¿Cuánto tiempo tardaría en pasar la atracción?
Se preguntó mientras lavaba los platos sucios. Él había llegado como la lluvia en otoño, inesperada, con tanta pasividad que pausabas tu vida para contemplarla, tan fresca para beberla, tan obstinada...intentaba rechazar aquellas ideas que le decían que debía tener la cabeza fría, no ceder ante la atracción sexual, porque, maldita sea, le atraía demasiado, cada vez que pensaba en él se ruborizaba y sonreía.
Pero ¿Desde cuándo no dejaba entrar a alguien a su vida?
Recordó los reclamos de relaciones pasadas, es muy cierto que ella no podía desviarse de sus objetivos por ceder ante esta nueva persona, solo por la atracción, por la química que había entre ellos, por la delicadeza de él, no podía ceder ante la mirada que le daba y la sonrisa que venía después, ni siquiera porque realmente le gustó el sexo con él.
Y es que realmente no podía flaquear, recordó el pago que hubo de por medio y maldijo, quiso renunciar de inmediato, ignorar las demandas de su cuerpo, pero ¿Acaso no se merecía sentir por primera vez estas sensaciones? La sudoración en las manos, los pensamientos llenos de orgullo sobre lo que había pasado la noche previa, el nerviosismo de saber quién mandaría el primer mensaje, no dudaba que alguno de los dos tendría la iniciativa, estaba tan cansada de no permitirse no tener esos objetivos fijos, de olvidarse de las cosas que le gustaban por cumplir sus metas, ¿Dónde había quedado ella? Tal vez su madre tenía razón, ¿A dónde la llevará esta obsesión de la universidad?
—No Sarada, es como los demás, no tiene nada de especial—Se repitió en voz alta, intentando despejar aquellas dudas
¿Él que tenía de distinto de los otros? ¡Era lo mismo! Fingían atracción, a veces cogían y los dejaba, ¿Por qué con él sí y con los otros no? ¿Por qué se sentía real tener gustos similares? Porque ya había pasado por la misma experiencia, uno de los chicos anteriores tenía los mismos gustos, ¿Por qué con él no y este sí?
—No te hagas ilusiones—Dijo entre dientes—Tengo planes, no puedo dejar mis planes por un hombre—Mencionó con despreció
Pero nuevamente venía la duda, ¿Realmente tienes que hacer tanto trabajo para obtener un lugar en la UCK? ¿No le abrirás las puertas al amor?
—Mamá sal de mi cabeza—Dijo en reproche—¿Por qué tengo que estar dudando de todos mis planes por una noche?
Pero los pensamientos seguían cayendo como lluvia, recordaba su sonrisa, recordaba como esa complicidad entre ellos se hizo presente al hablar con señas, la inclusión en conversaciones con amigos cercanos, la disposición de él para hacer el ridículo
—¿Quién mierda hace eso?—Mencionó recordando y sonriendo—No, no es distinto a los demás, había alcohol de por medio, y no me ha mandado mensaje—Habló con ella misma, cerró los ojos, imaginándose huir con él y nuevamente venía ese rostro pesaroso —No, no me mando mensaje, además tengo que tomarme esta porquería...y aún así, no me escribe para saber si lo hice—Nuevamente negó, tomándose la píldora de emergencia—Lo que tengo que hacer por un hombre que ni siquiera recuerda lo que sucedió anoche—Suspiro, escondiéndose entre sus brazos, recargándose en el fregadero
Había sido solo una noche, ¿Qué tenía de especial? ¿Por qué no dejaba de pensar en él? ¿Acaso sería la excepción? Nuevamente se reprimió a si misma, intentando dejar de pensar en ese chico
Continúo con su tarea de lavar los platos sucios, pero cuando le tocó sacar la basura, nuevamente vino esa terrible sensación de mirar al teléfono. ¿Por qué tenía que estar al pendiente?
Era solo un chico más, él no podía tener nada de especial, él no podía ser distinto a los otros, no porque sonriera cada vez que la mirara, no porque su masculinidad no se viera tan frágil como la de otros, no porque tuviera noción de acontecimientos sociales y luchas colectivas, ni porque hablara más erudito y con confianza, tampoco porque su voz pareciese como la del mismísimo Tom Hiddleston, o las comillas en sus mejillas se formaran como un signo de interrogación que la invitaba a cuestionarla, porque su cabello se despeinaba y a él no parecía importarle, tampoco porque le sostenía la mirada y sonreía cada vez que ella corregía entre dientes, no, no solo por eso tenía que estar esperando ese mensaje ilusionada ante lo que podría suceder.
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La propuesta
FanfictionCansada de su vida poco privilegiada, del sufrimiento de su amiga por sus relaciones románticas, de la violencia cotidiana en su entorno y por el constante cuestionamiento acerca de su nula interacción romántica, Sarada Haruno decide aceptar una pro...