Semana 1: Evil.

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Palabras: medieval festival, rose and
thorns, darkness y star sign.
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Las olas del mar se movían con ferocidad.

Dos caballeros en un barco no era necesariamente bueno, tenían a la naturaleza en su contra, ni las fuerzas del universo podrían ayudarlos en ese momento.

Al menos así era como se sentía.

El agua rebotaba, sus pies se deslizaban sobre la madera resbalosa, sus ojos se nublaban ante el viento que con locura intentaba arrastrarlos a la profundidad del océano.

Chat Noir giró su rostro hacia atrás, a su pueblo, donde la oscuridad estaba llevándose todo a su paso, donde todos los recuerdos de su vida quedarían sepultados bajo los cuerpos de todos aquellos que se infectaron de aquella maldición.

—¡Chat Noir! —gritó su hermano— ¡No te distraigas!

Era cierto, debía hacer lo posible por no cometer un error que costara sus vidas.

Suplicó a las estrellas por una salida, suplicó por las almas que estaba siendo robadas en ese momento.

Una parte de él agradecía de forma infinita que su hermano y él lograron salir vivos del pueblo, ahora tendrían que salir vivos de esa tormenta. La oscuridad se estaba extendiendo por las olas, todavía tenían que pasar por la barrera dorada que marcaba la diferencia entre los pueblos.

Debían lograrlo o como los demás, quedarían en un cuerpo sin alma.

Formidable tiró del volante con todas las fuerzas que sus brazos le permitieron mientras que Chat Noir movía los hilos de la vela para redirigir el barco que parecía querer arruinar su objetivo.

—Aquí vamos.

La gran luz dorada ya se veía a unos pocos metros de ellos.

Chat Noir volvió a mirar atrás, a su hogar, a donde no podría volver jamás.

Una ola más fuerte los embistió y todo se volvió negro por mucho tiempo.

Quizás pudo ser esa maldición que tomó su alma y la dobló en pedazos, pero muy en el fondo, sabía que la sensación de estar a salvo no era lo que sentiría si ese fuera el caso.

Le dolía la cabeza y sus brazos, sí, pero fue más la preocupación de no saber dónde se encontraba lo que lo hizo despertar.

Observó a su hermano, que al igual que él, todavía estaba recuperándose del dolor que conllevó su atareado momento hacía unos momentos.

—¿Estás bien? —preguntó Chat Noir.

—Sí —respondió Formidable. Ambos se ayudaron a ponerse de pie y miraron al nuevo pueblo con una pizca de confusión— Creo que salimos de una jaula para entrar a otra.

Chat Noir guardó silencio.

Era cierto. Ese pueblo no parecía ser mucho mejor de la oscuridad a la que se supone que estaban huyendo, pero aquí no había gritos ni gente muriendo, solo habían árboles torcidos con cuervos volando y emitiendo esos extraños sonidos que fácilmente los irritaron.

Formidable observó a un cuervo en específico, aquel que parecía verlos como si quisiera arrancarles los ojos para luego devorar su alma.

Chat Noir caminó hasta lo que parecía ser el inicio de aquel lugar. Con su enguantada mano sacudió la tabla que enmarcaba el nombre del nuevo pueblo al que habían llegado y que con suerte podrían llamar 'hogar' algún día.

Quimera.

Un nombre curioso para un lugar curioso.

—Debemos avanzar —dijo Chat Noir— Buscar algún lugar dónde dormir y descansar.

La vorágine del amor | MAYO MARICHAT 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora