El encanto es la manera de conseguir la respuesta sí sin haber hecho una pregunta clara. ━ Albert Camus
... ... ...
Las calles de la capital de la isla Quesadilla pueden ser frías, y más entre los callejones detrás de los casinos principales. El sector abandonado y sucio donde cualquier persona con un gramo de decencia evitaría pasar ya que por estas calles toda clase de personas malvadas o bueno, con una reputación mala, pasaban. Quien diría que por esas calles un pequeño niño de cuatro años corría temeroso, huyendo de aquellos hombres malditos que le persiguen, escondiéndose en los basureros de ese enorme casino rezando a todos los dioses que los hombres malvados no le encontrarían. Las voces de ellos son ruidosas y violentas, emiten groserías para asustar al niño, golpean los botes y cajas detrás en búsqueda del pequeño atrayendo la atención del dueño del casino quien sale molesto a ver que tanto ocurre, él lo puede ver, puede ver al pequeño que tiembla abrazando sus piernas a su cuerpo, haciéndose bolita en los interiores del basurero.
Los hombres le preguntan si lo ha visto, el dueño hace un contacto silencioso con el niño y pronto un chasquido sumado al ruido de varias balas resuenan por el lugar.
Silencio.
Así como de abrupto fue la llegada de aquel hombre, más inesperado fue el silencio. El pequeño mira la escena, saliendo de su escondite, viendo los cadáveres de los hombres malvados junto al dueño del casino que se limpia con un pañuelo la sangre que había manchado su rostro, cuando ve al pequeño salir extiende su mano en dirección a él, el menor lo duda pero acepta la mano del hombre quien lo jala para cargarlo en brazos y llevarlo al interior del casino, siendo testigos solo las calles solitarias de lo que había sucedido.
...
"No. Me niego." la voz estridente y seca de aquel azabache resonó por toda la oficina de aquel hombre de cabellos blancos y máscara de oso polar.
"No te estoy preguntando, solo te estoy dando los detalles de la orden que tienes que llevar a cabo." respondió de manera fría, mirando el híbrido de pato con aquella máscara de oso sonriente, tan diferente de como sonaba su voz, helando un poco al azabache.
"Y yo te lo repito, no lo haré. De entre todas las personas tuviste que asignarme con ese idiota, ¿Podrías ponerme con Rubius o yo que se, con este Fit? Todos son mejor opción que él."
"No pienso sacar a Rubius de su misión solo porque no puedes actuar como el adulto que eres, asimismo, no retrasare a Fit en su infiltración con la yakuza por tu tonterías, solo acata las órdenes y guarda silencio." el de cabello blanco estaba empezando a perder la paciencia y no quería insultar al híbrido de pato, pero se lo estaba ganando a pulso. "Así que retírate antes de que termine insultandote o peor aun, dándote una santa madriza que hasta esa cicatriz se le va a quedar corta y eso que no lo haré con la misma gravedad que con tus alas."
Ante tal insulto el mencionado se levantó de mala gana, saliendo de oficina dando un portazo para hacer aún más enojar al de cabellos blancos, escuchando un grito al interior y escapando en dirección a aquel omega castaño de lentes que caminaba en compañía de Fit quien sonreía encantado de cualquier tontería que el contrario dijera. "Hey perros, ¿Qué hacen los dos solos? ¿Acaso se le juntó el ganado al Spreen?
El alfa dejó escapar una sonora carcajada ante aquella broma, mientras que el omega se molestó dándole un pisotón al azabache. "Pendejo, no digas eso que te puede escuchar el bebé" señaló su vientre de cinco meses en donde crecía el hijo del híbrido de oso. "Como sea, ¿Qué chingados le hiciste a Nussa? Su grito se escuchó desde la planta baja" Quackity rodó los ojos al recordar el tema por el cuál se había enojado con el de cabellos blancos.
ESTÁS LEYENDO
White Lies/Luzbur+Luckity
FanfictionEl mercado de drogas y las armas de la isla Quesadilla está controlado por alguien que se hace llamar Arin, nunca nadie lo ha visto o se tiene siquiera una prueba de que exista; por lo cual la federación ha designado dos de sus mejores agentes para...