DIBUJOS 2/2

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Este capítulo había sido publicada antes por error así que tuve que eliminar la publi. Veo que algunas se dieron cuenta, lo siento pero por fin llega a ustedes... Disfrutenlo Demis.

-Tete baa.

-Claro, por supuesto.

-Ti- Jimin asentía-.Te baa tete ¡Aaah! Ah jajajaja.

Quien sabe que idioma wacandiano, miniun o troyano estaba hablando su pequeño bebé parlanchín, Hoseok solo le seguía la corriente con respuestas cortas y ambiguas pero cuando Jimin estalló en risas, Ho también río. Era gracioso de ver.

Siguieron su camino en un silencio cómodo, de pronto la plática de Minnie había acabado con un chiste que Hoseok probablemente nunca sabría de que trató.

-Guardemos esto aquí, ¿te parece?

-Ti lece.

La gaveta del buró junto a la cama fue abierta para que las manos algo muy descoordinadas de Minnie metieran para guardar su preciado dibujo ahí.

Cuando lo estuvo, ambos bajaron a la sala a paso de tortuga, los pies de Jimin eran torpes, poco habilidosos aunque más estables que la primera vez que cayó en su little space. Hoseok le calculaba que no superaba los dos años y medio.

En su little space todo se veía más grande, gigante y nuevo, su cuerpo seguía siendo del mismo tamaño pero su mente se reducía en cualquier dimensión. Incluso esos horribles escalones. ¡Eran enormes! ¡Hechos para un gigante!

Por fortuna tenía a su séquito de adultos que en este caso, uno de ellos lo sostuvo en brazos para cargarlo.

Hoseok tuvo que intervenir en el esfuerzo que estaba haciendo su bebé con esas escaleras, bajaba de ladito y bien afianzado a su mano, su lengua como en su usual concentración, permanecía colgando de su boca.

No podía ser un malvado y dejar que su gruñoncito se cansara así.
Lo alzó como el buen moso que era y cargando a un Minnie sonriente por no tener que caminar más, llegaron a la sala.

Luego de que Jimin saliera de su espacio, las cosas de la casa siguieron igual a cuanto remodelaciones. El corral lleno de juguetes permanecía en su sitio y justo allí, en esa cárcel paraíso de bebés, fue depositado Minnie.

-Yo seguiré trabajando mientras tú juegas- Minnie le miraba sentadito en el piso dentro del corral-. Voy por mi lap y vuelvo.

Depósito un beso en su coronilla y con una sonrisa se fue.

Minnie no perdió más tiempo tras no ver más a su sonriente adulto tras dar vuelta en un pasillo. Él no se quedaría a esperar su regreso, era aburrido.

Giró la cabeza hacia el fondo de dónde estaba y sus ojos brillaron ilusionados.

-Elito.

Si, su amiguito que cantaba y bailaba estaba allí también. A gatas se acercó, lo observó por unos segundos y cuando decidió que era suficiente de eso, rebuscó el botón que recordaba lo hacía hablar.

-Hola amigos. ¡Es hora de jugar!- el rostro de perrito se iluminó en colores, nariz, lengua y orejas.

Volvió a presionar otro botón amarillo en su pancita y entonces... La mágia sucedió.

-¡Hora de cantar!- las luces se prendían en diferente secuencia, Jiminnie esperaba algo, atento y ensimismado-. El viejo Mcdonald's tenía una granja, iah iah oh...

Ese era su algo, esa era la mágia. Carcajeó y manoteó al ritmo de la canción, su culito apañalado subía y bajaba como un resorte impulsado por esa pancita. De alguna forma eso hacía sentir protegido a Jimin.
Sus gritos emocionados se oían por todas partes.

OJITOS MIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora