CAPÍTULO 13: Crisantemo.

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La palabra crisantemo proviene de la antigua Grecia. "Chrys" significa "oro" y "antemión" significa "flor" en griego antiguo. La traducción literal de crisantemo es "flor de oro".

Esta flor está ligada a la pérdida.

Crisantemo blanco: dolor profundo ante una ruptura amorosa.

Crisantemo amarillo: rechazo amoroso

Crisantemo violeta: insoportable dolor ante la idea de perder a la persona amada.

El día previo al fin de las vacaciones siempre es el más triste del viaje, porque te recuerda que se acaba lo bueno y que debes volver a la rutina. No importa si estás contento o aburrido con tu vida, los viajes siempre causan esa sensación de vacío, como de dejar algo atrás que nos apena abandonar. Y eso es precisamente lo que les ocurre a estas cuatro amigas, aunque a cada una de ellas por motivos diferentes.

Después de comer en las mesas de la piscina junto a otros inquilinos, Amelia y Diego se han marchado a caminar por el monte Saint Clair y Min-ho no ha podido evitar verlos partir con una mezcla de envidia y enfado. Envidia porque sabe que esos dos se entienden demasiado bien y a él le gustaría sentirse igual con Assane y tener el valor de invitarle a pasear también. Y enfado porque, aunque la situación entre Mara y Emma es cosa de ellas, la realidad es que esto era un viaje de amigas y el ambiente es insostenible y Amelia se ha lavado las manos por completo en lo referente a ellas. Min-ho está cansado de no saber cómo comunicarse con Mara y agotado de lidiar con la energía de Emma.

Por suerte parece que ambas han desaparecido después de comer, y, de forma un poco egoísta, Min-ho desea que tarden en regresar. Pues mañana por la mañana deberán volver a España y él no tiene ni la mente ni el corazón para sobrevivir a la última tarde si de por medio se desata una guerra entre esas dos. Ya tiene suficiente con el pesar que le provoca la idea de volver a despedirse, por segunda vez en su vida, de Assane.

Mientras piensa en ello, Min-ho está sentado en el borde de la piscina con los pies en el agua, el sol de la tarde en la cara y la cabeza en las nubes. Así que no se da cuenta de que alguien se ha sentado a su lado hasta que ese alguien le da un golpecito en el hombro. Para su gran sorpresa Assane le devuelve la mirada con una sonrisa. Curiosamente no lleva ninguna de esas camisetas o pantalones algo más viejos que se pone para trabajar en las labores de mantenimiento del hostal, sino que lleva unos bonitos vaqueros cortos grises y una camiseta blanca. Color que le ha visto llevar muy pocas veces, ya que casi siempre lleva camisetas oscuras de algún grupo de música.

—¿Te apetecería acompañarme? —pregunta Assane, sin dejar de sonreír. Min-ho no se acostumbra a esta nueva amabilidad, a pesar de los días que han compartido juntos. No quiere dejarse cautivar por esa sonrisa porque después tendrá que decirle adiós.

—¿A dónde? —Pregunta por inercia a sabiendas de que Assane querrá hacer alguna cosa relacionada con el hostal.

—Me gustaría enseñarte Sète. Sé que con las chicas has ido a varios sitios de por aquí pero que no habéis pasado mucho tiempo en el pueblo. Y es una pena porque es precioso y creo...

—Espera un momento, —le interrumpe Min-ho. —¿Qué has dicho? —Assane parece confundido ante su pregunta.

Bon...Eh... es sólo una idea, no hace falta si no quieres...

Aniyo! Quiero decir, oui! ¡Sí quiero! —responde Min-ho mucho más entusiasmado de lo que le gustaría. Pero, de pronto, el pánico se apodera de él. Assane quiere llevarle a ver el pueblo y él lleva puesto su peor bañador y una camiseta vieja de Mamamoo, porque ya había dejado todas sus cosas metidas en la maleta. —Omo! Omo! Espera, espera. Un momento, necesito que me dejes cambiarme. —Le ruega.

EL JARDÍN QUE DIBUJAMOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora