SOLO MÍO (FINALIZADA)

CAPITULO 37 MEMORIAS

El pequeño Banshee se quedó en shock al ser rodeado por esos fuertes brazos, el corazón del hombre latía desbocadamente, pero este no era un humano, no sabía que era, solo que era alguien muy poderoso. Trato de zafarse, pero este no lo soltaba, al contrario, lo sujetaba con más fuerza.
-Te he extrañado tanto mi Polcino- lloraba el más alto como niño pequeño.
Dean quería hablar y pedirle que lo soltara, pero las palabras se atoraban en su garganta y por una extraña razón, sus ojos se llenaron de lágrimas. En las últimas semanas había visto infinidad de sufrimiento en las personas, pero ninguno le había afectado de esa manera, dejo de luchar ya que esa criatura no parecía querer soltarlo, además lo había llamado Fluke. Siguió así, con los brazos colgando a sus costados, y dejo que el otro sacara todo su dolor.
No podía ser cruel con quien sufría, y si ser abrazado por este, lo ayudaba a sentirse mejor, él se dejaría hacer.
-Por fin estamos juntos de nuevo- hipo el más alto sin soltarlo.
Ohm no podía creerlo, después de tanta agonía lo tenía entre sus brazos. Su apariencia había cambiado, pero era su Fluke, su esencia siempre seria la misma, aunque su olor también había cambiado un poco. No entendía como se había convertido en un Banshee, pero lo averiguaría.
Se separó poco a poco de su amado, pero no lo soltó completamente, ahora que lo tenía con el jamás permitiría que volviera a desaparecer.
-No se por que eres un Banshee- lo miro a los ojos- pero lo averiguaremos y volverás a ser el de antes.
-Señor, no sé de lo que habla, pero, ya que está más tranquilo, ¿podría soltarme? - pidió el pequeño tratando de alejarse sin lograrlo, este era muy fuerte.
-No te soltare nunca- lo volvió a abrazar con fuerza.
-¿Señor?- le cuestiono sorprendido, ya que esperaba ser liberado.
-No soy señor- acerco su nariz al platinado cabello del otro, y si, ahí estaba su olor- soy Ohm, tu “Destinata”, tu oso.
-Oso- repitió el más bajo evocando el recuerdo de su amiga diciéndole que no era su oso.
-Tu oso, tu destino, tu amor- confirmo.
-Lo siento señor, pero creo que su sufrimiento lo aflige demasiado- logro soltarse usando toda su fuerza y se alejó de él.
-Se que en este momento no recuerdas nada, ya que los Banshee no lo hacen, ellos olvidan toda su vida, lo único que saben es que un gran dolor los convirtió en lo que son- dijo el pelinegro.
-Veo que sabes mucho de nuestra raza- lo miro fijamente con sus ojos grises- ya sabía yo que no eras humano.
-No lo soy- confirmo mirándolo intensamente.
-Lo que no comprendo es como tu dolor me llamo- frunció el entrecejo- mi naturaleza solo se deja guiar por el dolor humano- puntualizo.
-Eso es porque estamos unimos más allá de cualquier razón.
-No entiendo lo que dice, y tampoco entiendo el por qué mi naturaleza me trajo hasta usted- no dejo de mirarlo- pero es bueno que se haya tranquilizado- se giró hacia la puerta del lugar y empezó a caminar, pero en un parpadeo el otro estaba frente de él, así que frenó en seco- por favor apártese- le pidió levantando una mirada molesta.
-Fluke, lo lamento, pero ahora que por fin te encontré, no te dejare ir- sentencio sin moverse.
-Esta ofuscado por su dolor y pena, yo no soy ese Fluke que busca, yo me llamo Dean- dijo dando un paso atrás.
-Es cierto que estaba ofuscado, preocupado, dolido y destrozado, pero ahora estas devuelta a mi lado.
-Mire- elevo su voz empezando a sentirse molesto, lo que oscureció su mirada- yo no soy ese Fluke que usted menciona, es obvio que por alguna extraña razón me confunde con alguien más.- dijo de nuevo.
-Sé que en este momento no comprendes nada, pero no te miento- se acercó – pronto podrás recuperar la memoria y podremos estar juntos de nuevo.
-Mi misión es salvar a las personas de su sufrimiento- dijo con pasión- para eso me han educado, y sé que no recuerdo nada de mi vida anterior, y que es tan doloroso que por eso soy lo que soy, pero no me interesa mi pasado, ni lo que sufrí- aseguro.
-Eso dices porque en este momento no entiendes nuestro amor- extendió sus brazos hacia el pequeño, implorando poder retenerlo.
-¿Estas tratando de decir que nosotros nos amábamos?- pregunto incrédulo.
-Así es- dijo con pasión- nos amamos como nunca nadie lo ha hecho.
-Lo lamento, pe… pero no se de lo que hablas- le dijo empezando a sentirse nerviosos por tanta seguridad del mas alto.
-En el fondo de tu corazón lo sabes.
-Insisto que usted está equivocado- se alejó un paso más.
-No lo estoy, y tú lo sabes, Fluke- se acercó un paso mas.
-Mis hermanos deben de estar buscándome- miro a su alrededor buscando una salida, ahora lo comprendía todo. Este sujeto era un vampiro, y no cualquiera, sino uno muy poderoso, sería difícil librarse de el- no entiendo por qué está haciendo todo esto, pero le aseguro que está equivocado. ¿Podría mostrarme a su Fluke?- pregunto sin poder evitar su curiosidad.
-¿Qué?- pregunto sin entender.
-Quiero ver a ese Fluke con el que tanto me confunde- levanto la barbilla decidido a convencerlo de que estaba equivocado.
-Si quieres pruebas, te las daré- dijo esperanzado tomándolo del brazo y lo jalo hasta sentarlo frente a su escritorio.
El menor se quedó quieto frente a la pantalla, sin saber que vería, o si le gustaría o no.
Ohm encendió la laptop y el fondo de escritorio sorprendió a Dean, al ver una fotografía donde aparecía el vampiro sonriendo feliz junto a otro chico de cabellos castaños y sonrisa abierta, no creyó ver esa expresión en el otro después de tanto llanto.
Ohm selecciono una carpeta virtual la cual llevaba por nombre “Mi felicidad” dando doble click, y después de eso, frente a la mirada incrédula del menor empezó a ver videos y fotografías donde seguía apareciendo ese enorme hombre que estaba a su lado con su amado Fluke del que tanto lo confundía, se veían muy felices y compenetrados.
Comían, leían, paseaban, e incluso se besaban, eran demasiado felices. Eran muy tiernos y sus miradas no mentían, era obvio que el tal Fluke había amado a Ohm, pero, ¿Por qué lo confundía con el?, era obvio que no eran el mismo se dijo el menor sin poder apartar la mirada, el chico que veía en ese video se veía feliz, y él no lo era. No quería renegar de su naturaleza, ya que no conocía nada más, además a pesar de no haber podido ayudar a ninguna víctima, se sentía responsable. Era su deber ayudar a los necesitados de consuelo, mas no sabía qué hacer en esa situación.
-¿Ahora lo comprendes?- cuestiono esperanzado el Ohm.
Boun se apareció en su estela en la oficina de su hermano.
-Ohm, se dónde está Fluke- anuncio feliz, y se quedó en seco al ver a su cuñado frente al lado de su hermano - el es un Banshee- susurro Boun con los ojos bien abiertos.
-Eso ya lo se- le dijo levantándose en sus casi dos metros de altura.
-Se ve muy diferente- señalo al chico sentado en la otra silla.
-Solo su aspecto, pero sigue siendo mi Fluke.
-Que yo no soy Fluke- se levantó estrepitosamente- soy Dean.
-Veo que no ha recordado nada-el rubio los miro a ambos sin saber qué hacer, había llegado en mal momento al parecer.
-Así es, pero eso tiene solución - puso sus manos sobre los hombros del más pequeño.
-Parece difícil- observo a su hermano,
-Necesito que traigas a Earth y Prem.
-En menos de cinco minutos estaremos aquí- dijo de inmediato y desapareció.
-Esta por amanecer- dijo el menor- así que me voy- necesitaba salir de ahí, había visto algo en la mirada del tal Fluke que lo había removido, se sentía mas ansioso que antes.
-Ya te dije que no vas a ningún lado- le dijo serio.
-Mire- lo fulmino alejándose lo mas posible- de verdad que lamento lo de su Fluke, pero yo no puedo hacer nada, ya que yo no soy esa persona.
Ohm lo tomo fuertemente de su delgada cintura, pegándolo totalmente a él haciendo que este soltara un estrangulado grito de sorpresa. Y lo beso con pasión, introdujo su lengua de lleno en la boca del pequeño gimiendo de placer, lo había extrañado mucho, el sabor de su amado era lo mejor.
Dean sintió como su pequeño corazón empezaba a bombear sangre a toda velocidad, sus manos empezaron a sudar, no recordaba haberse sentido de esa manera, no recordaba haber sido besado, sentía la lengua del otro invadir su boca por completo. El roce de sus labios lo encendía cada vez más, y sin saber lo que hacía, correspondió el beso.
Sus brazos empezaron a subir lentamente y se abrazaron a la cintura del otro, y su cuerpo se pegó más, su labio inferior fue mordido con sensualidad y no pudo impedir que su cuerpo temblara y de su garganta salió un gemido de placer.
Ohm bajo sus manos y lo tomo del trasero, levantándolo para que abrazara su cintura con sus delgadas piernas, y así sucedió, no perdió tiempo y en una estela los apareció en la recamara, presionando al más pequeño sobre el colchón, separando sus labios de los ajenos para tomar aire.
-Te eche tanto de menos mi Polcino- jadeo feliz mirándolo con intensidad.
Dean abrió sus ojos lentamente al escucharlo.
-Te amo, te amo, te amo- siguió el mayor besando todo su rostro.
Dean, se empezó a sentir mareado, con fogonazos que inundaban su vista y mente, ya no tenía enfrente a ese hombre, mientras rememoraba los videos que él le había mostrado. Pero no, él tenía muy buena memoria, y lo que veía no eran esos videos, eran recuerdos, recuerdos de su vida con Ohm, que se mesclaban con memorias que había vivido con su familia, su madre, padre y hermanos. Algunos no eran para nada felices, en especial con los que tenían que ver con su progenitor.
-Fluke, Fluke, ¿Qué sucede? – llamaba Ohm desesperado y preocupado al ver como el cuerpo del menor temblaba incontrolablemente con sus ojos hacia atrás.
Sus recuerdos empezaban a volver, poco a poco, y muy dolorosamente, haciéndolo gritar sin que pudiera evitarlo, sus pequeñas manos atenazaban la sobrecama, y su espalda se arqueaba tratando de soportar el sufrimiento. Ahí estaba en un enorme jardín jugando con sus hermanos, mientras su madre y otra mujer mayor los vigilaba, Pannin, su niñera, de Prem, Earth y el. También miro el rostro de Samantha Natouch, su madre, sonriendo mientras los veía jugar, pero en un instante también la veía llorando, creyendo que nadie la veía, Boston Natouch los había lastimado, y eso la hacía sufrir.
-¿Qué le pasa a Fluke?- cuestiono Earth gritando al ver a su pequeño hermano retorciéndose de dolor soltando alaridos lastimeros y desgarradores.
Ohm volteo con mirada alarmada hacia la entrada del dormitorio, ahí estaban su hermano, su querido amigo, y sus dos cuñados, estos tenían una mirada aterrada.
-¿Qué tiene Fluke?-  también pregunto Prem asustado.
-No… no lo sé- contesto el más grande sujetando los pequeños hombros de su “Destinata”.
-Debe de estar recordando toda su vida- intervino Boun.
-¿Qué?- miro con el ceño fruncido a su hermano.
-Recuerdas que hace unos años anduve recorriendo el mundo buscando mi lugar, pues pase unas semanas con los Banshee- dijo el rubio- y es muy raro, pero muy raro que pase, pero me tocó ver cuando uno de ellos logro recordar su vida pasada.
-Pero está sufriendo- exclamo el Rey desesperado.
-Eso es porque de repente y de golpe toda su vida esta regresando a su memoria y a su corazón- explico Boun- ¿Cómo te sentirías tu si no supieras nada de tu vida, que todo estuviera en blanco y de golpe Bam- golpeo su palma con un puño- todo vuelve?- miro a su hermano que no soltaba a su cuñado.
-¿Estás seguro que eso es lo que pasa?- pregunto angustiado Earth.
-Debemos de esperar a que termine- contesto encogiéndose de hombros.
-¿Cuándo será eso?- Ohm miro con intensidad a su hermano.
