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Desperté con un dolor de cabeza horrible sabiendo que había pasado de nuevo. Los ojos me ardían de solo intentar abrirlos y necesitaba tomar agua y rápido, pero al levantarme noté algo: No estaba en mi habitación. Miré con cuidado a mi alrededor y la verdad me espanté, esto no solo No era mi habitación, sino que parecía habitación de chico. Empecé a oír voces qué venían de afuera y salí de la cama. Me di cuenta que no tenía ni una gota de maquillaje y que estaba en pijama, un pijama qué no era mío. Delante de la puerta discutía conmigo misma si girar la perilla o no, ya qué no sabía. Pero al final decidí hacerlo, dije que iba a pagar por las consecuencias de mis actos.

—Buenas tardes bella durmiente

Al salir estaba Damián con un delantal frente a una saltén, creo que cocinando. Y en la barra estaban Nasly y Richard observandome con burla en sus ojos.

—Damián, podemos —hice una seña al cuarto— hablar un momento?

Él sonrió y asintió. Ya en el cuarto, él cerró la puerta y se arrecostó a ella.

—¿Donde estoy y como llegué aquí? —le pregunté notablemente asustada

—¿Eres consciente de que anoche te emborrachaste como una alcohólica, te comportaste como una niña y encima me suplicaste que no te llevará a casa? —dijo con media sonrisa

Yo abrí los labios con la intención de responder, pero estaba tan avergonzada qué no podía con nada de esto.

—Tranquila. Estas en mí casa, Nasly fue quien ayudó a cambiarte y yo dormí en el sofá

Ay no. No puedo creerlo, se echó mi fase insoportable. ¿Ahora no tenemos secretos o si? Dios mío, creo que mi cara en este momento estaba peor que un tomate.

—Ven a desayunar —dijo riendo

—Ya basta Damián, no te rías —dije tirándole la almohada

—Pero es qué estas tan avergonzada por nada —dijo riendo más fuerte— No pasa nada. Los amigos estamos para ayudarnos.

Al final salimos y los otros dos ya estaban desayunando.

—De verdad Damián debe estar loco por ti como para dormir en el sofá —dijo Richard riendo

Damián solo lo fulminó con la mirada y a mi se me encendieron las mejillas de nuevo.

—No me mires así —dijo riendo y llendose al sofá con su tostada en la boca

—¿Dormiste bien? —me preguntó Nasly mientras me sentaba a su lado en la barra

—Si, gracias por aguantarme anoche

—Tranquila —dijo Damián por enésima vez— De hecho no eras la única borracha.

—Pero si eras la más borracha —rió Nasly

Todos reímos durante el desayuno, que para mi suerte Damián había estado haciendo toda la mañana tortitas. Después de eso me di una ducha y Nasly me prestó ropa limpia para volver a casa. Iba vestida con un jersey ajustado azul y una sudadera negra de Damián.

—¿Ya nos vamos? —dijo Damián agarrando las llaves de la barra

—Nos vemos chicos, un placer conocerlos.

Salimos del apartamento y fuimos directo al ascensor, al bajar el coche de Damián nos esperaba allí. Me subí al copiloto y él empezó a conducir.

—Quiero que pasemos Navidad y Fin de año juntos —soltó derrepente— Después de todo ustedes no lo celebran o eso me dijiste

—Si pero—

—Jia, solo hagamos salidas y esas cosas en estas vacaciones. Puedo ir a tu casa para terminar de darte el contenido que nos faltó

Número 8Donde viven las historias. Descúbrelo ahora