Capítulo décimo: Las malas compañías corrompen las buenas costumbres

66 4 58
                                    

Eran aproximadamente las siete y media de la mañana, los alumnos se encontraban amontonados en el patio intentando no caer presas del sueño o el hambre en medio de la aburrida y eterna ceremonia. Entre los extensos grupos de estudiantes Frost se encontraba observando sus alrededores con cierto nerviosismo, esto debido a la ausencia de Kyabe.

Generalmente, si el chico pelinegro desaparecía era porque algo muy malo le estaba pasando, aún recuerda todas las veces que lo encontró en un estado deplorable a causa de sus crueles compañeros de clase. Golpeado, llorando, completamente destrozado; así era como encontraba a su mejor amigo cuando llegaba a descuidarlo o faltaba a la escuela por alguna razón, ya fuera por quedarse dormido o por enfermedad.

Caulifla notó la angustia del peliazul, por lo que se le acercó para intentar calmarlo.

—Oye, no te preocupes por él. Él estará bien. —Le dijo en un susurro, el adolescente negó. —Es que me preocupa encontrarlo...

—Si quieres lo espero contigo en cuanto termine la ceremonia. —La pelialborotada no lo dejó terminar, entendía hasta cierto punto la preocupación del chico, ya que ella también había tenido una amiga en la misma situación de Kyabe, al punto en el que llegó a encontrarla varias veces intoxicada o con heridas graves producto de sus intentos de suicidio. También pensaba un poco en Kale, pero por fortuna ella logró alejarla a tiempo de Kikaza y su grupo, ya que ellos habían comenzado a mostrar sus verdaderos colores; cosa que forzó a la chica a intervenir, por lo que terminó metiendo a la cárcel a uno de ellos, y ganando el odio del resto.

(...)

—... y así fue como mi mamá descubrió este tatuaje. —El joven de flequillo se encontraba junto al grupo de amigos de Kikaza, mostrándose bastante cohibido mientras los demás platicaban y comían bastante a gusto. Luego de recibir cuestionamientos sobre su estado este solo les dijo que había amanecido de mal humor y que esperaba que se le pasara pronto, tomando una paleta recubierta de chile que le ofreció Yumba amablemente y comenzando a consumirla no mucho después. —¿Creen que ya haya terminado la ceremonia?

—Iwaza dijo que vendría a avisarnos. Si ella no está, la ceremonia aún no termina. —Respondió Botamo, el de flequillo continuó comiendo la paleta en silencio. Mostrándose preocupada, Kikaza le dio unos toques en el hombro al chico, este volteó a verla. —Oye, en serio estás muy raro ¿es cierto que solo te levantaste de mal humor? Porque a mí me parece que no.

—Ay Kikaza, deja de querer sacarle sus problemas familiares a la fuerza. —Se quejó Miza, la aludida frunció el ceño casi de inmediato y tampoco tardó en mostrarle el dedo medio. —Solo estoy preocupada.

—Estoy bien, no necesito que te preocupes por mí. —Las palabras de Kyabe sonaron ligeramente hostiles, no le gustaba que la gente se metiera en sus asuntos o que supieran cosas sobre él, ya que sabía que dichos secretos se usarían en su contra tarde o temprano. Por eso, Frost era la única persona a la que llegaba a confiar una buena parte de ellos...

A decir verdad, se podría decir que era la única persona a la que le podía confiar alguno que otro secreto, cosa que tampoco lo exentaba de que ocultara algunas cosas demasiado personales como para contárselas a él. Entre estas cosas, por supuesto, estaba incluida la compleja relación con su hermana; la cual tenía demasiado que ver con su mal humor de esa mañana.

—¿Ya ves? Deja de andar de metiche, ni que fueras Caulifla. —El monólogo del adolescente fue interrumpido por la inesperada mención de Caulifla en la conversación, cosa que le pareció extraña. —¿Caulifla?

La pelirrosa le dirigió una mirada asesina a Miza, quien se puso un tanto nerviosa porque había dicho eso último sin pensar, y todavía no era momento de evidenciar su compartido rechazo hacia la pelialborotada, aunque ese paso en falso que dieron no impediría que comenzaran a alejar al chico de su improvisado grupo.

Frost... eres un idiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora