Capítulo 17: Una deuda menos

52.7K 2.6K 1.1K
                                    

Brianna

—¿Recuerdas ese favor que me debes? Quiero cobrarlo.

Mi cuerpo se puso rígido, en el mismo instante en el que Alec terminó de hablar. Un atisbo de duda, mezclado con deseo brilló sus ojos, haciendo que como acto reflejo intenta retroceder, viéndome impedida al chocar de nuevo contra la pared de la piscina.

La garganta la tenía seca y no sabía si simplemente debía huir, ya que había experimentado lo suficiente con el asalto anterior que le había dado a mi cuerpo horas atrás.

Mi estómago amenazó con salirse por mi garganta y no pude hacer nada para disfrazar mi impresión. Era más que consciente que acababa de caer en su trampa, pero también estaba realmente harta de todo el estira y afloja que habíamos estado viviendo.

En algún momento determinado, nuestro punto de inflexión iba a sentirse tan intenso, que alguno de los dos acabaría por retirarse de la partida o ceder ante la inminente tentación.

Yo había decidido hacer aquello.

Ceder al dejarlo tocarme como quisiera, tal vez, incluso, Alec también iba a tomarme si así lo deseaba, porque siempre conseguía lo que quería y nadie era capaz de negarle nada.

—¿Si hago lo que quieres me dejarás en paz? ¿Habré pagado mi supuesta deuda? —Si hubo alguna nota de duda en mi voz, Alec no la percibió.

Frunció el ceño, como si en realidad esperase otro tipo de respuesta o una negativa de mi parte, ya que a decir verdad yo también me impresione por el valor que había adquirido en unos pocos instantes, solo para quitarme esa estúpida deuda de encima.

Aunque esto no duró mucho tiempo, ya que a los pocos segundos una oscuridad poseyó sus cinceladas facciones.

—¿Es que creías que tenías alguna posibilidad de huir? —murmuró con desdén—. ¿O quizá siquiera alguna clase de elección?

Si era sincera, aunque gritara, nadie atendería a mis gritos.

Tampoco quería eso.

Era de noche, las hermanas seguramente estaban teniendo la seguridad que cada uno de sus estudiantes estaban siendo educados por el camino de Dios, sin saber las cosas ilícitas que un par de ellos hacía durante la noche.

—Prométeme que me dejaras en paz si hago lo que quieres. —No le estaba suplicando, más sin embargo el enarcó una ceja.

Lo sentí acercarse, cortándome la respiración por completo, a medida que su mano izquierda se dirigió a mi nuca, tomando las hebras de mi cabello con una lenta caricia que me erizó la piel, hasta que sus dedos se contrajeron, para tirar de los mechones de mi cabeza e inclinarme hacia atrás.

—No tengo porque prometerte algo, ya que no soy quien tiene la deuda. —Este tiro con más firmeza, haciendo que quisiera soltar un gemido de dolor, mas sin embargo me contuve, cosa que pareció excitarlo más—. Sin embargo esta vez tendré compasión, Bri.

—¿Qué quieres decir con ello? —Le inquirí, rogando que soltara el agarre que estaba manteniendo sobre mi cabello.

—Haz que me corra con esos bonitos labios y ten por seguro que cumpliré con mi parte del trato y te dejaré en paz.

Un dolor sordo se estaba posando sobre mi espalda por la posición y creía que no podía aguantar por mucho tiempo más.

Era peligroso pero me gustaba Alec, lo hacía, desde que había tenido la suficiente sensatez para poder definir el significado de lo que era que te gustara alguien, pero no era su puta. Jamás lo seria y lo que me pedía iba más allá de mis límites.

Psicosis: bajos instintosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora