Nunca se me había dificultado tanto encontrar algo, especialmente un salón de clases. Llegó al último piso del edificio inhalando y exhalando como nunca. Veo mi horario y veo que dice ''salón 404'', suspiro por última vez y me dispongo a entrar.
El comienzo de algo nuevo siempre es bueno, una de las últimas etapas de mi vida se pone en marcha esta vez.
El resto del día pasa demasiado rápido, al parecer los mitos sobre las universidades son ciertas, no será nada fácil, pero siempre estoy dispuesta a los cambios, al menos las personas que están en mi salón son buena onda y eso me alivia mucho, porque eso de tener que lidiar con personas demasiados superficiales no es de mi agrado y mucho menos estudiando psicología.
Al fin ha llegado la hora de marcharse, recorro los inmensos pasillos de la universidad y disfruto el final del primer día mientras llego a la parada ya que para irme a donde tomo el bus está prácticamente del otro lado en donde tengo que pasar por el área de medicina y educación física.
Mientras recorro el lugar, conociendo y aprendiendo donde esta cada cosa como la cafetería, los baños, administración, y muchas cosas más, suena mi celular y veo en la pantalla –Mensaje de Ana- sonrío, estoy a punto de leerlo cuando alguien choca contra mí haciendo que pierda el equilibrio y caiga al suelo, y yo que creía que este día iba ser normal y tranquilo, un poco aturdida comienzo a levantar mis cosas.
-¿Estás bien?- dice una voz muy grave y extiende la mano
Levanto la cabeza del suelo y me encuentro a un chico alto, cabello negro, piel blanca, ojos negros, con un cuerpo tonificado y vestido completamente de blanco, en conclusión atractivo y por lo visto estudia medicina.
-¿Qué te hace pensar que estoy bien?, acabas de tirarme- digo algo brusca y me levanto sola e ignoro la ayuda.
-Bueno, te veías tan bien en el suelo que supuse eso, que ''estabas bien''.- y sonríe.
-¿Te estas burlando?- levanto una ceja
-No, no, no, claro que no- ensancha más su sonrisa, negando con las palmas de la mano
-Tu sarcasmo es tan obvio, imbécil- doy la vuelta, ignorándolo y reanudo la linda caminata.
-¡Oye chica!, disculpa, no te he visto cuando corría- grita, -Por cierto, me llamo Cristobál.
-Vete al carajo- le digo y me muestro el dedo de Enmedio.
Continua....
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GOLPE INESPERADO
RomanceEl amor se convirtió en su peor debilidad. Cristóbal y Eliana eran desconocidos, pero muy cercanos, el amor entre ambos es tan inesperado que ambos están ansiosos por ver que sucederá.