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—¿Ma-Mamá?

—Ay mi niña —dijo secándose las lágrimas— No sabes cuantos siento no haber estado ahí para ti, perdónanos a mí y a tu padre

Yo sentía como qué me acababan de lanzar un cubo de agua fría encima. ¿Qué la perdone? ¿Por qué? ¿Por nunca estar o por siempre ignorar mis llamadas? ¿Por nunca llamar cuando está fuera o por no preocuparse por nosotros? Definitivamente no me estaba pidiendo perdón ahora. No iba a perdonarla tan fácil, no iba a hacerlo. Vuelve ahora ¿por qué? ¿Por qué me voy a morir y quiere enterrarme dignamente? Que le den

—¿Por qué volviste? —dije secamente— No hacía falta que lo hicieras, estábamos bien

—Jia, yo sé-

—Jianna para ti —le dije irritada.

—Bueno, Jianna, yo sé que no hemos sido los mejores padres pero los amamos a los tres. ¿Crees que estoy pasando por un buen momento ahora?

—¿Y yo? ¿Piensas que estoy bien sabiendo que dentro de un mes, un día no abriré los ojos? —Ella se sorprendió— No estoy bien con eso, y no te lo restriego en la cara

—Jianna, hablame bien qué soy tu madre

—¿Qué madre? —dije casi gritando, estaba harta—   ¿La madre qué nunca nos atendió en la niñez? ¿La qué prefería hacer viajes de trabajo? ¿La qué no se preocupó por Lucas cuando tuvo el accidente en moto y encima de eso le reclamó? ¿La qué siempre defendió a Elisabeth por encima de todo? ¿La qué envío a Zack a una escuela militar por qué no sabía comportarse y solo tenía 15 años? —dije secamente— Solo volviste por lástima, una que no quiero. Tú. No. Eres. Mi. Madre. Acéptalo

Sentí mi mejilla arder y mi cuello torcerse para voltear mi cara. Me había dado una bofetada. En este momento esta respirando aceleradamente, y por la mirada que me hecharon todos, definitivamente estaba roja de la rabia. La respiración era entrecortada y cuando fui a decirle algo me mareé. Por suerte Damián estaba detrás mio y me sujetó mirándome con preocupación.

—Llevala arriba por favor —le dijo Lucas— Vamos a hablar —le dijo a mamá

Damián me sostuvo y me llevó a la habitación. Me dejó en la cama y se recostó a mí lado acariciando mi mejilla

—¿Estas mejor? —dijo casi susurrando

—Solo quiero que se vaya, no voy a aguantar con ella aquí. Qué se vaya Damián —dije suspirando con desesperación

Él asintió y salió de mi habitación. No conté cuanto tiempo pasó hasta que volvió a entrar en mí habitación y con la mirada un poco frustrada me miró fijamente.

—¿Dónde está?

Sabía a lo que se refería así que simplemente me arrastré por la cama y fui al pequeño cajón culpable de todo. Él fue allí, lo cogió todo y lo metió en una bolsa. La lanzó a un rincón de la habitación y se sentó a mí lado en la cama. Yo simplemente estaba ahí quieta, observando cada uno de sus movimientos, él volteó la cara y me pilló mirandole fijamente para sonreírme y recostarse junto a mí.

—Ha sido un día ajetreado —dijo mientras jugaba con mi cabello— Ya son las 1:00 de la mañana

—Quedate a dormir conmigo —dije mirandolo—  Yo me quedé en tu casa aquella vez. Además es muy tarde para estar conduciendo por ahí, no quiero que te pase nada.

Él asintió y se acomodó a mi lado para después abrazarme. Sentí como suspiraba y después me daba un beso en la frente.

—Buenas noches mi pequeña estrellita —dijo sonriendo

Número 8Donde viven las historias. Descúbrelo ahora