네 | O4 ─ Eres muy amarga

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Con ojos cansados, Jeongyeon se estiró bajo el montón de sábanas sobre su cuerpo, se irguió un poco para sentarse, pero unos brazos la rodearon por la cintura y la volvieron a acostar sobre la cama.

La rubia abrió los ojos de golpe y corrió los brazos de quién sea que fuese y se levantó de donde se encontraba.

Al principio se sintió confundida y se preguntó quién era esa omega con aroma tan dulce que se frotaba el sueño de los ojos con un mohín adorable.

Luego recordó lo que había pasado la noche anterior y se sintió abrumada.

—Yo...¿No estaba durmiendo en el suelo?— Preguntó Jeongyeon, aunque fue más para sí misma.

Jihyo se acomodó en la cama para sentarse con la espalda contra la pared, y le dedicó una pequeña sonrisa.

—En la madrugada no podía dormir, te pedí que vengas a la cama conmigo— Dijo, y el rubor en las mejillas de la omega hizo que el rostro de Jeongyeon se sintiera caliente.

Sin decir nada, la mayor se frotó el rostro y salió del cuarto para ir a la cocina, y encender la luz antes de prepararse el desayuno.

No había terminado de hacer su café y notó que Jihyo la estaba mirando desde el umbral con ojos hambrientos.

Jeongyeon al verla lo primero que pensó fue en mandarla a la mierda y que no le prepararía el desayuno, tenía suficiente con que la chica se quedara en su casa y tenga que usar su ropa, pero al abrir la boca, las palabras que surgieron fueron totalmente diferentes:

—¿Qué quieres comer?

Jihyo intentó reprimir una sonrisa.

—¿Te molestaría que hiciera mi desayuno yo misma?

Jeongyeon estuvo un poco sorprendida.

Tiempo atrás había estado en una relación con una omega, y la chica era tan inútil y poco independiente que sacaba de quicio a Jeongyeon. Luego de eso creía que todas las omegas eran iguales, después de todo, su instinto era depender a una alfa.

—¿Podría?— La pregunta de Jihyo hizo que Jeongyeon reaccionará, moviendo la cabeza para despejarse.

–Si,si— Dijo— No rompas nada.

Minutos después, cuando Jeongyeon tenía su café y un paquete con algunas galletas, se sentó en la mesa para disfrutar de su típico desayuno.

Vio a Jihyo cocinar algo que superaba sus habilidades culinarias, pero notó que usaba huevos y algo de queso, y a parte, calentó leche, rebusco un poco en la alacena antes de preguntar.

—¿No tienes chocolatada?

Jeongyeon rió un poco.

—Niña, gasto mi presupuesto en café, es lo único que me mantiene con vida. No gasto en chocolatada porque no me sirve.

Vio a Jihyo mirándola con una mueca.

—Creo que eres muy amarga, te hace falta chocolatada.

Jeongyeon solo rodó los ojos.

A los pocos minutos Jihyo había terminado de hacer su desayuno y se había acomodado en la mesa para comerlo, pero en cuanto se sentó, Jeongyeon se levantó sin decir nada y volvió al cuarto.

La seriedad de la rubia hizo que Jihyo se preguntara si a la otra le molestaba su presencia allí.

Y entendía perfectamente que era sumamente irritante que una persona ajena se instalará en tu casa para usar todo lo que la propia dueña usa.

Delta | JeongHyo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora