Hurrem, la concubina pelirroja favorita del sultán del mundo.
En este momento estaba en su habitación recostada dando a su luz a su tan esperado segundo príncipe.
Hurrem: AHHH!
Partera: puje señorita, ya casi!
Mientras la mujer sufría, en otra habitación había otra que estaba muy nerviosa.
esta mujer era mahidevran, madre de Mustafá.
Caminaba de un lado a otro mientras se mordía levemente las uñas de los dedos por los nervios.
Para ella, sería una pesadilla que hurrem tuviese otro príncipe, deseaba con toda su alma que fuera niña.
Volviendo con la pelirroja, esta se encontraba sufriendo aún.
Había terminado el parto -o eso creía- pero de repente volvió a sentir el intenso dolor entre las piernas.
se acercaba otro miembro de la dinastía, eran dos.
Partera: señorita, siga, ya casi.
Hurrem: AHHHH!
con sus últimas fuerzas -por el bien de su hijo- terminó de dar a luz.
Cuando escuchó los dos llantos juntos, tiró una leve sonrisa y cayó desmayada por el cansancio.
Después de revisar que la salud de la madre esté bien, limpiaron a los recién nacidos e informaron de su nacimiento.
Solo había un problema... Las dos eran niñas.
(...)
La noticia de que hurrem dió a luz a dos pequeñas sultanas se extendió rápidamente.
Si era deshonroso tener una sultana, tener dos al mismo embarazo era considerado una gran vergüenza.
Y, obviamente, no había mujer más contenta en este momento que mahidevran.
Sus ojos se iluminaron y una brillante sonrisa adornó su bello rostro.
Mahidevran: sumbul!
Sumbul: si, mi sultana, que desea?
Mahidevran: que repartan dulces por todo el harem!, Hoy es un día maravilloso.
Seguido a eso, el eunuco dió su clásica reverencia y salió a cumplir la orden Dada.
Los murmullos no se hicieron esperar al enterarse del género de los bebés.
pues hurrem dijo claramente que ella nunca tendría sultanas, solo príncipes.
Las burlas y los comentarios llenaban el harén.
(...)
El momento que tanto temian las criadas llegó.
Hurrem despertó.
La encargada de dar la noticia fue la desafortunada firial.
Hurrem: y mis hijos? Quiero verlos. -sonriente-
Firial: aquí están, hurrem. -sin decir otra cosa, les pasó las dos bebés, sin decirle que estaba equivocada con su género-
A firial le fue imposible escapar de hurrem cuando pegó un grito en el cielo *ya se dió cuenta* pensó.
La muchacha negó que estas fueran sus hijas y las echó junto a la esclava.
Hurrem: *no, no, no, no puede ser* -pensaba mientras se agarraba sus cabellos con fuerza y presión- *este es mi fin, el sultán me va a dejar de amar, no puede ser*
Cayó completamente dormida y de ahí no despertó hasta horas más tarde, cuando vino la madre sultana a nombrar a sus nietas.
Primero miró a la mayor, sonrió y la nombró mihrimah.
Al dirigirse a la menor, quedó encantada, era hermosa.
Lucía igual a su madre.
Los pocos y cortos cabellos que se asomaban se podían notar de un rojo brillante, piel muy blanca sin llegar a parecer enferma, y unos profundos ojos azules que la observaban con curiosidad.
Damla
Bueno, esto fue el prólogo, espero que lo disfruten.
Damla: gota de agua.
Hace referencia a su apariencia idéntica a hurrem, son como dos gotas de agua.
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imparatorluğum //Damle Sultán//
FanfictionSu madre es su vida, su todo. Vió sus grandes momentos como sus humillaciones. Vió como perdia la batalla y ganaba la guerra. Vió su futuro, no le gustó. Lo cambió.