-No lo sé- confeso- tengo entendido que depende del dolor causado por el olvido.
Un grito aterrador interrumpió la conversación.
-Fluke- gritaron todos al unísono, regresando su mirada al pequeño cuerpo que sufría y se retorcía.
Estaba cenando con su pareja, y él le había propuesto matrimonio, se había sentido tan feliz, y tan pleno, podría pasar el resto de su vida con el hombre que amaba, que sería muchos años ya que eran vampiros, había sentido miedo cuando él se lo había confesado, siempre se vio muriendo arrugado y con canas, pero Ohm había cambiado eso, y le agradaba ya que disfrutaría de su amor por más tiempo que el resto.
Su rostro mostro una enorme y dulce sonrisa, y su cuerpo dejo de temblar, relajándose y quedándose inerte sobre la cama.
-A parado- exclamo Prem aliviado.
Había pasado mas de un mes desde que Fluke llegara al Hotel Thitiwat en Creel, siendo un Banshee.
-Polcino, mi Polcino ¿estás bien?- pregunto un emocionado Ohm abrazando el frágil cuerpo.
Pero su Polcino no respondió.
-Juro que lo vi sonreír- aseguro el pelinegro entusiasmado.
-Su mente y cuerpo están demasiado cansados- empezó Kao- debemos dejarlo descansar- abrazo a Earth.
-Pero…- empezó Ohm.
-El despertara cuando este listo- sentencio Boun por milésima vez, ya que cualquier movimiento o gesto que hiciera su cuñado aun postrado en esa cama, les daba esperanzas a todos- no tiene caso que estemos encima de el.
-Pero su apariencia no ha cambiado- se quejó el mayor.
-Nadie somos expertos- dijo Kao- ya que los Banshee no pertenecen a nuestro reino, nunca lo han hecho. Ellos solo se involucran entre ellos y los humanos, así que ni nosotros interferimos en sus asuntos, ni ellos en los nuestros- puntualizo.
-Kao tiene razón- secundo el rubio mayor- no podemos hacer mas, solo esperar- tomo la mano de Prem.
-Adelántense ustedes, ya los alcanzo- les dijo Ohm con voz apagada.
Obedecieron y salieron de la recamara, dejando a su majestad con su “Destinata”.
Todo ese tiempo habían estado buscando a los Banshees, pero no habían localizado a ninguno en la zona, ¿por qué nada salía bien?, se sentía tan frustrado e inútil, algo extraño en el, pero desde que su destinada había desaparecido, esos eran los únicos sentimientos que lo acompañaban.
El más alto empezó a desvestir a Fluke con delicadeza, lo tomo en brazos cuando ya lo tenía desnudo frente a el y lo llevo hacia el baño para bañarlo como todas las noches, lo seco y lo llevo de nuevo a la recamara envuelto en un albornoz dejándolo en el sillón, tenía que cambiar la ropa de cama. Cuando termino, lo llevo de nuevo a la cama y se sentó a su lado sin dejar de mirar su bello rostro coronado por ese cabello platinado. Su aspecto era diferente, pero su alma era la misma, eso lo reconfortaba, seguía siendo el hombre que tanto amaba. Suspiro pesadamente y salió antes de que su hermano viniera por él.
Encontró a todos en el comedor.
-Es hora del desayuno- le dijo Earth forzando una sonrisa.
-Bien- le dijo sabiendo que todos estaban estresados.
Comieron en silencio, querían crear una normalidad que no existía.
-¿Qué le diremos a mi madre?- interrumpió el silencio el rubio menor.
-No diremos nada- contesto el Rey- para su madre Fluke está haciendo un doctorado privado, así que no se puede comunicar con nadie, así que seguiremos comportándonos como lo hemos estado haciendo.
-Es lo más correcto y lo mejor- intervino Prem.
-Esperemos a que Fluke despierte y después de eso veremos que hacer- susurro Ohm.
Todo ese tiempo sus cuñados habían estado yendo y viniendo en la estela de su hermano y de su mejor amigo, gracias a eso, habían podido mantener todo en secreto, aunque ya estaba harto, no podia hacer nada mas que esperar, al igual que el resto.
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Mew empacaba frenético las pertenencias de Rebeca en una maleta, no tenían mucho tiempo.
