Capítulo 22

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Una vez me dejaron respirar, las dos me cogieron de las manos para llevarme arriba. Supongo que al cuarto.

Yo estaba con los ojos abiertos, flipando por la situación y pensando en qué pasará el día de mañana.

Chloe y Sabrina me sonreían como unos demonios y yo me dejaba llevar por la tentación.

Miraba sus culos mientras subíamos por las escaleras. Esta sería una buena noche.

Me encerraron en el cuarto. Bueno, encerrar no, si no que cerraron la puerta pero no había pestillo.

Las dos se pusieron en un mismo bando para someterme a hacer cosas indebidas.

Yo sentada en la cama con la minifalda que llevaba ese día activé las luces led rojas para darle más motivación.

Nada más que me pedía el cuerpo de excitarlas a ambas. Para verlas gozar a ellas sin mí.

Y lo comprendieron, porque separé mis piernas y ellas se miraron entre las dos.

Mi tanga quedó descubierto, siendo devorado por las miradas de mis dos profesoras.

Se acercaron como acechando a su presa. Y yo me sentí diminuta viendo tremendos pivones delante mía.

Chloe fue a mi espalda, besándome el cuello con pequeñas succiones. Y Sabrina que ya conocía el terreno atacó mi intimidad, mojándome más de lo que ya podría estar.

Me sentía en el paraíso, mis ojos se cerraban de la sensación de la gloria.

En mis palmas sudadas por el nerviosismo recorría mi sangre fluyendo sin delicadez.

Mis manos desgarraron los botones de la camisa de Sabrina la cual me observaba con esos ojos de infierno y cielo.

Y Chloe intentaba quitarme la camisa y le ayudé. Mi top deportivo resaltaba entre mi falda, toda doblada y sin ningún sentido.

Sabrina levantó mis piernas y me arrancó de un estirón en tanga, todo mojado.

Ella lo olió y se lamió los labios sabiendo lo que iba a proceder a comerse.

Me aparté de esa posición y me posicioné en el medio de la cama para estar más cómoda.

Ahora tenía a Sabrina sin la camiseta, solo con el sujetador ese rosa que tanto me excitaba hace años. Parece mentira que le siga valiendo. Y a Chloe quitándose su blusa.

La falda larga de Sabrina se me hacía molesta así que se la quité con su ayuda. Demasiada ropa.

Luego hice lo mismo con Chloe. Se quedaron en braguitas las dos y sentí el verdadero poder.

Tenía a las dos, como sumisas, delante mía y sentadas esperando una orden mía.

Esto es el paraíso y pienso disfrutarlo como nunca lo hubiera pensado.

-Besaros. Sin remordimientos.- ordené.

Ellas se comieron la boca mientras sus manos tocaban sus senos y desgarraban toda tela que había de por medio.

Yo excitada empecé a tocarme mis partes en círculos gimiendo bajito sintiéndome agusto.

Esto es más de lo que me hubiese gustado que pasara.

Chloe se separó de Sabrina y me dirigió la mirada pidiéndome permiso para hablar, se lo concedí.

-Elisabeth, tenemos como el triple de tu edad, ¿estás segura de esto?

-¿Me lo preguntas enserio?- dije arqueando una ceja.

-Lo digo porque puede ser ilegal, entre medias.

Tortura Explícita [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora