Ánika
Mi mirada está perdida en los gestos de dolor que hace David Parisi, el asesino de mi padres, el que ahora mismo ha puesto en tela de jucio la moralidad de mi familia, el que me acaba de confesar algo que nadie nunca me había dicho.
¿qué hago?, ¿le creo?
Una lágrima rueda por su mejilla y estancándose en su barba, la veo al él volver su mirada a mí.
—Lo ví angelito, lo ví cuando hacía eso a mi Amanda. Vi su dolor , su sufrimiento al ser tocada de esa manera por él. ¿Qué querías que hiciera? —replica levantando sus manos al final.
¡Mierda! ¿Y si es verdad eso?
Mi abuelo jamás a sido cercano a mí como lo debería ser un abuelo, tiene sus cosas malas , pues realmente no siente dolor ageno ninguno. ¿Pero por él fue que todo ha sucedido? ¿es el verdadero culpable de la muerte de mis padres? ¿el que provocó que estuviese buscando mi muerte justo ahora mismo?
No logro formular nada para decirle, no puedo es como si no dominara la capacidad de hablar.
—Ella jamás volvió a ser la misma, la mandé a inumerables clínicas , terapias. Fue en vano , jamás pueso los pies en el suelo, aquello me devastó y más al enterarme por uno de los psicólogos de Amanda que no fue solo una vez.
¡Joder!
—Lo sient... —intento decir pero vuelvo a callar al verlo levantarse, la copa de vino la estrella en el suelo de pronto.
Nadie era capaz de decirme nunca porqué fue la pelea entre mi padre y David, esa parte la omitieron en todo lo que me dijeron. Nunca me frenó en mi busqueda por venganza, ¿cómo rayos no sientes cargo de conciencia? ¿cómo rayos deja que hasta tu nieta se meta en toda la mierda que causaste tú mismo?
—Mi deber es matarte —explica de pronto y sin rodeos.
En sus ojos a pesar de completo dolor que puedo ver en ellos , también hay rabia y furia.
Los hombres levantan sus armas para hacerlo y cierro mis ojos a la espera.¡Es el fin! Estoy atada y con casi cincuenta hombres armados apuntándo hacia mi cabeza.
Sin esperarlo él intercede por mí, siento su sombra frente a mí cubriéndome.
—Papá. —Su voz es firme al referirse a su padre.
Todo se queda en silencio.
—Aún no lo haré hijo —contesta el mafioso italiano—, la dejaré descansar en una habitación , son casi las 3 de la madrugada, tiene mucho que digerir. Mañana seguiré contándote mis motivos para no dejar a ningún Castellanos respirando en este planeta —espeta con seriedad y vuelve a hacer señas a sus hombres.
Las manos me las agarran levantándome de malas formas de la silla. Dos hombres me sostienen y me llevan dentro de la mansión , caminamos hasta una de las recámaras y me encierran en una luego de desatarme las manos.
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Más allá de lo que se puede Ver
Romance¿En qué momento la perfecta burbuja en la que vivía se rompió? Todo el cuento de hadas que vivió por 26 años se esfumó como humo frente a sus narices. Lo que menos imaginaba sucedió, y mucho menos pensó que su esposo y hasta su familia, le ocultara...