Capítulo 2: Lecciones de vida
El dolor es el motor que impulsa a la mayoría de la gente. Cuando algo te duele o te impacta demasiado duro tienes dos opciones en la vida: o te conviertes en lo que quieres destruir o buscas venganza por cada pedazo de tu corazón que se rompió. Chanyeol lo sabía bien. Él lo había vivido en carne propia desde tan tierna edad y no hubo más remedio que seguir adelante. Su madre elfo pereció por la pérdida de su pareja a tan corta edad y él quedó solo en aquel mundo gigante lleno de odio y envidia.
Los dragones no confiaban en los elfos y los elfos le guardaban rencor a los dragones. Lo único que realmente impedía la guerra era aquel niño de 6 años recién cumplidos que lloraba desconsoladamente en la tumba de sus padres. Había sido tan cruel apartarlos a ambos de su lado pero, nada ya podía hacerse.
- ¿Está listo su Majestad? - llamó su tío Junmyeon a sus espaldas con el largo traje del simbolo de los dragones en su pecho cerca del corazón – Sus abuelos elfos desean verle.
El niño asintió y se levantó limpiando su rostro. ¿Que diría su padre si lo viera en ese estado? ¿Se reiría en voz alta como siempre había hecho? ¿Le regañaría mostrándole que los líderes no muestran debilidad ante nadie? Nunca tendría la posibilidad de saberlo.
- Primera lección muchacho – miró a su tío extrañado – Nunca muestres debilidad ante nadie que no sea tu propio reflejo. Aunque estes muriendo por dentro, siempre camina derecho, erguido y con tu frente alta. Tú y solo tú estas autorizado a derrumbarte contigo y ayudarte a tí mismo a levantarte.
- Tío..
- Eres el heredero legítimo de tus padres. El Rey Dragón y el Príncipe de los Elfos de Luz. Tienes dos tierras que en su momento dependerán de tí y no puedes ni debes dejarte caer tan fácilmente. Empieza por crear tus fortalezas antes de exponer tus debilidades.
Chanyeo asintió y de la mano de su tío Junmyeon entró a la sala del consejo que bullía de energías negativas. Del lado izquierdo estaban sus abuelos mirándose enojados y desolados al mismo tiempo. Su cabello rubio que antes brillaba de luz ahora se veía opaco por la pérdida. La juventud parecía haber abandonado sus cuerpos y la felicidad se había desvanecido de sus almas. Del lado derecho, estaba su familia. Los tíos, nanas, primos y casi toda la corte de los dragones que, al verle entrar, bajaron a sus rodillas en señal de respeto por su nuevo joven líder. Chanyeol soltó la mano de su tío y entró dando pasos firmes.
- Levántense – dijo con su voz infantil la orden que todos atacaron – Tomen asiento y dejen de pelear.
- Chanyeol..
- Su Alteza – corrigió alzando un dedo a su abuelo – Puede que sea tu nieto pero aquí soy Su Alteza.
- Eres muy joven para asumir el liderazgo de toda una tribu, pequeño.
- Tengo a mi tío Junmyeon para ayudarme a convertirme en el Rey que mi gente necesita. - anunció tajante a lo que el mencionado sonrió sutilmente – Puede que sea pequeño, sí, pero mientras los elfos los tienen a ustedes estos hombres y mujeres dependen enteramente de que me convierta en lo que necesitan para solucionar sus problemas y necesidades.
- Tú debes estar con los elfos! ¡Es nuestra sangre la que corre por tus venas!
- Es Loeyhra quién me da vida y la dueña de mi ente corporal o, ¿Acaso nos les relataron bien como fui capaz de asesinar a ese malnacido que me arrancó a mi padre? ¿No les contaron que fui capaz de hacerme tan grande como el dragón del mismo Khalifa?
La sala cayó en un silencio sepulcral tras esas palabras siendo el único sonido el del crepitante fuego que iluminaba el recinto.
- No puedo asumir aún el liderazgo de los dragones dado que soy muy pequeño para ello pero, no puedo abandonar a mi pueblo para irme con ustedes. Lo siento pero eso no pasará hoy. Si desean verme pueden hacerlo en cualquier momento.
Bajó de la silla y salió del recinto sin mirar atrás. Su carácter era tan intenso como el fuego crepitante y aún más intenso era el que corría por sus venas.
- Segunda lección muchacho – enunció Junmyeon – Todo se trata de la seguridad con la que hables. Nunca bajes la cabeza ante nadie por más rango que tenga sobre tí. Tu eres el rey Dragon el hijo de tu padre y de su esposo el elfo.
- ¿Sabías que podrías habermelo dicho antes de entrar a la audiencia?
- Tercera lección: Solicita y ordena lo que necesites de tus siervos. Estamos para servirte a tí y a tu futura o futuro esposo.
- Traeme al que ordenó el asesinato de mis padres. Loeyrha y yo tenemos un asunto pendiente con él.
El camino se hizo más ameno y menos duro mientras iban de la mano. A sus seis años tomó la decisión de no abandonar su lugar por derecho aunque el resto también lo necesitara y, así como las hojas del árbol caían a su paso, las estaciones siguieron su curso continuo cada año. Chanyeol pasó de ser un pequeño jovencito a ser un joven de 16 años con un obejtivo más que claro en su mente.
Su cuerpo pasó de ser adorable y aniñado a uno con la fortaleza suficiente para comenzar su entrenamiento. Su tío Junmyeon no se despegó de su crianza y paso a paso fue capaz de brindarle a su sobrino, el conocimiento adecuado. La corte de fuego estaba a sus pies y adoraban con pasión a su nuevo líder. Sabían que solo él, aunque tuviera la sangre de los elfos, sería capaz de vengar a su antiguo Rey con sangre. Los dragones clamaban en su corazón que, aquel asqueroso ser que se atrevió a manchar sus tierras con sangre inocente, pagara de la misma manera su crimen. Chanyeol entrenó con tesón y fuerza y, para cuando la luna de primavera salió llena y brillante, el Príncipe Chanyeol comenzó su venganza.
¡Hola a todas las personitas que leen está historia! Hoy la retomamos después de una semana un poco intensa para mí física y emocionalmente. Estoy trabajando para traerles al menos dos capítulos a la semana y, darle final en el mes de mayo/junio. Quien ya me conoce sabe que suelo divariar mucho y no puedo cumplir mis propios pactos pero bueno. La vida adulta tampoco es fácil.
Espero les guste este segundo capítulo
:)
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Two Moons: Kingdom [ChanBaek] (Terminada)
Viễn tưởngEra algo etéreo. La manera genuina en la que se miraban tras las cortinas con las coronas de espinas sobre la cabeza y las manos fielmente entrelazadas mientras a sus espaldas aquel lugar malvado ardía bajo las llamas del fuego de Loeyhra. A Chanye...