-Pierdes el tiempo- dijo sin ganas la mujer mirándose las uñas.
El la ignoro y siguió vaciando el guardarropa, para meterla en el equipaje.
-Nos encontraran-siguió la pelirroja- ¿es que acaso no te has dado cuenta de que esta casa está llena de soplones?- le sonrió con ironía.
El hombre paro lo que estaba haciendo y volteo a ver a la mujer que amaba.
-Escuche que Tritón ordeno una junta con todos los encargados- la miro apretando las manos en uno de sus vestidos -malditos imprudentes- se quejó con rabia.
-No los maldigas, ellos están en lo correcto- se levantó de la silla- dijeron simplemente lo que es.
-Lo lamento- soltó la ropa, dejándola caer en el piso- intente protegerte todo lo que pude, y no lo logre- la miro desesperado- pero todavía estamos a tiempo- la miro desesperado.
-Me arrepiento de haberte arrastrado en todo esto- se acercó a él.
-Para mí ha sido un placer estar a tu lado todos estos siglos.- le sonrió con tristeza.
Rebeca sintió como su corazón se encogía al ver esa mirada, nunca la había visto en él, en todos esos siglos, Mew jamás la había mirado de esa forma.
-¿A dónde iremos?- le sonrió cariñosamente.
-Tengo una mansión escondida en la tierra del aire- le dijo devolviéndole la sonrisa- ahí podremos estar a salvo.
-Excelente, terminemos de empacar- recogió las prendas del suelo, sintiedose culpable por primera vez en su vida.
Mew la obedeció y se trasladaron al nuevo destino.
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Esa noche Boston Natouch no regreso a casa, con la mujer que amaba. Su esposa Alejandra Natouch tomo un taxi para encontrarse con su marido.
-El señor Boston Natouch- dijo desesperada a la enfermera de la recepción.
La mujer reviso en su computadora.
-En el octavo piso, habitación cuarenta y dos- le informo.
Esta se dirigió de inmediato hacia el elevador, y presiono el número ocho. Llegando al piso se dirigió a la habitación correspondiente. Abrió la puerta con manos temblorosas y se quedó quieta al ver a su marido entubado.
-Dios, Boston- susurro acercándose, se sentó en la silla al lado de la cama.
La puerta fue abierta.
-Buenas noches- saludo la enfermera acercándose al paciente.
-¿Cómo es que mi esposo esta en este estado?
-Lo siento- respondió esta y se dispuso a monitorear al paciente.
-Exijo saber por qué mi esposo esta de esta manera y no se me aviso- pidio con voz dura la mujer mayor.
-El doctor Esposito tiene todo su historial clínico, yo solo soy la enfermera de turno- contesto la chica saliendo de la habitación.
Ella tomo las manos de él, aferrándose a ellas, ignorando lo que dijo esa enfermera mal educada.
-Todo estará bien amor- apretó su agarre.
Después de varias horas la puerta fue de nuevo abierta.
-Buenos días señora Natouch- saludo el medico introduciéndose en al lugar.
Alejandra soltó las manos de su esposo y se levantó.
-¿Doctor Esposito?- lo miro aun con ojos irritados por haber llorado tanto.
-A sus órdenes señora Natouch- le sonrió posicionándose al otro lado de la cama.
-¿Qué le pasa a mi marido?- cuestiono angustiada.
-No creí que este momento llegaría tan pronto.
-¿A qué se refiere?- cuestiono.
-Ya no tengo motivos para guardar el secreto ante usted- dijo el médico resignado.
-Hable por favor- exigió ella.
-El señor Natouch- empezó- ha tenido problemas del corazón desde hace algunos años, y ha estado recibiendo tratamiento.
-¿Años?- cuestiono incrédula y algo histérica.
-Lamento que se entere hasta ahora y de esta manera, pero fueron las órdenes de su esposo.
-Ordenes de Boston- susuro regresando la mirada a su amado esposo postrado en la cama.
-La operación salió bien, pero aun así, no le queda mucho tiempo.
-Mi Boston- empezó a llorar de nuevo sobre el pecho del afectado, que estaba inerte conectado a tanta máquina.
El medico salió sigilosamente del lugar.
Alejandra Natouch no se quiso separar de su marido moribundo, hasta que las circunstancias la obligaron, el dejo este mundo.