Parte única

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Roier patea un par de rocas en el camino, temblando del frío a pesar de llevar puesto su hoodie y una camiseta de manga larga, preguntándose por qué accedió a esto en primer lugar.

Spreen es un novio muy atento, y aunque la mayoría no lo creyera, un tanto meloso. Pero ha estado actuando extraño durante el día, evadiendo a Roier cuando estaba cerca y pasando tiempo con Quackity en su lugar, pareciendo como si estuviesen pegados el uno con el otro.

Un sentimiento extraño crece en el pecho de Roier, él lo reconoce como celos, pero nunca lo admitiría.

Él estaba preparando la cena de su gato, Bobby, cuando un timbre de notificación particular vino de su celular. Nadie en el mundo, excepto por él, Bobby y tal vez Dios, sabrían lo rápido que se estiró para poder alcanzar el aparato porque la notificación era de Spreen.

Una ubicación adjunta junto a un mensaje: 'Te veo a las 10:15'.

—¿Hm? —Él estaba confundido, y al parecer también Bobby, que lo veía con su cabeza inclinada a un lado.

Ahora, por su curiosidad e intriga era que se encontraba caminando bajo las luces parpadeantes de las calles de su ciudad, todavía temblando por lo fría que la noche se sentía. Tal vez debió haber pedido una explicación, pero sabe que sin importar qué, él de todos modos iría donde Spreen estuviera.

¿Pero por qué Spreen lo traería a un edificio abandonado? ¿Estaba funcionando bien la aplicación de Google Maps?

Y la respuesta a la última pregunta era sí; un nuevo mensaje de Spreen aparece en la pantalla diciendo: 'Ven acá, estoy en el segundo piso'. Roier mira hacia arriba antes de entrar al edificio.

Sube las escaleras cuidadosamente porque no sabe qué tan defectuosa es la estructura, hasta que ve la silueta de Spreen iluminada por las luces que provenían de afuera, contrastando con la oscuridad del lugar.

—Tengo muchas preguntas ahora mismo. —Roier dice cuando se coloca al lado de Spreen.

—Oh, llegaste tarde. Te dije que llegaras a las 10:15, y son las 10:17 —El híbrido sacude su cabeza con notable decepción—. No podés hacer nada bien, ¿verdad?

Roier lo mira como si hubiera escuchado el chiste más bobo de la historia—. Primero que nada, son sólo dos minutos tarde. Segundo, ¿por qué estamos aquí? Y tercero, ¿por qué me ignoraste todo el día?

Pero Spreen no responde ninguna pregunta, en su lugar, sonríe de una forma que Roier sólo puede describir como macabra.

—Estás hablando demasiado. Te dejaré recordar lo que me pediste hace un par de semanas.

Muy astuto de parte de Spreen el pensar que Roier recuerda lo que hizo apenas en la mañana.

Él estaba a punto de discutir de nuevo cuando un recuerdo llegó a su mente como un foco encendiéndose. Sus mejillas inmediatamente se volvieron rojas.

Recuerda como él mismo mencionó su deseo de hacer algo riesgoso como hacerlo en público, hablando de eso mientras Spreen lo follaba contra el colchón. Roier estaba tan hundido en el placer que rogó por eso sin pensarlo dos veces.

Parece que Spreen realmente sí es el novio atento y cumplidor de caprichos del que Roier alardea siempre que está con sus amigos, pero no esperaba que tomara en cuenta lo que dice durante el sexo. Roier quiere desaparecer, sabe que no es lo único vergonzoso que ha salido de su boca en un momento así.

your wish, my commandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora