«10- UNA PROMESA»

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El camino hacia el hospital se me hace eterno, siento que con cada segundos y minutos que pasan reduce la probabilidad de que Lucca viva. Jack aprieta el freno, y me quito el cinturón de seguridad para bajar e ir corriendo hacia la camilla que lo ponen a Lucca con un oxígeno, y hay enfermeros alrededor haciendo su trabajo.

—Por favor señorita debe esperar afuera.

—Tranquila. — Jack aparece detrás de mí, y me envuelve en sus brazos.

Se que esto ha sido un acto de manipulación para que no lo deje. No puedo seguir en esas cuatro paredes con él, me hunde, me lleva a su oscuridad y siento que me hacia daño siempre que estaba ahí con él. Oyendo sus palabras hirientes, sus golpes que causaban cicatrices y marcas. Nada de eso podría hacer que yo vuelva a caer, pero si me preocupa que pueda hacerse daño, no esta bien psicológicamente.

Respiro profundamente.

—Ire a buscar un vaso de agua. — Asiento. — Espérame aquí, no tardó en volver. — Me da un beso en la frente.

—¿Donde esta Lucca? —Cierro mis ojos tratando de conservar la calma. No puedo hacerme la estúpida con su madre. Miro detrás de mí que viene alterada y con los ojos rojos, sostiene su bolso entre su pecho y parece que en cualquier momento va a desmayarse.

—Madre de Lucca. —Respiro profundamente.

—¿Que mierda le hiciste maldita desgraciada? Siempre supe que no eras buena para él. Le llega a pasar algo y te juro que lo pagarás muy caro.

—Señora no es bueno que la amenace y usted sabe perfectamente que no tiene la culpa. — Jack la enfrenta y me entrega el vaso de agua. — Su hijo vino a interrumpir mi departamento con violencia y siendo agresivo con ella. — Suspiro, y miro a Jack. — Él se hizo daño por mérito propio. Nadie le clavo un cuchillo.

La señora Manson se queda callada y respira profundamente. Se que es su hijo y lo ama demasiado, se que teme de lo que le podría llegar a pasar pero Jack tiene razón no es mi culpa de lo que él se hizo. Aprieto mis labios, y trato de contenerme.

Ella y yo jamás nos llevamos, en realidad nunca le caí bien a la señora Manson es una mujer bastante... Jodida. No quiere a nadie, es odiosa y envidiosa, proteje demasiado a sus hijos pero en realidad tiene un favoritismo con Lucca. Aunque ninguno de los dos se parecen, en lo que si tiene en común es la locura y el egoísmo, la agresión y el odio.

—Necesito tomar aire.

Lu llega a tiempo junto con su esposo.

—¿Todo bien?

—Estamos esperando noticias, yo necesito tomar aire ¿Vienes conmigo? —Asiente, y ambas salimos dejando a esos dos hombres detrás.

Lu y yo llegamos al pequeño callejón que hay detrás del hospital. No es para nada agradable pero al menos no hay personas alrededor y no sentirme tan asfixiada.

—¿Que ocurrió?

—Lucca llego al departamento de Jack ebrio. — Me cruzo de brazos e intento pensar en todo lo que paso en cuestión de minutos. — Me decía que volviera con él, y luego Jack se metio diciéndole que llamaría a la policía si seguía invadiendo su casa en ese estado, entonces se marchó y luego... Un vecino nos alertó, y encontramos a Lucca tirado en el suelo cubierto de sangre.

—Es un imbécil. — Lu niega con la cabeza. — No puedo creer que... Es un completo idiota ¿Como no me di cuenta? — Me mira. — Y tu sufriendo en silencio Alice. — Aprieta sus labios y puedo ver en sus ojos unas par de lágrimas acumularse. — Lo siento tanto. Pensé que Lucca era un buen hombre: una persona que podrías vivir felizmente con él, casada o no...

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