos en ellas, pero bueno —Comimos pizza —demasiado queso a mi parecer pero Good —y hablamos, claramente que le conté sobre ese chico de la cafetería:

—Haber, haber, haber me estás diciendo que en realidad lo conociste la última vez que fuimos, y que no me lo contaste ¿O me equivoco? —se exaltó Alice.

—Pensé que te habías dado cuenta.

—Pero como lo iba hacer si estaba en redes sociales, no tengo límites ahí.

—Vale, error mío.

—¡Wow! Es que eres increíble. Y bueno, ¿Cómo es?

—Es…es…es estúpido.

—¿Ya? ¿Simplemente estúpido? —frunció el ceño —. ¿Es guapo?

—Supongo que sí.

—¿Te gusta? —preguntó acercando su cara un poco a la mía.

—No.

—Vale, digamos que quieres saber su edad, pero no te importa ¿Así?.

—Me es curioso, pero tampoco me importa resolverlo.

—Bueno, talvez podamos pre…

—Mejor dejemos este tema aquí —. Le interrumpí.

—Ok.

Seguimos viendo película hasta parecer quedarnos dormidas. Ya que lo último que recuerdo es como una anciana se desnudaba delante de un hombre aparentemente joven —Vaya escena perturbadora —.

∆Maria/Madre de Charlotte∆

Normalmente cuando mi hija se queda en casa de su amiga el hogar se siente vacío. Richard, ese hombre nos abandonó en cuanto Charlotte nació, así que yo solamente la tenía a ella. Preparé un café y apoyada en la encimera lo bebía.

«Mi cita con él es dentro de dos horas» pensé mientras miraba el reloj que colgaba en unas de las paredes de la cocina. Ya tenía planeado las cosas domésticas, el baño y listo, llegaría puntual a mi cita. Cuando terminé mi café me dirigí a lavar la tasa que había ensuciado, solamente pude colocarla en el lavado cuando los fuertes dolores empezaron.

—¡Ahhh! —exclamé agonizaba por el dolor. En el momento en el que me dirigí hacia una estantería donde aguardaban las pastillas sonó la puerta.

Enseguida fui hacia ella y abrí. Ese hombre estaba en casa. Preguntó si Charlotte se encontraba y dijo que necesitaba hablar con ella. Le invité a pasar, nerviosa e impaciente, puesto que no sabía a qué se debía su visita. Rápidamente envié un mensaje a mi hija pidiendo que volviera.

∆Charlotte∆

Al despertarme en el día siguiente me encuentro con una notificación en mi celular:

«Ven a casa lo más rápido posible, alguien te espera. »

Era un mensaje de mi madre, y sus palabras me eran de curiosidad. No quise despertar a Alice, por lo que bajé. El padre de ella estaba en la sala de estar.

—Buenos días, veo que han despertado temprano hoy —. Yo me encontraba cerca de la mesita de café que tenían junto a él mobiliario, donde luego el padre de mi amiga colocó la revista que actualizaba a todo Telluride todas las mañanas.

¡Psicóloga Taylor Fehen se ha encontrado horrorosamente asesinada!

Con tan solo leer la portada me bastó para salir corriendo de allí, temía a que todo tuviera relación con una misma persona; el mismo asesino de hace dos años.

Demonios OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora