Avanzaba la noche, pero no me animaba a irme a dormir por estar al pendiente de mi invitado inesperado. Lo veía desde la mesa a mitad de mi cabaña, atento de cualquier señal de consciencia de su parte, cuando de repente el joven comenzó a mover la cabeza y a hacer gestos de incomodidad.
-¿Estás despierto? - le pregunté, sentándome a su lado.
Movió con debilidad la cabeza asintiendo.
Me acerqué a él con un cuenco con agua, hice que la bebiera con cuidado, parecía estar en el umbral de la vigilia y la inconsciencia.
Al menos sabía que entendía lo que decía, pero seguramente estaba muy débil aún para poderse mover u hablar.
Tenía que comenzar a hacerle curaciones, ahora que había recuperado algo de calor, seguro estaba en mucho dolor. Con hierbas hice un generoso cataplasma para aplicarle en las heridas más superficiales, no era un sanador experto ni mucho menos, pero sabía lo que hacía, no es la primera vez que tenía que cerrar heridas. Ver sangre y heridas era muy común en la vida que tenía antes de llegar a esta cabaña, y no eran precisamente cosas que extrañase.
-Estas muy lastimado- no estaba seguro si me escuchaba o no, pero quería ganarme su confianza-, tengo aquí un poco de medicina, te la untaré en las heridas, si te duele avisame-.
El joven no respondió, seguro había vuelto a caer inconsciente.
Comencé con sus muñecas, después con su espalda y pecho, en el camino encontré más de una una herida que deberían ser suturadas; con sus "ojos" no había nada que hacer, solo le limpié la cara. Sus facciones no eran muy comunes en esta parte del reino, su nariz ancha, pómulos prominentes y quijada cuadrada eran típicas de la costas del sur.
¿Qué hacía un costeño en las heladas montañas del límite del reino ? Más allá de aquí sólo hay algunos pueblos bárbaros y bosque.
Durante el proceso el joven no respondió ni se movió, ahora estaba seguro que estaba inconsciente, lo que creo que es mejor, así no sintió dolor mientras lo curaba y me permitió trabajar más fluidamente.
En lo que ponía las vendas y remedios estuvo lista la cena, la retiré del fuego y la puse a parte para poderla comer en un momento más.
Fue entrando la noche y el cansancio se iba apoderando de mí, me senté junto a Zoro a los pies del hogar para ambos cenar, no podía dejar de pensar en ese joven recostado en mi cama, deseaba que lograse sobrevivir la noche, aunque tuviera muchas heridas ninguna era como para causarle la muerte, pero la unión de todas ellas con el frío eran justificación más que suficiente para quedar inconsciente al menos un día.
Cogí una manta y me quedé dormido junto con Zoro, aprovechando el calor del fuego, adoraba a este perro, más que una mascota era un compañero, estaba conmigo desde mucho antes de estar en esta cabaña, estuvo conmigo cuando tuve que escapar de mi antigua vida para protegerla y proteger a mi propio pueblo.
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Oscuridad y Silencio.
RomanceTom se esconde en la montaña, esperando a cobrar venganza de los asesinos de su padre y poder reclamar las tierras que le pertenecen. Jack acaba de escapar de la prisión donde lo tenían encerrado y torturado. El destino une a estos dos hombres para...